Punto y seguido

La postura única de China respecto al genocidio palestino en 25 notas

La postura única de China respecto al genocidio palestino en 25 notas
El presidente de China, Xi Jinping, y el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en Bali, Indonesia. Imagen de archivo.
YAN YAN / XINHUA NEWS / Europa Press

La posición de la República Popular de China se diferencia de EEUU, Europa y la mayoría de los países musulmanes, en:

  1. No condenar el asalto de Hamás a Israel, el 7 de octubre de 2024 (7/10), y considerarlo una consecuencia de décadas de la agresión del país judío a los derechos legítimos del pueblo palestino.
  2. No llamar terrorista al grupo de derecha islamista (tampoco lo hace con Hezbolá o Talibán).
  3. Pedir la liberación de cientos de civiles secuestrados por Hamás y reprobar tanto el asesinato de cerca de 1000 israelíes, como la matanza de más de 40.000 palestinos por Israel,así como violaciones generalizadas de las leyes internacionales por parte del ejército judío, calificándolas de "crímenes de guerra". Así, China ha pasado de la "neutralidad propalestina" de los anteriores conflictos entre las partes, a condenar duramente a Israel, provocando un gran shock en Tel Aviv.
  4. Presentar varias propuestas en la ONU para poner fin a los bombardeos, proteger a los civiles palestinos, su derecho a tener un estado, y convertirse en el miembro de pleno derecho en esta organización; todas ellas han sido vetadas por EEUU, pero respaldadas con entusiasmo por la mayoría del Sur Global (unos 120 países).
  5. Pedir a las partes "poner fin de inmediato a las hostilidades", e iniciar un diálogo para la resolución del conflicto, en vez de echar gasolina al conflicto suministrando armas.
  6. Al contrario de EEUU que no para de mandar a su Secretario de Estado a la región para negociar, principalmente, la liberación de los rehenes israelíes, China busca un alto el fuego inmediato y duradero. Para este fin, organizó en noviembre pasado una cumbre de altos cargos de los países musulmanes, aunque sin la asistencia de Israel. Tal iniciativa sólo fue un gesto de Pekín en su nuevo papel de mediador de conflictos.
  7. Oponerse a que la Gaza de la posguerra fuese gobernada por otras entidades que no sean los propios palestinos: invitó a 14 grupos palestinos, entre ellos Hamás y la OLP, a una cumbre para resolver sus discrepancias en favor de la formación de un "Gobierno interino de reconciliación nacional".

Los motivos de una política singular:

  1. Por su memoria histórica, marcada por el "siglo de humillación" sufrido (la agresión militar de Japón y las Guerras del Opio de Inglaterra), China se opone al ataque de un Estado a otro.
  2. Sentir una profunda empatía con los palestinos, ya no por el "internacionalismo proletario", eliminado desde hace años de la política exterior china, sino por la herencia de la era de Mao Zetong, que acogió la lucha palestina como parte del movimiento de liberación nacional mundial, contra el estado israelí, el "bastión del imperialismo de EEUU". En 1965, la OLP de Yaser Arafat abrió una oficina diplomática en Pekín. En 1992, y sin que fuese una coincidencia accidental con la fecha del desmantelamiento de la URSS, a la que apodó el "social imperialismo", China reconoció al Estado israelí.
  3. Estar preocupada por una guerra regional total entre Israel-EEUU e Irán, y el impacto mundial que va a tener.

La importancia de Oriente Próximo para Pekín de debe a:

  1. Es proveedor de la mitad de sus importaciones de petróleo.
  2.  Forma parte de la iniciativa de la Ruta de la Seda del Siglo XXI; es destino de grandes inversiones del gigante asiático (sólo en Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos ha invertido unos 96 mil millones de dólares), y también por albergar rutas comerciales vitales para el desarrollo chino.
  3. Allí y cerca de sus fronteras, EEUU ha instalado decenas de bases militares y unos 50.000 soldados: las 5 bases que el Pentágono posee en Afganistán, por ejemplo, son las únicas con acceso terrestre a China (las de Asia pacífico son bases navales y aéreas).
  4. Es el escaparate donde el mundo puede observar y juzgar otro fracaso de la hegemonía mundial de EEUU. China no aspira a reemplazarlo, sino a cambiar el orden mundial actual basado en el unilateralismo estadounidense.

El conflicto perjudica a China porque:

  1. Entorpece el mega proyecto de la Ruta de la Seda del Siglo XXI: Las cifras del comercio regional de esta potencia con Oriente Medio y el Norte de África en 2021 rondaron los 259.000 millones de dólares (2021), mayor que EEUU.
  2. Impide que siga con su tarea de mediador de conflictos, al tener que ponerse del lado de una de las partes, al contrario de cuando juntó la teocracia totalitaria sunnita de Arabia saudí con su semejante chiita de Irán para que se acercaran en Pekín.
  3. El 7/10 primero, el apoyo inequívoco de China a los palestinos puso fin al "matrimonio hecho en el cielo", como definió Benjamin Netanyahu las relaciones de su país con China, basadas principalmente en el desarrollo de infraestructura en Israel por China y la venta de tecnología avanzada por Israel. Con un volumen de comercio de 18 mil millones (2021), China fue el segundo mayor socio de Israel, detrás de EEUU. Netanyahu planeaba utilizar al presidente Xi y sus amplias relaciones con esta potencia para chantajear a un Joe Biden que se negaba a recibirle en la Casa Blanca: su visita a Pekín en marzo del 2023 obligó al presidente de EEUU a invitarle después de tres años; sin embargo, en la aplicación de "quien paga, manda", obligó a su socio a crear un comité para investigar los aspectos de seguridad nacional de las inversiones extranjeras, por la "sobredependencia" que presentaba del rival asiático, consiguiendo desacelerar sus inversiones en Israel: así rechazó, por ejemplo, la oferta china para una planta desalinizadora que iba a ser la más grande del mundo, o un puerto de contenedores en Haifa donde atraca la Sexta Flota de la Armada estadounidense.

