Punto y seguido

Sun Tzu (China) y la “operación militar” de Rusia en Ucrania

Sun Tzu (China) y la “operación militar” de Rusia en Ucrania
El presidente chino Xi Jinping recibe a Vladimir Putin.-/Kremlin/dpa

"China está preparando una sorpresa estratégica" aprovechando la inacción de la OTAN ante la "agresión rusa a Ucrania" para ocupar la isla de Taiwán, asegura el coordinador del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU para la región del Indo-Pacífico Kurt Campbell. La verdad es la primera víctima de las guerras, y China no necesita ocupar un territorio que la mayoría de los estados del mundo consideran suyo. Lo que no dice Cample es que en el mes de enero EEUU envió al poderoso submarino Nevada, equipado con misiles Trident de propulsión nuclear, a la base de Guam como parte de su estrategia de cercar y provocar a China. El 26 de febrero, en medio de la crisis de Ucrania, Pekín denunció a Washington por el paso del destructor de misiles guiados USS Ralph Johnson por el Estrecho de Taiwán, y eso sin olvidar que, en  septiembre pasado, EEUU formó con el Reino Unido y Australia la alianza estratégica Aukus para instalar submarinos nucleares a la región Indo-Pacífico. ¿Y esperan que China no apoye a Rusia, estando amenazados ambos por la OTAN?

Desde el gobierno de Barak Obama la prioridad de EEUU ha sido la contención de su principal rival, China, que no de Rusia. La imposibilidad de emprender una batalla simultánea contra ambas potencias y la necesidad de tener a Europa Occidental de su lado (sobre todo a Alemania) ha sido uno de los motivos por los que Biden levantó su boicot sobre el gaseoducto Nord Stream 2. Que, de repente, la OTAN, o sea, el Pentágono, plantease la integración de Ucrania a la alianza militar provocando la ira de Rusia -asestando de paso un golpe al presidente de EEUU- demuestra el poder del lobby antirruso en EEUU y Europa obsesionado por el desmantelamiento de la Federación Rusa. Debilitar a Rusia y romper la asociación estratégica que tiene con China forman parte de la política contra el nuevo "eje del mal" inventado por EEUU, en cuyo centro ha colocado la figura demonizada del presidente Putin para que nadie se acuerde de sus crímenes (todos impunes) en Yugoslavia, Irak, Afganistán, Gaza, Yemen, Siria, Libia, Sudán, entre otros.

EEUU lanzaría la III Guerra Mundial si China llegase a enviar tropas a Taiwán -convertido en el anillo del sistema de alianzas del poder de EEUU en el Pacífico-, mientras deja que los europeos se desgasten en someter a Rusia desde Ucrania. El Pentágono planea reconstruir el Comando de Defensa de EEUU en Taiwán, que se disolvió en 1979 cuando Washington reconoció la República Popular China para luchar juntos contra la Unión Soviética y de paso poder acceder a su gran mercado.

Entre el 4 y el 24 de febrero

Durante su encuentro en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de China, el presidente Xi expresó su apoyo a Rusia y su demanda de la desotanización de sus fronteras, sin condenar ni apoyar la declaración rusa de reconocer las dos repúblicas Donetsk y Lugansk. EEUU no le había dejado a Rusia otra opción, afirmaron los medios chinos, por:

-El intento de integrar a Ucrania en la OTAN

-El golpe de la extrema derecha en Ucrania en 2014, incitado por Washington.

-El incumplimiento de los acuerdos de Minsk por parte de Kiev, y sus continuos ataques contra la población de Donbass.

- Ignorar las preocupaciones de Rusia acerca de su seguridad.

Por lo que China denunció la propaganda occidental de una "inminente invasión rusa" a Ucrania alegando la retirada del ejército ruso de la frontera con Ucrania, y eso a pesar de que el "reconocimiento" de la independencia de las dos regiones que pertenecen a otro país iba en contra de los "Cinco Principios" de la política exterior de China que aboga por el respeto mutuo por la soberanía; el derecho a la integridad territorial; no agresión mutua; no interferencia en los asuntos internos de otros e igualdad en las relaciones internacionales.

Si el día de mañana otras potencias anexionasen las regiones de estados soberanos, con cualquier argumento, la mayoría de los estados de Asia, África y América Latina, con decenas de grupos étnicos en su seno, se desintegrarían.

