Planeta Axel

Olympiacos y Rosenborg

Los griegos cambiaron clase por pegada

Las tres piezas básicas del Olympiacos de los últimos años formaban un triángulo de zurdos de gran calidad: Rivaldo, Nery Castillo y Djordjevic. Los dos primeros se fueron este verano, por lo que el equipo del Pireo ha tenido que moverse en el mercado para paliar el efecto de dos bajas de tanto impacto. En ataque llegaron tres hombres experimentados: Kovacevic, Lua-Lua y Galletti. Jugadores que aseguran pegada –han conseguido el 75% de los goles que lleva el club en liga-, pero quizá sin la capacidad de invención que tenían los que se fueron. El inicio del campeonato heleno está dando la razón a los que presagiaban que el fichaje de Rivaldo por el AEK le otorgaría el favoritismo al conjunto de Serra Ferrer, que goza ya de cuatro puntos de ventaja.

Panagiotis Lemonis suele utilizar un 4-4-2, aunque en partidos complicados de Champions utiliza a Djordjevic como segunda punta y refuerza un poco más el centro del campo. El corazón del equipo lo forman el argentino Cristian Ledesma –fundamental en el título de San Lorenzo en el pasado Clausura- y el veterano Stoltidis, un pivote defensivo muy consistente. Aunque quizá uno de los jugadores más importantes de los griegos sea el joven Torosidis, que puede actuar en ambos laterales o adelantar su posición para acabar siendo casi un extremo. Es potente, impetuoso y se defiende técnicamente, por lo que su irrupción en la selección absoluta de Rehaggel no puede sorprender a nadie.

Lo peor de este Olympiacos es la defensa. Es bastante lenta y no está acostumbrada a medirse a rivales con un ritmo alto de circulación de balón. Es difícil sorprenderles en el juego aéreo, pero son desbordables si se les juega por abajo con velocidad. Este detalle hace claro favorito al Madrid en el partido del Bernabéu: por mucho que en la tabla estén empatados a puntos, la diferencia entre ambos equipos es notoria. Suficiente para un partido plácido.

Presión y contragolpe: receta noruega

Temporada desastrosa en Trondheim: el Brann Bergen ya se ha proclamado campeón de liga y la final de Copa la jugarán el Lillestrom y un conjunto de segunda división. No habrá pues ningún título para el Rosenborg, que además se quedará sin jugar en Europa la próxima campaña. Sólo la Intertoto podría salvarle.

Resulta difícil explicar el por qué de un ejercicio tan pésimo. La plantilla es, a priori, la mejor de la liga noruega. Cuenta con jóvenes valores ya tenidos en cuenta para la selección absoluta como Skjelbred y Tettey; con veteranos con experiencia europea como Basma, Strand, Iversen, Kvarme, Riseth o Dorsin, y con delanteros africanos que deberían marcar la diferencia en ataque como Ya, Koné o Traoré. Su sexto puesto en el campeonato doméstico es tan extraño como su empate en Stamford Bridge.

El joven técnico Knut Torum –en la plantilla hay un jugador mayor que él, Roar Strand- suele apostar por un 4-3-3 que a la práctica se convierte en un 4-5-1. La presión en el centro del campo es la mayor virtud del equipo, que precisamente cuenta con sus dos promesas en esa zona del campo. Tettey, de origen ghanés, recorre muchos metros y tiene cierto parecido futbolístico con Vieira. Skjelbred, mucho más menudo y frágil, aporta la salida de balón, pero también compensa su endeblez física con una gran capacidad de trabajo. El eslovaco Sapara es el tercer hombre de un trivote que pretenderá ahogar el juego del Valencia.

Al lateral zurdo Dorsin le gusta mucho subir la banda, y por ahí puede encontrar espacio el equipo de Quique. Sus compañeros en la zaga son muy veteranos y andan justos de velocidad. Aunque quizá la mayor diferencia entre un equipo y otro sea su capacidad para desequilibrar arriba: a los noruegos les cuesta crear peligro si no es a balón parado o en jugadas a la contra en las que sus puntas africanos puedan explotar su rapidez. Este es el guión que buscarán.

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