Empieza una nueva ronda de sufrimiento extremo para el pueblo sudanés: desde el 15 de abril, el enfrentamiento entre el Ejército comandado por el general Abdel Fattah Al-Burhan y los paramilitares islamistas de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) dirigidos por el general Mohamed Hamdan Dagalo, ha destruido miles de vidas. Que los combates estén teniendo lugar en Jartum, la capital, amenaza con extenderse por todo el país. En un Estado tan estratégico para las potencias extranjeras como lo es Sudán, un conflicto de estas dimensiones nunca es solo interno, ni causado por "diferencias étnicas entre los dos bandos, el supremacismo árabe de Al-Burhan y una lucha por más poder", como afirman algunos analistas: de hecho, ambos generales, e incluso el todopoderoso Servicio Nacional de Inteligencia y Seguridad (NISS) del país, están siendo patrocinados por diferentes gobiernos del mundo, para convertir Sudán en un infierno para sus habitantes.
Sudán, la tercera reserva de oro de África, entre otras minas, y con grandes tierras fértiles, limita con Sudán del Sur, Eritrea y Etiopía, República Centroafricana, Chad, Egipto (vecino de Israel), Libia (la primera reserva del petróleo de África) y el Mar Rojo.
Así la Troika Árabe se apoderó de Sudán
Esta nueva etapa de la historia de Sudán empieza en 2011, cuando por el temor a la victoria de la Revolución democrática de Tahrir egipcia, EEUU rompe Sudán y crea Sudán Sur. Aquel país más grande de África estaba gobernado por la derecha islamista de Omar al-Bashir, leal a la organización religiosa de la Hermandad Musulmana (como los mandatarios de Turquía y Qatar), próximo a la teocracia chiita de Irán, y adversario de los wahabíes del Reino de Arabia Saudí (RAS) y los Emiratos árabes Unidos (EAU).
El dictador capitalista, corrupto e incompetente, que ya estaba bajo las sanciones económicas de EEUU por "patrocinar el terrorismo", también se ve privado de la renta de petróleo de los enormes yacimientos situados en el Sur. La crisis económica se convierte en política y al-Bashir firma su propia muerte cuando a) se declara "neutral" ante la crisis en las relaciones del RAS-EAU con Qatar en 2017 (¡previo recibimiento de un préstamo de varios miles de millones de dólares de Doha!), y b) concede a Turquía, el mismo año, la licencia para "reconstruir el patrimonio histórico otomano" (¿o crear una base militar turca?) en la isla Suakin del Mar Rojo, y otro a Qatar para construir un puerto por 4.000 millones de dólares. ¿Consecuencia? El RAS y los EAU cortaron sus ayudas, incluido el pago de los salarios de los soldados sudaneses. La gota que llenó la base de la desesperación de los sudaneses fue la retirada de los subsidios en los artículos básicos por el gobierno. La Revolución de Pan de 2019 pondrá fin a 30 años del régimen autócrata del personaje.
Los EAU y el RAS pensaron que era su momento para asaltar Sudán, por lo que, junto con EEUU y el Reino Unido crean el grupo Quad para restaurar el gobierno civil. Aunque, "de repente", los dos países del Golfo Pérsico deciden utilizar la misma receta con la que abortaron la Revolución de Tahrir egipcio: utilizan sus contactos con los dos generales sudaneses, y con su "diplomacia del maletín" (de petrodólares), el 25 de octubre de 2021, respaldan el golpe de estado militar que disuelve el gobierno de transición.
Quien manda en Sudán es EAU
Los EAU y su califa Mohamed bin Zayed Al Nahyan (MBZ, para los amigos), son los principales actores de este tenebroso escenario. La política exterior agresiva de Abu Dabi involucró el país en las guerras de Siria, Libia y Yemen, y la renta de su petróleo ha hecho que aquel estado de corte medieval pudiese conseguir bases militares en el mar Rojo, Eritrea, Somalilandia, Somalia, además de anexionarse la isla extraterrestre yemení de Socotra. Ahora, Sudán se le presenta como toda una tentación, ya ha comprado, junto con el RAS, grandes hectáreas de tierras cultivables de Sudán (cuya cerca de la mitad de sus 45 millones de habitantes viven en pobreza), ha convertido a miles de soldados sudaneses en la carne de cañón de su criminal guerra contra Yemen, y ¿cómo no? que los nuevos gobernantes depositaran los oros robados de la nación en las entidades bancarias emiratíes.
Abu Dabi, luego, organizó el encuentro entre los generales y el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu para que reconociera a la república judía a cambio de nada para los palestinos, adhiriéndose a los Acuerdos de Abraham (con la aprobación del Partido islamista Umma y el Baath, y la oposición del Partido Comunista sudanés). EEUU les recompensó con una subvención de 2.000 millones de dólares y sacra el nombre de su país de la lista de "grupos terroristas" de EEUU, demostrando lo arbitraria que es esta lista. Burhan llegó a elogiar la cooperación israelí en Sudán para desmantelar y arrestar a presuntos extremistas, o sea, que la cooperación de los servicios de inteligencia de los países firmante con el Mossad es uno de los puntos importantes de los Acuerdos de Abraham. Israel, que le interesa un Sudán estable prefiere que el ejército se haga con el control del poder y cuanto antes (¿le ayudará militarmente?).