En las últimas décadas y tras convertirse en un peso pesado en la economía mundial, los herederos de Mao Zedong, aunque dan prioridad a los beneficios mutuos entre los estados, han mantenido su milenaria regla de lealtad como otro pilar de su diplomacia: no van a traicionar a sus amigos. Que los mandatarios de ambas potencias acordasen en su encuentro un "realineamiento del orden mundial" formalizando el eje Pekín-Moscú sin duda ha sido un punto de inflexión para EEUU y Bruselas: Se trata de la alianza del país más grande del mundo, con mayores recursos naturales y un poderoso ejército con una superpotencia económica que posee el segundo poder militar convencional del globo: la "pesadilla de EEUU", dijo Zbigniew Brezinski, el inventor del Yihadismo anticomunista en las fronteras de la Unión Soviética. Llamarles "potencias revisionistas" por EEUU es justo este terror que siente por el cambio en el orden mundial, pues además de cuestionar la hegemonía planetaria de Washington están introduciendo un nuevo modelo de cooperación entre las potencias, nada que ver con las relaciones de amo y los chicos de recado de EEUU y los países europeos. China, por ejemplo, ha tenido el tacto de reconstituir la Ruta de la Seda en una Asia central de influencia rusa a través de la Unión Económica Euroasiática liderada por Moscú, mientras EEUU roba a plena luz del día el contrato de submarinos franceses firmado con Australia, convirtiendo a Paris en un formidable "amigo resentido" del Tío Sam.

Por eso, el Sr. Xi, contrario a la "diplomacia de megafonía", mantuvo su apoyo al Sr. Putin en público sin dejar de insistir en la vía diplomática para resolver las discrepancias.

Sin embargo, la llamada "operación militar especial" de Rusia contra Kiev, iniciada el 24 de febrero, cogió por sorpresa a los líderes chinos, por lo que reflejan sus medios de comunicación. Lo cual representa una situación cualitativamente distinta para China, que destroza aquellos Cinco Principios. Pekín, además, debe explicar a la agitada opinión pública china, -que se expresa a través de las redes sociales-, de por qué sigue del lado del "agresor" ruso, país que en 1858 anexionó Vladivostok (Pinyin en chino), localidad que pertenecía a China desde 1689, y con el que tienen disputas territoriales en Siberia.

Aún se desconocen los motivos reales de Rusia para enviar a su ejército a otras regiones de Ucrania. Sabemos del propio Putin que Joe Biden le ofreció una moratoria a la petición de Ucrania de ingresar a la OTAN. ¿Por qué, entonces, el presidente ruso aumentó su lista de demandas pidiendo lo imposible: que la OTAN revirtiera el despliegue de sus tropas en los países exsocialistas de su entorno?

Que EEUU llegase a avisar con antelación de que no iba a intervenir militarmente en apoyo a Ucrania recuerda la trampa que tendió EEUU a Sadam Husein en 1991: Al igual que cuando atacó a Irán en 1980, Bagdad pidió permiso a Washington para castigar a Kuwait por robarle el petróleo haciendo pozos ilegales. EEUU respondió que no era asunto suyo, sino un conflicto interárabe y no intervendría, porque, además, no tenía tratado de defensa mutua con Kuwait. Luego, por arte de magia, apareció una coalición compuesta por medio millón de militares reunidos de 35 países "guardianes de paz y de los derechos humanos" para auxiliar un sultanato tiránico. Nadie preguntó por qué esos salvadores planetarios dejaban que los civiles palestinos, un día sí y otro también y desde hacía décadas, fuesen masacrados por Israel. El objetivo real de EEUU entonces era escenificar el Nuevo Orden Mundial justo el año que desaparecía la URSS.

Ahora la OTAN, que estaba en "la muerte cerebral", recibe sangre nueva (y seguramente más presupuesto sacado de los bolsillos vacíos de los trabajadores europeos), y se verá con la legitimidad que le otorga una opinión publica manipulada y desinformada ampliar aun más su esfera de influencia, e incluso provocar una guerra nuclear. Hasta hoy, las potencias mundiales libraban sus batallas en Oriente Próximo o África, bien lejos de sus fronteras. Ahora, Rusia ha cambiado la regla de juego: el mínimo daño que asesta a sus rivales y enemigos en el continente será enviar a millones de refugiados ucranianos -las principales víctimas de otra maldita guerra- que tocarán las puertas de unos países europeos sumidos en la crisis económica y con unas fuerzas fascistas que acechan asaltar el poder, utilizando la xenofobia.

