Punto y seguido

¿Paz en Libia? ¡Si Europa baraja otro asalto militar a África! (II)

En una entrevista con Der Spiegel, el comisionado de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, planteó el envío de soldados a Libia con el fin de defender "nuestros intereses con mayor fuerza y, si es necesario, con firmeza". La fuerte presencia de Turquía y Rusia en este país desgarrado y la profunda crisis política y económica en Europa han puesto muy nerviosa a Bruselas, que desde el complot de la OTAN contra Libia en 2011 –sus fuerzas bombardearon el país durante siete meses–, lo único que ha hecho es sobornar a una banda mafiosa llamada "guardacostas libios" para que impidiera, como sea, la llegada de los refugiados y migrantes heridos y torturados -en ésta y otras guerras imperialistas-, a Europa.

"La situación en el Sahel no es mejor, por el contrario: toda la región es un barril de pólvora", dijo Borrel. Cierto, Libia es sólo un trampolín para dar un asalto integral a África, bajo el pretexto del chollo de la "lucha contra el terrorismo", puesto que nadie aceptaría que Mali (donde España tiene tropas) tuviera Armas de Destrucción Masiva. El comisario cree que, Europa tiene "muchas oportunidades para ejercer el , poder" y sólo tiene que tener voluntad.

De ahí que, en Berlín se celebró, este pasado enero, una conferencia sobre Libia, convocada por Alemania.

Hubo una primera conferencia de Berlín

Corría 1884 cuando Otto von Bismark organizó la Conferencia de Berlín sobre Congo para un nuevo reparto "civilizado" de las colonias en África. Estuvieron presentes las potencias europeas, el Imperio Otomano y la Rusia zarista para firmar un "pacto de caballeros", mientras ocultaban el mar de sangre que corría por sus atrocidades en el continente africano. Sin embargo, este tipo de acuerdos duran poco ya que los juegos de guerra interimperialisitas son de suma cero, y el pez grande come (por las buenas o las malas), a los pequeños. Poco después, los "caballeros civilizados" organizaron la carnicería de la Primera Guerra Mundial para un nuevo reparto del mundo que duró sólo dos décadas, cuando el general nazi Erwin Rommel pisó Libia.

Hoy, con la profunda crisis del sistema capitalista, Alemania exhibe su regreso militar al escenario mundial: la Canciller Merkel actualiza las Directrices de la política para África redactadas en 2014, con las que pretende acceder a "los recursos naturales" de África a través de un incremento de sus "compromisos" en el continente. ¡Todas las palabras huecas sobre la "seguridad", "ayuda humanitaria", etcétera. son directamente timos! ¿Sabían que el presidente de Alemania Horst Köhler tuvo que dimitir en 2000 por sugerir que sus tropas estaban en Afganistán por "proteger los intereses económicos de Alemania"y  no por liberar a las mujeres del burka, ni luchar contra los talibanes? "¡Los mentirosos tienen poca memoria!", reza un dicho persa. El líder del Partido de la Izquierda, Dietmar Bartsch, apoya la ocupación de África por su país. Los germanos tienen unos 1.000 soldados en Mali y una base militar en Níger.

También Boris Johnson mostró su talla ética al decir en 2017 que Libia podría ser un Dubái, "sólo habría que limpiarla de cadáveres". Sidney Blumenthal, el agente particular de inteligencia de Hillary Clinton, en el famoso correo electrónico que envió a Hillary el 2 de abril de 2011, apuntaba que Libia tenía 143 toneladas de oro y una cantidad similar en plata, así como "recursos financieros interminables". O sea, los que nos acusan a "teoría de conspiración" cuando desvelamos la verdad que esconden las guerras "humanitarias" nos deben una disculpa.

Hoy, Alemania que no participó en la demolición del estado libio en 2011, por sus suculentos contratos con el gobierno de Gadafi, lidera el reparto del pastel.

La segunda Conferencia de Berlín

Aquí se puede destacar lo siguiente:

  • Los que negociaron la "paz" en Libia no invitaron ni a un solo libio al encuentro. Su primer ministro, Fayez al-Sarraj, que gobierna Trípoli y el señor de guerra, general Califa Haftar, que controla gran parte del país –ninguno de los dos representa al pueblo-, estaban en Berlín encerrados en un hotel y si no fuera por la insistencia de Vladimir Putin ni siquiera les hubieran concedido el visado.
  • Grecia fue excluida por las presiones de Turquía. Los dos miembros de la OTAN están al borde de una guerra por las disputas sobre el reparto del gas del Mediterráneo oriental, cuyo Foro ha ignorado a Turquía.
  • Repasaron las posiciones de cada uno en el contiene africano, para delimitar sus zonas de interés, evitando posibles choques militares entre sí (dejando que sus ejércitos privados de mercenarios se maten por ellos).
  • Decidió, por el momento, mantener la integridad territorial de Libia, aunque difícilmente podrán reconciliar a Haftar con Serraj, al menos que eliminen a uno de ellos de la ecuación.
  • Los occidentales (salvo a Italia) y Rusia, en un giro radical, dejan de apoyar al pseudo Gobierno ineficiente de Trípoli para apostar por la banda de Haftar, al que miran como "un guerrero de Africa", frente a Serraj que es "un hombre islámico".
  • Turquía e Italia pretenden hacerse con el control de las rutas de migración para convertirse en países imprescindible y a tener en cuenta.
  • El reparto del botín –unos 48.000 millones de barriles del petróleo de alta calidad–, entre el Total francés, el Eni italiano (el mayor productor de petróleo y gas en Libia), el BASF y Wintershall alemanes, o el Repsol español dependerá del resultado de la batalla entre las potencias.
  • EEUU consigue cumplir parte de su principal objetivo en Libia: instalar la sede de parte de AFRICOM en tierra libia para contener así a China y otanizar el Mediterráneo, desmantelando a dos Estados hostiles: Libia y Siria. Aunque mira a este país como un "problema de Europa", el Pentágono, como en los casos de Irán, Siria e Iraq, sigue con los planes del establishment, ignorando al presidente aislacionista.
  • La preocupación de los europeos por el envío de tropas turcas a Libia. Tayyeb Erdogan lo justifica con que Rusia había desplegado a su ejército privado Wagner en Libia en favor de Haftar –que cuenta con un contundente respaldo de los drones de Emiratos Árabes Unidos, pero carece de fuerza sobre el terreno–, cambiando el balance de fuerzas en la guerra entre ambos bandos y sus patrocinadores. Si el Kremlin piensa que Haftar es la reencarnación de Gadafi, está más que equivocado, y no sólo porque este ex agente de la CIA haya sido trasladado de EEUU a Libia en marzo de 2011 para destruir el estado libio. El 13 de enero, Putin y Erdogan recibieron en Moscú a Haftar y Sarraj para que firmaran un acuerdo de alto el fuego permanente. En el último momento, el general cambió de parecer y se fue sin avisar a sus anfitriones: piensa que la única garantía de alcanzar el poder es llegar a un trato con los occidentales o continuar la guerra, que es un negocio redondo.

Libia (África en general) es otro escenario de la Tercera Guerra Mundial que, en el siglo XXI toma otro formato: se libra entre las potencias mundiales en el suelo de terceros y por sus ejércitos privados.

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