Punto y seguido

Y ahora: ¿qué hará Erdogan con los kurdos?

Y ahora: ¿qué hará Erdogan con los kurdos?
Turquía se prepara para una segunda vuelta entre Erdogan y Kiliçdaroglu tras no superar ninguno el 50% de votos.- AFP

La mayor parte de los ciudadanos de Turquía depositó su voto, y con fervor, en apoyo a las dos principales coaliciones, para que el sistema del capitalismo tercermundista (cuyo principal rasgo es la ausencia de las mínimas garantías liberales) se mantenga. La indecente frase pronunciada por Kemal Kiliçdaroglu, líder del Partido Republicano del pueblo (CHP) y la opción menos peor en las elecciones del 15 de mayo, prometiendo que "en cuanto llegue al poder, enviaré a casa a todos los refugiados", no solo muestra la falta de humanidad e incompetencia de esta clase de "alternativas" a las extremaderechas islamistas gobernantes, sino su capacidad de manipular a su audiencia sin ruborizarse: ¿No es Turquía uno de los principales responsables de la huida de millones de sirios de sus hogares, al patrocinar a grupos terroristas cavernícolas como Al Nasr y el Estado Islámico, y también de la muerte de miles de ellos en el Mediterráneo, cuando junto con Arabia Saudí planearon la "crisis de refugiados"?

Pero ni este gremio de políticos que cree conocer bien la psicología de las masas (ese conjunto de rebaño-no-ciudadanos) pudo vencer al miedo del segmento determinante del electorado, que cumplió con el mensaje del proverbio reaccionario de "más vale el malo conocido que el bueno por conocer".  Aun así, el viejo malabar turco Tayyeb Erdogan no escatimó esfuerzos para enturbiar aún más este escenario:

- Eliminó de su discurso electoral el tema de la crisis económica y el devastador terremoto, que dejó al menos 50.000 víctimas mortales y dos millones de damnificados y se hizo una foto con un portaaviones en miniatura para hablar de un futuro glorioso para Turquía, bajo su mando.

- Sobornó a los votantes, aumentando los salarios y las contrataciones en el sector público; ofreció créditos accesibles para los compradores de viviendas (con dinero llegado de Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos); redujo la tasa de inflación, y lanzó una amnistía sobre algunos impuestos no pagados.

- Echó mano al comodín tradicional de las crisis políticas de los mandatarios sin ideas: las amenazas de los enemigos internos y externos, que en el caso turco están fusionadas en el "terrorismo". Es de subrayar que Erdogan suprimió cuidadosamente el adjetivo "kurdo" de esta barbarie con el fin de atrapar el voto de millones de kurdos conservadores. De modo que, para paliar la pobreza escandalosa de decenas de millones de ciudadanos, en vez de regular el capitalismo salvaje, habría que erradicar al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), tanto en el propio país como en Irak, Siria, Suecia y en el polo norte. "Aquellos que apoyan Kılıçdaroğlu están apoyando a los terroristas", dijo Erdogan, consciente de que, en este país, el anti-kurdismo vende.

- Lanzó, a tres semanas de las elecciones del 15 de mayo, una operación "antiterrorista" en 21 provincias del país, deteniendo a decenas de activistas kurdos de izquierda, entre ellos abogados, periodistas y artistas. A Kemal Özkiraz, presidente del Centro de Investigación de Opinión Pública de Eurasia (AKAM), le detuvieron por haber pronosticado la victoria del candidato de la oposición.

- Luego subrayó la importancia vital de la unidad nacional, amenazada por la izquierda que divide la sociedad en clases, y de paso mandó arrestar, a través de los tribunales a sus órdenes, a la doctora Shabnam Fanjanchi, directora de la Asociación Turca de Medicina Forense, condenándole a pasar dos años en las mazmorras turcas por el falso cargo de defender al terrorismo, cuando el motivo real ha sido la petición de la doctora de investigar el uso de armas químicas por el Ejército turco en sus ataques en el norte de Irak contra la milicia del PKK.

