Punto y seguido

Un "No a la guerra" desde Fort Hood

Atribuir el asesinato de 12 militares en la base americana de Fort Hood por parte de su compañero Nidal Hasan a la religión islámica que profesaba sería encubrir los motivos que le condujeron a cometer tal barbarie, pues soldados cristianos protagonizaron episodios similares en la misma base.

El Ejército, esa vía rápida de realizar el "sueño americano", también tentó a Nidal, joven psicólogo que atendía a los ex combatientes. Tras ver sus rostros, cuerpos y almas destrozados, y escuchar las atrocidades que habían cometido contra los civiles, decidió que no quería ni matar ni morir "llevando la democracia". Pidió darse de baja, pero no se lo admitieron.

Este incidente podría haber sido la ocasión para abrir un debate sensato sobre las secuelas de las guerras en quienes las viven. Pero Obama lo impidió. Su discurso, apología de la guerra, fue una burla a la inteligencia de sus oyentes: ocultaba los objetivos geoestratégicos de la Guerra contra el Terror, omitiendo que la intervención en Irak y Afganistán fue diseñada años antes del 11-S.

El costo humano de esta hazaña ha sido atroz para EEUU: unos 4.500 soldados muertos, 70.000 heridos y mutilados, el suicido, declarado epidemia, 35.000 personas de baja médica y 100.000 con trastornos mentales. De los decenas de miles que han desertado, aquellos que piden asilo político en Canadá alegan objeción de conciencia.

Lamenta Obama que sus muchachos "pierdan la vida en suelo estadounidense". Debían luchar hasta morir, sí, ¡pero lejos! Así podría ponerles medallas, consolando a unos padres que considerarán héroes a sus hijos.

"Hort Food reafirma los valores esenciales por los que estamos luchando", continúa el presidente, consciente de que sus soldados, lejos de ser discípulos de Aristóteles, son buscadores armados de fortuna rápida. Algunos son delincuentes reclutados en las cárceles que verán rebajadas sus condenas a cambio de servir en el frente, y otros conseguirán los papeles y poco más. Jóvenes del Tercer y Cuarto mundo en el Ejército del Primero, promovidos por un único valor: el dinero.

"Matar gente aquí es como pisar una hormiga". Montar centros de tortura o violar niñas, como la iraquí de 14 años Abeer Qasim, reflejan la descomposición moral de unas tropas, indicio de la decadencia de un imperio.
Obama no recogió el mensaje.

Más Noticias