Modelo chino, modelo ruso

"Si tus fuerzas son inferiores en la guerra mantente apartado, y si no puedes, huye cuanto puedas", aconseja el estratega chino Sun Tzu, que algunos machos al igual que los suicidas lo considerarían "cobardía", que no dar un paso atrás para dar dos adelante. El método chino para conseguir su objetivo de convertirse de una superpotencia respetada ha sido el progreso económico y social internos (compárenlo con la India), convirtiéndose en la fábrica del mundo. Ha conseguido (¡hasta hoy!) desafiar la hegemonía de EEUU sin disparar una sola bala. Mientras, la Rusia capitalista que durante dos décadas aplicó el neoliberalismo y criticaba el "modelo económico chino", se quedó como potencia mediana a pesar de sus inmensos recursos naturales, su historia y su potencial, manteniéndose a base de la renta de hidrocarburo y la venta de armas. La mentalidad y la ideología de los dirigentes del Kremlin no son la misma que la de los líderes chinos, país que obviamente tiene la capacidad de "ocupar" Taiwán y si no lo hace no es solo para impedir una guerra mundial sino también porque con la política actual que desarrolla ha conseguido ampliar su esfera de influencia por todo el globo terrestre.

La nostalgia de Putin por la grandeza territorial del imperio ruso es incomprensible: llegó a criticar a Lenin por reconocer la independencia de Finlandia, sin tener en cuenta que los bolcheviques - en medio de la Primera Guerra Mundial y una brutal devastación de Rusia-, no tuvieron otro remedio que firmar la Paz de Brest-Litovsk y renunciar a Finlandia. ¿Se imaginan que los persas reclamasen sus antiguos dominios, que hace 2500 años incluían el 40% de la población mundial? Por cierto, Irán tuvo que ceder a Rusia en la guerra de 1804–13 sus territorios en el Cáucaso Sur, que incluía a Daguestán, Georgia, Azerbaiyán y Armenia. Los imperios se achican, y aun así el poderío de un país no depende de su extensión: comparen Alemania con Argelia, por ejemplo.

La alianza chino-rusa es más que realpolitik

Hasta la fecha, el presidente Xi se ha reunido hasta 35 veces con V. Putin, su "mejor amigo". Si bien es cierto que cualquier conflicto prolongado que desgaste a EEUU y le aleje de las fronteras chinas y de la región del Indo-Pacífico, en principio, beneficiaria a Pekín. Sin embargo, todas las operaciones de EEUU, en cualquier punto del planeta (Libia, Afganistán, Sudan, Irán, Yemen, etc.), tienen como objetivo final a China: entre los días 7 al 13 de febrero, en medio de la crisis de Ucrania, el Secretario de Estado de los EEUU, Anthony Blinken visitó la región de Asia-Pacífico para organizar más enemistad contra una nación pacífica que vive de su duro trabajo, sacando de la extrema pobreza a 800 millones de personas en menos de 30 años, algo que según la ONUno ha tenido precedente en la historia de la humanidad. La Ley del Presupuesto de Defensa de EEUU incluye una cláusula especial para la Disuasión del Pacífico que proporciona 27.000 millones de dólares para luchar contra China: EEUU es un "tigre de papel" muy peligroso.

China, hoy, no va a dañar sus relaciones con Rusia, su principal aliado a nivel global, con el que ha unido su suerte en una multitud de tratados y organizaciones de cooperación. En 2014, Pekín se abstuvo a condenar a Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU por el asunto de Crimea, pero tampoco ha reconocido su integración en el territorio ruso: habilidad del modelo chino.

Las actuales sanciones impuestas por occidente a Rusia tendrán efectos nefastos para China, tanto por sus relaciones bilaterales como por agravar la crisis económica mundial: los precios de energía y de cereales (de los que Rusia y Ucrania son grandes exportadores) ya se han disparado, condenando a más millones de trabajadores del mundo a vivir en pobreza y miseria.

China intentará minimizar los daños que ya está recibiendo su aliado, creando nuevas marcas de empresa que trabajen exclusivamente con Rusia, por ejemplo, proporcionando sistemas de pago alternativos, o préstamos para bancos y empresas, suministrando biotecnología, la tecnología 5G, o la inteligencia artificial, aumentando sus inversiones en sectores energéticas, la infraestructura, aviación, y sobre todo aumentando sus compras de petróleo y gas rusos.

Las dos potencias también podrán activar el componente militar de la Organización de Cooperación de Shanghái: En enero pasado, los buques rusos realizaron varios ejercicios navales: el "Mar pacífico-2022" en las aguas del mar Arábigo con China; el PASSEX con India, y el CHIRU-2022 con China e Irán. A todo ello, se añade que podrán dejar de cooperar con Occidente en la cuestión nuclear de Irán y de Corea del Norte.

La situación cambia por momentos y en diferentes escenarios, aunque la tendencia general es la misma: se intensifican la lucha entre las potencias por los recursos y por salvar su propia existencia.

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