Punto y seguido

Irán: mercaderes de la fe y la soga al cuello del futbolista Nasr-Azadani

El futbolista Amir Nasr Azadani. -FIFPRO
El futbolista Amir Nasr Azadani. -FIFPRO

"El castigo de los que provocan agravios es la muerte", amenaza el portavoz del Poder Judicial de la Teocracia Islámica (TI), Masoud Setayshi. Responde así a la (tímida) movilización mundial contra las ejecuciones y los juicios teatrales y sin ninguna garantía de defensa para los acusados. Aun así, la TI ha dado marcha atrás en el caso del futbolista Amir Nasr-Azadani, de 26 años, acusado de Moharabeh, "Guerra contra Dios", por participar supuestamente en el asesinato del militar Esmail Cheraghi durante las protestas: "Todavía no hay veredicto contra él", afirmó Asadollah Jafari, presidente del Tribunal Supremo de Isfahán, hermosa ciudad de cerámicas azules de donde Azadani es oriundo. La acusación se basa en las "confesiones" sacadas del preso bajo durísimas torturas como prueba. La inquisición islámica, que no permite abogados (elegidos), organiza ceremonias de Auto de Fe, no sólo para librarse de la responsabilidad de reunir pruebas inculpatorias fehacientes contra su cautivo, sino que al emitirlas por la televisión intenta destruir el honor de los miles de Galileos iraníes ante la opinión pública. Pero, este pueblo ya no necesita héroes.

El término coránico Moharebeh figura en los artículos 279 a 288 del Código Penal Islámico, rebosado de pena de muerte de 1001 maneras. Hasta las recientes protestas, el término solo se aplicaba a los activistas armados y después se está repartiendo esta etiqueta a cualquiera que cuestione, incluso pacíficamente, los intereses de la oligarquía militar-clerical.

Se le acusa de "traición a la patria", "pertenecer a grupo armado, con la intención de desmantelar la República Islámica" y "perturbar la seguridad del país y la sociedad" (¡y la "muerte de Manolete"!), en un país donde toda clase de asociación, partidos y sindicatos de oposición, huelgas, manifestaciones, libertad de prensa o de conciencia, etc. está prohibida desde 1979. La TI no necesita un Joseph Goebbels dedicado al oficio del mentir y manipular a las masas: la propia religión se lo autoriza bajo el nombre de Taghiyeh (disimulo). Al no haber el concepto de "delito político" en islam, toda crítica es considerada una "amenaza del enemigo (interno y externo) a la seguridad" de la teocracia, presentada como la de la nación.

En este extraño paisaje, el único objetivo de los enviados de Dios –que controlan el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, como una familia bajo la tutela de un padrino, el caudillo Don Jamenei–, es seguir llevándose la inmensa riqueza de Irán: es imposible realizar un negocio en este país sin sobornar al Cuerpo de los Guardianes Islámicos (CGI), al que el expresidente Mahmud  Ahmadineyad apodó "Hermanos contrabandistas".

Amir es uno de los miles de iraníes arrestados por participar en la revolución para levantar un Irán laico, democrático y federal, que está teniendo lugar en unas 160 ciudades de las 31 provincias del país. La propia Selección Nacional del Fútbol (SNF) iraní se negó a cantar el himno islámico (que no nacional) durante el partido inaugural del Mundial de Catar ante Inglaterra. No repitieron el gesto por las amenazas de represalia contra sus familias (sobre todo sus mujeres).

Azadani empezó a jugar al fútbol en el Sepahan Club de Isfahán para luego emigrar a Teherán y ser fichado por el club Rah-Ahan (Ferrocarriles); luego jugó en la Iran Pro-League, la máxima competición deportiva del país. En 2019, una rotura del ligamento cruzado le apartó del campo y no sabremos nada de él hasta que estalló esta terrible noticia. Curioso que en un país cuyas autoridades pueden tardar dos años en renovar un carné de identidad en menos de un mes desde el arresto de medio centenar de manifestantes le hayan enviado al corredor de la muerte.

La última vez que un futbolista iraní fue encarcelado por motivos políticos fue en 1972: Parviz Ghelich-khaní (1945), capitán de la SFI, pasó una temporada en las prisiones de la dictadura del Sha por marxista. Con la extrema derecha en el poder, se vio obligado a exiliarse.

El negocio "islámico" del futbol

Si el fútbol es religión en países como Argentina en una teocracia puede convertirse tanto en una amenaza como en un suculento negocio gestionado por la casta clerical, que vende hasta el cielo para enriquecerse.

Jomeini, al ser instalado en Irán en 1978 para abortar la gran revolución del pueblo, prohibió. entre otros tipos de ocio, el fútbol: los estadios eran rivales de las mezquitas y el fútbol un invento de los infieles occidentales para desviar la atención de los creyentes de la religión. El luto generalizado por la larga guerra entre Irán e Irak (1980–1988) ayudó a la TI a paralizar las competiciones deportivas, sin tener que enfrentarse a la resistencia de una sociedad hedónica y futbolera.

Con el inicio de las masivas protestas populares en 1988 contra la TI por su traición a la promesa de una vida mejor que en la dictadura del Sha, los jomeinistas por un lado aterrorizaron al pueblo con la masacre de miles de presos políticos (ocultados con la cortina de humo del escándalo de Salman Rushdie) y, por otro, decidieron utilizar el fútbol para canalizar las pasiones y la energía de millones de jóvenes frustrados. Así es cómo Jomeini levanta la prohibición sobre la transmisión de los partidos de fútbol por la televisión. En vez de restringir al deporte rey pasa a controlarlo: los clubs que antes eran privados pasan a ser de propiedad del Estado: los sueldos astronómicos saldrán de las arcas públicas, mientras entran las pérdidas por el mercantilismo y una monumental corrupción. El deporte de los "barrios obreros" es sustituido por el de las élites.