La oposición denunció masivas irregularidades (de boletos sin sellar admitidos, que una persona vote varias veces, que cerca de 500.000 de trabajadores temporales, en su mayoría kurdos, de los campos del sur y oeste de Anatolia, no tuvieron acceso pleno a las urnas, etc.), que obviamente no llegarán a ninguna parte.

Los kurdos en dos etapas del régimen de Erdogan

Es evidente que el presidente turco carece de una visión clara sobre la "cuestión kurda": no les tiene manía, -total, son musulmanes y sunnitas-, como la tiene contra los armenios cristianos. En realidad, al contrario de las dictaduras militares turcas, cuyo anti-kurdismo se debía a su convicción de que así se mantendría la unidad nacional, Erdogan que desconoce el término "federalismo", y como buen oportunista que es, cambia de "principios" sobre este tema, sólo pretende ganar popularidad: maneja el tema de la seguridad nacional a su antojo en función de sus intereses en cada momento:

1. En 2013 y con la promesa de poner fin a la guerra entre el ejército y la guerrilla del PKK, vía negociaciones en vez de enviar tanques, Tayyeb Erdogan, entonces primer ministro, se convirtió en 2013 en el primer mandatario del país en abogar por el diálogo con los kurdos, y eligió al propio líder del grupo Abdolá Öcalan, -encarcelado desde 1998, desde que el Mossad le localizara en Kenia y le entregara con el cuerpo magullado a la dictadura de Turquía-, para empezar unas negociaciones secretas, persiguiendo cuatro objetivos claros:

A) Desactivar la lucha de los kurdos por una Turquía federal.

B) Dividir al movimiento kurdo, entre los partidarios y los opositores de la lucha armada

C) Atraer a los votantes no izquierdistas kurdos hacia su persona, sobre todo en el sureste del país, donde opera, entre otras, la organización fascista-islamista-sunita-kurda Hüda Par «Partido de la Causa Libre», vinculado al Hezbulá kurdo (no tiene nada que ver con su tocayo libanés), y patrocinado por el Estado para luchar contra el PKK en la década de 1990. Desde 2002, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan ha construido una sólida base de apoyo entre los kurdos de las zonas rurales, muchos de ellos conservadores pertenecientes a grandes clanes religiosos sunitas, o familiares de los 60.000 "Guardias de aldea", fuerzas paramilitares kurdas armadas y pagadas por el estado turco.

D) Debilitar la influencia de los militares en la política turca.

Por este motivo Erdogan levantó las restricciones lingüísticas y culturales sobre los kurdos, e impulsó algunas reformas económicas y sociales en sus regiones kurdas subdesarrolladas. Como en el mismo 2013  señalamos, Erdogan nunca fue sincero en sus intenciones. Quince días después del inicio de las conversaciones de paz, tres mujeres del PKK en París, entre ellas Sakine Cansız, la única mujer entre los fundadores del grupo y las tres de la religión alauita, fueron asesinadas con un tiro en la cabeza en Paris. Entre los posibles autores se barajó la implicación del Estado profundo turco y alguna agencia de inteligencia de un país descontento con el proceso de paz turco-kurdo.

2. Pero las negociaciones con el PKK se estancaron cuando Erdogan se dio cuenta de que sus interlocutores no le habían entendido bien: él quería que las formaciones kurdas se disolvieran para que, de cara a las elecciones del 7 de junio de 2015, depositaran sus millones de votos en 12 provincias kurdas, en favor de su propuesta de cambiar el sistema parlamentario del país a uno presidencial. El Partido Democrático Popular (HDP) rechazó la propuesta de AKP de no presentarse: los kurdos se llevarán seis millones de votos (el 13,2 %) colocando en el parlamento a 80 candidatos del HPD, liderado por Selahattin Demirtas, y quitándole al AKP su mayoría absoluta después de 13 años. Y, ¿qué hizo entonces el Sultán?

- El AKP no acepta los resultados, y obliga la repetición de las elecciones. En junio, todo ya preparado, las "gana".