EEUU, que necesita a Sudán para dominar el Cuerno de África, contrarrestando a China y Rusia, intentará a su manera imponer la paz (como, por ejemplo, ¿eliminar a Hamdan Dagalo de la ecuación?).
Las FAR fueron formadas por al-Bashir de oficiales leales para que le protegiesen de las posibles tentativas del golpe de estado por parte del ejército. Lo mismo que hizo Ayatolá Jomeini al crear a los Guardianes de la Revolución Islámica, exclusivamente de los chiitas leales a su persona y su teocracia ante un ejército clásico, que integra a los ciudadanos sin distinción religiosa o ideológica.
¿Incitó Egipto al conflicto?
Otro protagonista del escenario es el dictador Abdelfatah el-Sisi: El 12 de abril, tres días antes del estallido del enfrentamiento, los hombres de Dagalo cercaron la base militar de Merowe, próximo a Jartum, con los oficiales egipcios y sus aviones de guerra en su interior. ¿Sabía el-Sisi, apoyo de Burhan, que iba haber guerra entre los dos hombres o la incitó? Las fuerzas de Dagalo tomaron de prisioneros a unos treinta militares egipcios de la base. Las presiones de EEUU para que la milicia liberase a los egipcios capturados evitaron males mayores.
A Egipto, que comparte una frontera de 1200 kilómetros con Sudán, le preocupa que:
- Un caos en Sudán afectase a la alianza que ha creado con Jartum para enfrentase a Etiopía sobre la polémica presa del Renacimiento que ha construido sobre el Nilo, perjudicando a los dos países; en verano, Adís Abeba planea realizar un nuevo relleno de su embalse. Que el general Dagalo tuviera lazos de amistad con los militares etíopes, es uno de los motivos por los que El Cairo, a toda costa, intentase impedir su victoria.
- Le inquieta que el poderoso grupo armado descontrolado de Dagalo pueda moverse en sus fronteras.
- Teme la llegada de miles de refugiados, antes de esta crisis, Egipto se había convertido en el hogar de cuatro millones de sudaneses.
El Faraón egipcio, mientras está viviendo una tensión social que puede convertirse en la segunda fase de la Revolución secuestrada de Tahrir del 2011, es capaz de utilizar el conflicto sudanés para exportar su propia crisis y utilizar una guerra (de baja intensidad) con el país vecino como cortina de humo.
No es la primera vez que las potencias internacionales y regionales intervienen en los asuntos de Sudán. El 19 de julio de 1971, cuando el Partido Comunista (uno de los más poderoso de Oriente Próximo) dirigió un golpe de estado comandado por el militar marxista Hashim al-Atta contra Jaafar Nimeiry, un nacionalista árabe profundamente anticomunista, sus colegas Muamar el Gadafi y Jamal Abdel Nasser le echaron una mano para abortar el golpe. Tres días después, cientos de comunistas sudaneses fueron fusilados.
Es durante el mandato de Nimayri cuando el entonces ministro de Defensa israelí y el Carnicero de Sabra y Shatila, Ariel Sharon, y el traficante de armas saudí Adnan Khashoggi, organizan la "Operación Moisés", el traslado de cientos de judíos etíopes a través de este país a Israel entre 1984 y 1985. Una vez que, en 1977, en Etiopía, el oficial socialista Mengistu Haile Mariam tomó el poder "para que el Mar rojo fuese realmente Rojo", Sudán, el enorme país musulmán, se convirtió en un bastión del anticomunismo en África, en palabras de Richard Nixon, entonces el vicepresidente de Eisenhower.
Rusia
En febrero del año pasado, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, se reunió con los altos cargos del gobierno sudanés, para encontrar mercados y amistades para neutralizar los intentos de EEUU en aislar a la superpotencia eslava. Mientras, la situación actual suspende para un tiempo indefinido el acuerdo que Rusia firmó con Omar al-Bashir para establecer una base naval en Port Sudán, el Mar Rojo, y que los militares iban a pasar la toma de decisión al respecto a un gobierno civil que nunca llegó. Desde Sudán Rusia podría tener un mejor acceso al resto de los países del Cuerno de África, incluido Libia, Estado desmantelado por la OTAN con el que Moscú había tenido una estrecha relación durante décadas.
Entre las primeras consecuencias del conflicto están que la plaga de hambre y violencia destruye aún más a este pueblo. En Sudán ya antes del conflicto, una cuarta parte de la población sufría hambre aguda; o que, el petróleo de Sudán del Sur no consiga cruzar Sudán para llegar a los puertos del Mar Rojo y a sus destinos, principalmente China, India y Malasia, o que miles de refugiados llegasen a este país, que no recibe ayuda humanitaria suficiente ni para los 2 millones de los desplazados por sus propios conflictos internos.
Mientras RAS y EAU buscan un clono de Al Sisi para Sudán, el país puede sufrir una nueva división, los mini estados son más fáciles de controlar para los patrocinadores en competencia. Demasiados buitres para devorar a Sudán, que ya era un Estado fallido, aumentarán aún más la inestabilidad y la militarización en Oriente Próximo.
Comentarios
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