Para ello, la TI designa a los generales (Sardar) del CGI para dirigir el nuevo mega-negocio:

- Sardar Ghamjar será el gerente del Persépolis, el equipo más importante del país.

- Sardar Achorlu, director de la Unión de Fútbol de Irán.

- Sardar Salahi, gobernador de la provincia de Jorasán y gerente de Payam-e Mashhad.

- Sardar Shafagh, presidente de Tractor- Sazi (el club de Azadani).

- Sardar Mohammadi, director de la Organización de la Liga de Fútbol de Irán, que controla además los ingresos de la emisión televisiva y los anuncios relacionados con los partidos de fútbol.

- Reza Salehi Amiri, empleado del Ministerio de Inteligencia como presidente del Comité Olímpico iraní.

¿Conocen ustedes algún otro país donde los clubes de fútbol tengan presidentes militares y de ultraderecha religiosa?

Luego, en cada club se instalará un batallón de Basich ("Reclutas", paramilitares de corte fascista) y un comité de "Harasat"(Vigilancia para hacer cumplir cuestiones políticas y morales, como :

1. Impedir la entrada de mujeres a los estadios, así como la transmisión televisiva de los partidos jugados o arbitrados por mujeres: se canceló la emisión del partido disputado entre el Bayern de Munich y el Augburgo de la Bundesliga alemana, en 2019, por ser arbitrado por Bibiana Steinhaus.

2. Prohibir la integración de los deportistas que no sean fieles a las religiones del Libro (judía, zoroastriana, cristiana e islámica), como los ateos, bahaíes, budistas, evangélicos, etc.

3. Jugar con la Selección Nacional de Israel, pero no hay problema compartir el balón con EEUU, el Gran Satán.

4. Hacer cumplir los ritos árabe-islámicos. Alí Karimi, apodado "El Maradona de Asia", y exjugador del Bayern de Munich, fue expulsado de su club, el Steel Azin Teherán, por no cumplir con el ayuno de Ramadán durante las sesiones de entrenamiento. Fue la masiva protesta de los aficionados que obligó al club a readmitirle. Karimi ha condenado las ejecuciones y las penas de muerte por la TI. El talibanismo del régimen fue uno de los motivos por los que el entrenador español Javier Clemente renunció a firmar un contrato con la SNF iraní en 2008.

5. Contratar mujeres como entrenadoras, fisioterapeutas o delegadas.

De repente, el régimen se da cuenta de la fuerza del fútbol. Era innegable que ni la suma de todas las personas que acudían a los rezos de los viernes en las mezquitas en el vasto territorio del país podría superar en años los 110.000 aficionados que llenaban el estadio Azadí en una misma tarde de un derbi. Los júbilos tras los partidos (como la victoria de Irán sobre EEUU en la Copa del Mundo en 1998) serán los que, poco a poco, pondrán fin a las restricciones extremas de la losa de las normas religiosas medievales sobre la vida de los ciudadanos, incluido el velo, que será quitado por mujeres incontrolables que invaden las calles bailando para celebrar el triunfo de su equipo.

De paso, la TI empieza a utilizar el fútbol para mejorar su imagen en el mundo: entre el diciembre de 2014 y el mayo de 2018, la SNF de Irán fue el equipo mejor clasificado de Asia, por encima China y Corea del Sur.

La prepotencia de los lumpen armados, al estilo de la "cosa nostra", llegó a tal punto que Hassan Ziazari, del CGI, y jefe del Complejo Deportivo Azadi, cerró varias puertas del Estadio Azadi el día del partido Irán-Japón, 27 de marzo de 2005, para permitir el aterrizaje del helicóptero de Mohammad Qalibaf (otro CGI y alcalde de Teherán), provocando al menos cinco muertos y más de medio centenar de heridos, por la avalancha de personas que se dirigían hacia las restantes entradas.

En 2016, la TI se enfrentará a un nuevo dilema cuando el 12 de octubre la SNF debe jugar con el equipo de Corea del Sur en Teherán en un partido clasificatorio para el Mundial de 2018: coincidirá con la celebración de la Pasión de Ashura, que conmemora el martirio de Hussein, nieto de Mahoma. La FIFA rechazó la petición de los ayatolás de cambiar la fecha. Y al final, ganó el negocio del futbol: llevaron una enorme bandera negra al estadio por el santo martirizado, y decidieron que encaso de gol se coreará el nombre de Hussein. Irán ganó y FIFA multó a Irán con 46.000€ por "manifestaciones religiosas" en el estadio Azadi.

El documental Football Iranian Style (2001), del cineasta iraní Maziar Bahari, demuestra cómo los deportes reflejan la psique de una nación y cómo el fútbol ha impactado en el control político, religioso, cultural y social en Irán y en el resto de Oriente Próximo.

De repente, unos pocos días de una revolución como la actual es capaz de poner las cosas en su lugar: la participación de la SNF en el mundial de Catar, utilizada por el régimen para ocultar la masacre de los manifestantes (al menos 450 niños, mujeres y hombres asesinados por disparo policial) enfureció a los aficionados, y la respondieron festejando la derrota de los "Baché-ha" (los muchachos) antes el equipo de EEUU, en las calles del país abarrotadas de militares. El CGI reprimió duramente a los manifestantes, dejando al menos un muerto a su paso: Mehran Samak, 27 años.

Paralelo al cambio de la relación de la sociedad con la TI, su mirada y su actitud hacia el fútbol se ha politizado: si no está al servicio del pueblo en momentos tan cruciales, es que está con el enemigo.

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