- Anuncia que el problema kurdo ya no existe y que solo hay un problema del terrorismo, y de paso él insiste en que la responsabilidad del fracaso de las negociaciones es el PKK, y que él con los kurdos se lleva muy bien.

- Utiliza el fallido golpe de estado del 2016 para atacar a los kurdos, y entre miles de detenidos incluye a decenas de los diputados y alcaldes del partido, y encarcela a Demirtas por "difusión de la propaganda terrorista", a quien se ha negado a liberar a pesar de sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 2020. Entonces, el PKK reanuda la lucha armada, para defender a los kurdos. Cientos de kurdos son asesinados y miles de civiles desplazados. Copiando la táctica de tierra quemada del ejército israelí en su lucha contra los palestinos, el régimen de Erdogan manda demoler los barrios enteros de kurdos de izquierda en el sureste del país, e ilegaliza IMC TV, un medio de comunicación kurda.

- El presidente adopta un discurso chovinista y militarista, e ilegaliza, no solo al PKK sino a todos los partidos kurdo, mientras se alía con la extremaderecha laica otomana

- A pesar de la dura represión, el HDP ganó 65 municipios en las elecciones locales de 2019 en las regiones kurdas del sureste del país, donde hay pocas familias que no hayan tenido un mártir o un preso de PKK.

- No es por casualidad que Turquía justo antes de la campaña presidencial de 2018 invada Afrin en Siria, como propaganda electoral, y sus grupos terroristas la ocupen y la saquearon, cometiendo una verdadera limpieza étnica: expulsarán a los kurdos de sus hogares para entregarlos a los árabes y turcomanos.

¿Volver a la lucha armada?

Tradicionalmente, el voto kurdo se divide entre los conservadores y los de izquierda. El HDP suele obtener, aproximadamente, la mitad de los votos de la población kurda y el resto se reparte entre los extremistas islámicos que suelen votar al AKP, y algunos otros partidos turcos.

Tras los terremotos de febrero, el PKK, consciente de que Erdogan buscaría una tensión con los kurdos, como cortina de humo sobre esta catástrofe previsible, anunció un alto el fuego unilateral y temporal para facilitar las labores de rescate, que luego prorrogó hasta después de las elecciones del mayo. Por su parte, el HDP decidió no presentar un candidato propio y respaldar a Karamollaoğlu, que había prometido, en caso de ser elegido, realizar reformas sociales, culturales, políticas, y económicas en favor de los kurdos eliminando la mirada basada en la seguridad hacia estos ciudadanos.

Ahora, con la permanencia de Erdogan en el poder, los kurdos de izquierda en la propia Turquía, en Irak y en Siria deben estar en estado de máxima alerta.

Hace unas semanas, los altos funcionarios turcos y sirios se reunieron en Moscú, por primera vez en años, para discutir sobre dos cuestión principales:

a) Si Bashar al Asad quiere el reconocimiento de Erdogan debe cooperar con el ejército turco (que mantiene ocupada la provincia siria de Edlib) en desmantelar a las Unidades de Protección Popular, la milicia kurdo-sirio

b) repatriar los refugiados desde suelo turco. Y sin que haga falta ningún acuerdo con el gobierno iraquí, Ankara seguirá bombardeando las posiciones de PKK y sus familias en el norte de este país.

Obviamente, ninguna de las demandas a corto plazo de los kurdos de Turquía, que son la liberación de Abdolá Öcalan, tener derecho a la educación en su lengua materna, retirar las fuerzas armadas turcas de las regiones kurdas de Irak y Siria, serán atendidas. La alianza de la extremaderecha islamista de AKP con el Partido del Movimiento Nacional (MHP), el mismo que patrocina a Ülkü Ocakları «Lobos Grises», organización racista, xenófoba, paramilitar de extrema derecha nacionalista, se verá fortalecida, para convertirse en una pesadilla para la población kurda, y su imposible sueño de crear un Estado kurdo independiente.

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