La desaparición de la Unión Soviética en 1991 puso fin a la división del mundo entre los dos bloques ideológico-político-militares. Sin embargo, y a pesar de que las votaciones propuestas por EEUU en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para condenar a Rusia por invadir Ucrania confirman de forma contundente esta realidad, algunos analistas siguen interpretando el mundo a través del rígido enfoque dualista y antidialéctico ideado por el profeta persa Mani (s. III), como un escenario de batalla entre "las fuerzas del Bien" y "los huestes del Señor de las Tinieblas", ambos dos separados por un muro impenetrable de acero.
Y aquí la realidad: el gobierno de extrema derecha hinduista de Narendra Modi, al igual que el régimen de Bolsonaro de Brasil, el nacional-islamista de Erdogan de Turquía, país que además es miembro de la OTAN; China, Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Cuba, Israel, y 17 estados africanos de diferentes perfiles que suman hasta 40 países, votaron en contra de las sanciones a Rusia o se abstuvieron que significa lo mismo. Algunos ni condenaron la invasión a Ucrania, unos por los intereses económicos, y otros simplemente por no ponerse del lado de un EEUU y sus aliados responsables de millones de muertes durante sus intervenciones en todos los continentes. Buena parte de la opinión pública en América Latina, África o Asia (incluida la de India), consideran a Vladimir Putin como un héroe, simplemente por los crímenes sin castigos cometidos por su adversario, la OTAN.
Por esta postura ante la guerra, el señor Modi ha recibido críticas tanto por la prensa occidental como por el lobby "proestadounidense" del establishment indio, y ni sus llamadas telefónicas a los presidentes de Rusia y Ucrania para que pongan fin al conflicto armado, ni el envío de ayuda humanitaria a los refugiados ucranianos, han calmada la tensión. ¿Es difícil de comprender que la prioridad de la India es su propia seguridad?
¡Bienvenidos al extraño mundo multipolar y los intereses contradictorios de los estados!
India-Rusia: manda la geografía
Situada en el sur de Asia es el segundo país más poblado del mundo, el noveno más grande, y la sexta economía mundial. La diplomacia de la India (o "Hendustán", nombre puesto por los persas a este territorio en el s. V a. C, tomado del río Hend que discurre por el subcontinente) está basada en las directrices del libro Arthashastra o El Arte de gobernar (s.III a.C): que lo primero son los intereses nacionales, y que el uso de la fuerza militar es solo una de las dimensiones de un Poder Nacional Integral, y que ni siquiera es la principal. De hecho, India nunca ha sido una potencia militar ni hoy está integrada en una alianza castrense con otros estados y, aun así, ha conseguido con habilidad mantener su independencia, y ahora tampoco querrá involucrarse en los conflictos entre EEUU y Rusia. India también se mantuvo neutral en la votación en la ONU sobre la anexión de Crimea a Rusia en 2014.
La última de las numerosas veces que Putin y Modi se han visto fue en diciembre de 2021 en Nueva Delhi. El objetivo fue consolidar una asociación estratégica que se fundó durante la Guerra Fría y que está centrada en dos puntos: 1) el apoyo mutuo en el escenario global y 2) la compraventa de armas.
Entre los momentos más destacados en las relaciones bilaterales de Moscú y Nueva Delhi:
1. Firmar el Tratado Indo-Soviético de Amistad y Cooperación en 1971, justo antes de que India entrara en guerra con su enemigo Pakistán para apoyar a los separatistas bengalíes, quienes fundaron el estado de Bangladés.
2. Un año después, cuando en plena Guerra Fría el presidente de EEUU Richard Nixon (enemigo de la URSS) ofreció al presidente de China Mao Zedong (enemigo tanto de la URSS como de la India) una alianza contra el "social imperialismo soviético" la primera ministra india Indra Gandhi buscó protección en Moscú. Ya era historia cuando el líder del socialismo indio, el primer ministro Jawaharlal Nehru (padre de Indra Gandhi), contaba con el líder chino Chu En-Lai para lanzar el Movimiento No Alineado como un actor independiente entre los dos bloques. La guerra fronteriza de 1962 puso fin a esta breve cooperación: después, China se acercará a Pakistán y la URSS a la India.
3. El respaldo de Nueva Delhi al envío del Ejército Rojo a Afganistán en diciembre de 1979, invadido por el ejército de mercenarios "yihadistas" contratados por EEUU y formados en Pakistán.
4. Los votos o los vetos de Moscú en el Consejo de Seguridad de la ONU, siempre en apoyo a la India, especialmente en el conflicto indo-pakistaní por Cachemira. Rusia estaría encantada que su aliado se convertirse en el sexto miembro permanente del organismo.
Que, recientemente, Pakistán (que ya ha recibido 25 de los 36 aviones de combate J-10C de China) se haya colado en el matrimonio Rusia-India, lejos de molestar al país de mil colores, puede beneficiar la paz regional. El primer ministro de Pakistán, Imran Khan visitó a Vladimir Putin en Moscú, el 24 de marzo, en medio de la crisis de Ucrania, y luego se negó a condenar a Rusia en las votaciones de la ONU. Moscú puede mediar entre Islam Abad y Nueva Delhi, tanto en la crisis de Afganistán, -disuadiendo a Khan de enviar a los terroristas "yihadistas" a una India que cuenta con cerca de 200 millones de musulmanes-, como en el conflicto Cachemira.
