El empate entre Malí y Nigeria (0-0) clasificó para cuartos de final a Costa de Marfil, que había ganado 4-1 a Benín en el primer partido del día, y dejó muy cerca de la eliminación al equipo de Berti Vogts. El técnico alemán había declarado antes del torneo que "si la Federación Alemana rigiese el fútbol nigeriano, incluso Brasil temería a las Águilas Verdes". A la hora de la verdad, su equipo fue incapaz de marcar ni un solo gol en los dos partidos decisivos ante marfileños y malienses. Y ahora debe esperar que Drogba y compañía derroten al conjunto de Kanouté. Podría parecer un resultado probable, pero el empate le daría el primer puesto de grupo a los Elefantes y también clasificaría a Malí. Las sospechas son inevitables.

De nuevo, a Nigeria le sobraron delanteros y le faltaron creadores. Mejoró algo en la primera parte la imagen que había dado en su debut, con Obinna Nsofor y Odemwingie mostrándose activos y peligrosos en las bandas. Pero cuando a ambos se les acabó la gasolina –terminaron sustituidos-, el equipo se volvió previsible y pareció fiarlo todo a alguna acción individual que no apareció. Mikel fue incapaz de convertirse en el generador de fútbol que sus compañeros precisaban, pero quizá la responsabilidad era excesiva para un chico de su edad: enfrente tenía a Diarra, Sissoko y Keita, todo un muro. El sevillista, además de colaborar en las tareas defensivas, fue el jugador que más cerca se quedó del gol, especialmente en un disparo al larguero en el tramo final del encuentro.

La mala noticia del día fue la lesión del marfileño Kolo Touré, que se retiró lesionado en el encuentro ante Benín con un problema en los abductores. Sería una baja sensible.