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Todo River emula a Higuaín

Hace justo un año –el 8 de octubre de 2006-, River le ganó a Boca por 3-1 y Gonzalo Higuaín, bigoleador en aquella tarde bonaerense, acaparó todos los titulares. Allí nació todo: la pelea entre Francia y Argentina por tenerlo en su selección, el interés de los grandes de Europa y el fichaje por el Real Madrid. Si no hubiera sido la estrella de aquel partido quizá nunca habría llegado al Bernabéu, aunque eso nunca lo sabremos. Sea como sea, aquel partido confirmó que el superclásico es un escaparate importantísimo al que se presta mucha atención desde nuestro continente.

Así que ayer comparecían de nuevo los dos grandes del fútbol argentino y, más allá del indudable interés de cara a la clasificación del Apertura –Boca se lo está jugando con Independiente-, la pregunta que flotaba en el ambiente versaba sobre quién recogería el testigo del Pipita. Una vez terminado el encuentro, no había respuesta posible: todo River había hecho méritos suficientes para ello.

Y es que el Millonario, que sólo está salvando la temporada con su buena campaña en la Copa Sudamericana, le dio un baño a su eterno rival. Mandó desde el principio y acabó ganando con comodidad. ¿Nombres propios? El de Radamel Falcao García, el delantero colombiano que vive recientemente un romance con el gol, autor del 1-0 con un zurdazo pletórico. El de Fernando Belluschi, el capitán y futbolista más valioso del cuadro de Passarella, que asistió con clase en ese primer tanto. El de Diego Buonanotte, el prodigio zurdo de 19 años que estrenaba titularidad, que forzó muchas faltas y el penalti del 2-0. El de Ariel Ortega, el talento ya restablecido de sus problemas personales, que convirtió esa pena máxima. El de Augusto Fernández, el joven centrocampista que sonó recientemente para el Real Madrid, que manejó el balón con una madurez tremenda en el centro del campo. Y el bloque, el colectivo que firmó una actuación memorable.

Si River buscaba a su nuevo Higuaín y no le hizo falta encontrarlo, Boca esperaba que el sucesor de Fernando Gago mandara en el centro del campo y le diera el dominio del partido. Pero no fue así. Éver Banega, el medio centro que hizo un Mundial sub-20 fantástico con la Argentina de Agüero, escogió el peor partido posible para tener un día de perros. Superado en todo momento, hizo dos faltas duras y se fue expulsado antes del descanso. Su roja provocó además que Russo tuviera que renunciar a su media punta, Leandro Gracián, con lo que la segunda parte se convirtió en un suplicio para los xeneize. Había que jugarla, pero ya se sentían derrotados.

La tarde terminó entre vítores de una grada que se fue a casa deseando que Independiente lograra la victoria en el partido nocturno ante Newell’s y se marchara ya a los cinco puntos de ventaja. Passarella salvó de nuevo la cabeza ganándole al eterno rival. Es curioso: no logra títulos pero le tiene la medida tomada a Boca Juniors.

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