Punto y seguido

Egipto: detrás de las urnas

Entusiasmo, decepción, caos y pucherazo en la premier electoral del nuevo Egipto. La población cree en las elecciones, los comunistas, socialistas y la plaza Tahrir pedían su boicot, el repliegue del ejército y un gobierno de salvación nacional formado por demócratas que preparase los comicios para más adelante, ya que los ciudadanos desconocen el programa de los candidatos. Con el lema "Todo el poder para el pueblo", les llamaron a la desobediencia civil y a una huelga general. Sin embargo, el teatro siguió su función sin que nadie se percatara del pacto secreto de los principales partidos con la Junta Militar, que les reserva el derecho de veto en los asuntos castrenses.

Saldrán los elegidos de los que no votan: EEUU, Israel y Arabia Saudí; y harán que la remodelación parezca un cambio sustancial.

La importancia de Egipto reside en su capacidad de frenar a Irán y Palestina, en ser la principal refinería de petróleo africana, y tras Nigeria y Argelia la tercera reserva continental de gas. Sus principales clientes son EEUU, India, Italia, España y Francia. Por si fuera poco, controla el Canal de Suez, la conexión Mar Rojo-Golfo Pérsico-Mediterráneo cuyo cierre alargaría entre 10 y 15 días el viaje a Europa y América.

Para Israel, la tierra de los faraones es una cuestión de seguridad nacional, además del proveedor del 40% del gas que consume, aunque los sabotajes (ya van siete) de los conductos están causando apagones constantes en el país hebreo, cuya pesadilla sería ver en El Cairo un gobierno de los Hermanos Musulmanes (HM) próximo a Hamás e Irán.

Washington, que sacrificó a Mubarak para salvar el sistema, busca consolidar el poder militar con un señuelo civil: El-Baradei, también apoyado por los HM. Pero este elitista abogado, próximo al modelo "turco" es opción de EEUU, no de Israel, que le llama «agente de Irán», y no porque su esposa sea de esta nacionalidad, sino porque siendo director de la Agencia de la Energía Atómica insistía en el carácter civil del programa nuclear iraní. Y ahora  iza la bandera palestina, amenaza con revisar el Tratado de Camp David y con una guerra si Israel ataca Gaza. Algunos, para tranquilizar a Tel Avive, califican esos gestos de teatro electoralista.

Frente a los HM que negocian con Teherán y Ankara, Arabia Saudí apuesta por los salafistas y el ejército. Los oficiales reciben de la Casa de Saud unos cuantos miles de millones de dólares para impedir el desmoronamiento del "mubarakismo". Los grupos religiosos,  que en su propaganda equiparan lo "secular" con lo "ateo", como recurso anti izquierda para atraer más votos, ajenos a la teología islámica de la liberación, como mucho podrán mantener un capitalismo de Estado, paliado por la caridad, al tiempo que se pondrán a "reislamizar" la sociedad, creando más focos de tensión.

Los generales amarran el poder. Poseen el 25% del PIB, mediante sus negocios en todos los sectores económicos (desde energético hasta agrónomo y la construcción), mientras el 40% de la población vive bajo el umbral de la pobreza y la caída del turismo y de la inversión extranjera lleva al país a la bancarrota. La lentitud de las reformas y la permanencia de los generales en el poder serán los dos principales factores que mantendrán vivas las reivindicaciones de Tahrir. Pues, la democracia es laica, civil y justa en el reparto de los beneficios económicos, si no es así, no es democracia.

Y una dictadura religiosa pretoriana no sería lo peor. EEUU no descarta la intervención militar si el ejército no acaba con las protestas.

En el Nilo, la luna sigue atrapada.

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