Punto y seguido

Irán: ¿por el equilibrio del terror?

El fin de la gira europea de Netanyahu coincide con la reunión de los 5+1 para tratar la cuestión nuclear de Irán y con las declaraciones de Al Baradei, que denuncia la exageración sobre la capacidad de Irán para fabricar la suprema bomba.
A pesar de estar cercado y amenazado por potencias poseedoras de unas 26.000 armas nucleares, la mera tenencia de un programa nuclear ha colocado a Irán a la cabeza de la agenda política de la comunidad internacional, que le acusa de querer colarse en su club. Así, desde 2003, la virtual bomba iraní ha duplicado la venta de armas a la región y a Arabia, Turquía y Egipto, y además estudian hacerse con una real para que Israel deje de tener su monopolio en la zona.

EEUU, Francia y Alemania no se acuerdan de que firmaron acuerdos con Reza Pahlevi para construir unas 20 centrales nucleares que, según los rusos, tenía el objetivo final de fabricar bombas atómicas en un Irán que delimitaba vastamente con la URSS. Una industria nada rentable –ni para uso civil– en un país repleto de sol y gas natural, y que además sufre unos 4.000 terremotos al año.

Proyectos paralizados tras la caída del Sha y sustituidos por la doctrina de la "doble contención" de Henry Kissinger, que en 1980 ideó contener el desarrollo socioeconómico, político y militar de Irak e Irán a beneficio de Israel. Tras provocar una guerra entre ambos países para que se destruyeran mutuamente, completaron la contención de Irak, mandándolo a la Edad de Piedra. Ahora le toca a Irán que, aunque paralice su proyecto –como en 2003–, será objeto de más presiones bajo otros pretextos.

Hay quienes piensan que EEUU y sus aliados atacaron Irak porque sabían que no tenía aquellas armas, y no a Corea del Norte justamente porque las posee, concluyendo que tener armas nucleares es garantía de integridad territorial. ¡Error! La caída de la URSS como ejemplo. Irán, para defenderse en esa jungla donde reina la ley del más fuerte, podría utilizar su petróleo.

Aun así, el desplome del precio del crudo –que intensificará la crisis económica iraní, su talón de Aquiles–, unido a la debilidad del régimen tras la reciente convulsión social, ha cambiado las prioridades de Teherán: mano dura dentro y flexibilidad fuera. De ahí que hayan disminuido el ritmo de producción de uranio enriquecido. Pero allí acecha Israel. En 1980 bombardeó, con impunidad, el reactor nuclear de Irak, Nadie se atrevió ni siquiera a comparar sus efectos con los de Chernóbil. ¿Acaso es más peligroso vivir en un mundo sin el equilibrio del terror?

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