¿En qué se beneficia China de la guerra? Que Pekín haya arriesgado sus buenas relaciones con Israel en este escenario, se debe a que:

  1. Un nuevo conflicto en Oriente Próximo distraerá a EEUU de la cuestión de Taiwán, de Asia pacifico, y le forzará también a poner fin a la guerra de la OTAN contra su principal aliado, Rusia.
  2. Es una oportunidad para China de afianzar su prestigio y peso en el Sur Global, presentar su visión alternativa del orden mundial, basada en paz y convivencia versus el orden estadounidense que se destaca por la imposición de sus intereses, mediante ataques militares, golpes de estado y castigos colectivos a las naciones con sanciones económicas.
  3. Una de las primeras consecuencias de la suspensión (provisional) de los Acuerdos de Abraham sobre la normalizan entre Israel y los países árabes a causa del 7/10, ha sido la paralización del proyecto del Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (CEIOE), o la Ruta de Algodón, la apuesta de los G20 para sabotear la Ruta de la Seda china, en el que participan India, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Jordania, Israel y varios países europeos.
  4. También queda en el aire el acuerdo que cerró India con Irán para operar el estratégico puerto Chabahar en el Golfo Pérsico (cerca del puerto pakistaní de Gwadar alquilado por China), y así poder entrar en el amplio mercado de Asia Central y acceder al Mediterráneo, cruzando Irak y Siria.
  5. China ve con satisfacción el desgaste de las fuerzas militares de EEUU en el mar Rojo para contener a los hutíes, grupo de extremaderecha jihadista, contra quienes China votó en 2015 a favor de la Resolución 2216 para que la Liga de los Estados Árabes utilizase "todos los medios y medidas necesarias, incluida la intervención militar, para proteger a Yemen y a su pueblo de la continua agresión de los hutíes". China utiliza el estrecho de Bab Al- Mandeb (que enlaza el mar Rojo con el océano Índico) para enviar sus barcos mercantes al Mediterráneo: en caso de ser bloqueado, tendrán que rodear toda África para descargar sus mercancías en el Mediterráneo.

La amenaza de Pekín a los ayatolás de que si no detienen los ataques de los hutíes, "las relaciones entre ambos países" se verían perjudicadas, cayó en saco roto, porque Teherán quiere mostrar su enfado con los chinos por el incumplimiento de numerosos acuerdos firmados y la subinversión de Irán, carece de la influencia que presume sobre el grupo, y además se beneficia de sus acciones, entreteniendo a los cazabombarderos de EEUU y Reino Unido matando yemeníes. Si la inseguridad en este mar se alarga, China sacará algo de rentabilidad: muchos países se verán obligados a usar sus ferrocarriles de la Ruta de la Seda, para transportar sus productos a Europa.

Y unas observaciones finales:

  1. La afirmación del Ministro de Exteriores chino, Wang Yi, de que la tensión entre Irán e Israel es un "desbordamiento de los conflictos de la guerra de Gaza", es reducir las complejas y amplias discrepancias entre diferentes estados capitalistas "religiosos" en esta región, y también cerrar puertas a posibles salidas de los palestinos de esta inhumana situación: el choque de la teocracia islámica de Irán con su la judía de Israel tiene carácter religioso y el de Israel con Irán, geopolítico (y más bien por el programa nuclear de los ayatolás).
  2. Tras el asesinato de Haniyeh en Teherán por Israel, Wang ofreció a su homólogo iraní, Ali Bagheri, algo inaudito en la actual política exterior de China: su apoyo al derecho de Irán a autodefensa. ¿Animaba a los ayatolás a matar a un alto cargo de un país aliado de Israel en Tel Aviv? Incomprensible, por la naturaleza cautelosa de los líderes chinos. Afortunadamente, la teocracia islámica, pensando en su propia superveniencia, ha decidido dejar pasar este agravio, al igual que lo hizo con los asesinatos de Qasem Soleimani, los militares en el consulado de Damasco o de su presidente Ebrahim Raisí, si no ahora Teherán sería un montón de escombros.
  3. China, al igual que EEUU, sabe que la solución de "dos Estados" (a la que se oponen Israel, Irán y Hamas) hoy es más imposible que nunca. Por lo que, con valentía debería presentar una solución viable que beneficie al pueblo palestino, aunque sea políticamente incorrecto (¿cuándo una propuesta rompedora socialista no lo ha sido, inicialmente?) y vaya en contra de los intereses de quienes se benefician, en ambos lados, de la muerte y destrucción. Quizás no ha presentado ninguna hoja de ruta porque a ojos de China la "cuestión palestina", al no tener una solución, ha dejado de ser un problema. Tampoco hay que perder de vista que China carece de poder, tanto duro como blando, en Oriente Próximo para imponer su "plan" a los actores implicados. Dicen que tener buenas relaciones con alguien no significa tener influencia sobre él.

Sin duda, la actual política china sobre este conflicto marcará un antes y un después en su diplomacia a nivel mundial.

 

 

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