En cuanto a los lazos militares, India es el mayor cliente de armas rusas: recibe el 28% de los artefactos bélicos que exporta la superpotencia, que son cerca del 70% de las armas que posee India, e incluyen portaaviones, submarinos nucleares, sistema antimisiles el S-400 (éste, porque EEUU le bloqueó la compra del sistema de defensa antimisiles Arrow de Israel). Aunque entre los años 2016 y 2020, Rusia vendió armas a la tierra de los Gandhi por valor de 6.600 millones de dólares, el gobierno de Modi está diversificando a sus proveedores, e integra de forma progresiva a EEUU entre sus proveedores, a pesar de que a los asiáticos les sale más a cuenta comprarlas a Rusia. Por cierto, entre las consecuencias de las sanciones impuestas sobre Rusia está la desdolarización del comercio entre ambas naciones: el mecanismo del pago en rupia-rublo ya está en marcha. Una Rusia poderosa podrá contener el avance de China en la región, cree la élite gobernante india.
India no es un consumidor del petróleo ruso: lo recibe de EEUU, Irak y Arabia Saudí, y se abastece del gas catarí. Bajo la presión de Washington, India salió del proyecto de gaseoducto de Paz, que iba a llevarle el gas iraní después de pasar por Pakistán: ¿Quién es el responsable de la actual crisis energética?
La profunda amistad entre los dos gigantes también se debe a que la India ya ve a EEUU como una superpotencia desgastada, además de desleal con sus aliados: los usa para luego sacrificarles o tirarlos a la basura. Lo hizo con nada menos que Pakistán, uno de los pilares de su influencia y control sobre la región: al asesinato de Benazir Bhutto se sumó la "la captura de Ben Laden" en el suelo pakistaní. El propio Modi, siendo el gobernador de Gujarat, fue humillado por las autoridades estadounidenses cuando en 2005 le denegaron el visado por ser responsable de la masacre de cerca de 1.000 personas de fe islámica.
Ahora bien, los líderes indios sí que están muy nerviosos por el acercamiento sin precedente de Rusia a China. En el último incidente entre India y China en Himalaya en 2020 murieron una veintena de soldados indios. ¿Qué piensan hacer? ¿Utilizar las excelentes relaciones entre los presidentes Putin y Xi, para resolver el conflicto o agitar la bandera de EEUU ofrecida por Washington?
El terror de EEUU de una "Chindia"
Las alianzas entre los estados son dinámicas. Y Washington, mucho antes de que en 2006 se formara el grupo económico del BRICS (acrónimo de los países de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) ya visualizaban la pesadilla de la unión de los dos países más poblados de la tierra y además con cooperación de una potencia como Brasil, en el continente-feudo de EEUU. El duro golpe a este "mercado común" que supuso la conspiración contra los líderes de Brasil, Lula de Silva y Dilma Rousseff, reflejaba, sin duda, dicho temor.
Para la desgracia de los ideólogos capitalistas que pregonaban "el fin de la historia", el fin de la URSS, lejos de dejar el escenario del mundo despejado para las aventuras militares de EEUU, sucedió en paralelo al ascenso de China como la nueva superpotencia. De repente, India cobra importancia en la geopolítica de EEUU: Bill Clinton la visitó en 2000 y Barak Obama, animado por su doctrina del "Regreso a Asia" para contener a China, se convirtió en el único presidente de EEUU que ha viajado dos veces al país "No alineado", sin conseguir que se uniera al Occidente: "Quien tiene un tío en Alcalá , no tiene tío ni tiene ná", pensaron que Tío Sam estaba demasiado lejos.
Desde entonces, aunque India se ha unido en la estrategia indo-pacífica de Washington, en el "Diálogo Cuadrilátero de Seguridad" o Quad -junto con EEUU, Australia y Japón-para desafiar a Beijing, no está por la labor de convertirlo en una alianza militar, y acercar el Quad al Comando del Pacífico de EEUU (USPACOM), que curiosamente en 2018 cambió su nombre al Comando Indo-Pacífico.
Cierto, la principal preocupación de la India es China, más ahora que la Iniciativa de la Franja y la Ruta se extiende por los países del sur de Asia.
La política exterior de la India es la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo mi posición puede afectar a Beijín?
Sin embargo, China está contenta con la postura de la India respecto a la guerra de Ucrania: 1) cuanto más cerca de Rusia esté Nueva Delhi, más lejos de EEUU estará, 2) demuestra al mundo que China no está sola en el apoyo a Rusia, y 3) contribuye al fracaso del aislamiento de Rusia.
¿Una oportunidad para India?
India, al igual que el resto del mundo, será afectada por la guerra. La escasez de fertilizantes que recibía de Ucrania podrá reavivar la furia de los decenas de millones de agricultores que llevan varios años luchando contra las políticas neoliberales y la privatizaciones de los terrenos públicos por Modi.
India tienen el potencial de elevarse del puesto noveno que ostenta en el ranking mundial de productores de trigo, si aprovecha las sanciones occidentales contra Rusia, que exporta el 18% del trigo mundial. El gobierno está programando la exportación de siete millones de toneladas de trigo este año y, para ello, ha encargado a decenas de laboratorios examinar la calidad del trigo para adaptarla a la calidad exigida por los estandartes mundiales.
En India todos saben que ni las migajas de estos posibles y futuros beneficios llegará al pueblo, cuyos dirigentes exhiben sin rubor la abrumadora pobreza y miseria que sufren cientos de millones de hombres y mujeres (muchas de ellas atrapadas en la industria de prostitución y del negocio del crimen organizado de "vientres de alquiler") como atracción del "turismo espiritual", mientras Modi sigue construyendo, con el dinero público, un complejo gubernamental y un palacio privado valorado por unos 1.7 mil millones de dólares.
Comentarios
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