Carta con respuesta

Noticia de impacto

En uno de los titulares de la edición del diario ‘El País’ del 22-2-2008 nos pudimos informar del sentir de los miembros de la carrera judicial. A esa fecha, el 70% de los miembros de la judicatura pensaban que su entrega al desarrollo de las funciones de sus cargos excedía a lo prudentemente exigible. En palabras de uno de ellos, "trabajamos demasiado". Creo que es muy injusto el trato que estos esforzados funcionarios reciben de la opinión pública. No pienso sea necesario recordar su diligencia y eficacia en estos momentos, sin dejar de olvidar lo que de ofensivo para ellos y ellas tienen sus ridículas e ínfimas retribuciones.

Pedro Antonio Oteo Barranco Jerez de la Frontera (Cádiz)

A mí lo que me asombró es que eso fuera noticia. ¿A cuántos han preguntado? ¿Y por qué preguntan eso ahora? Ese 70%, ¿son diez tíos, veinte, dos mil? Seamos serios, la encuesta esa es de carcajada: ¿usted no cree también que trabaja demasiado? Le aseguro que, si le preguntan, ni el vago más redomado admite que no da ni golpe. ¿Quién no piensa que trabaja demasiado? ¿A quién no le dice su pareja al llegar a casa: "Cariño, trabajas demasiado"? ¿Quién no se siente poco reconocido y mal pagado? Dicho de otra forma: que no me creo ni una palabra, que eso no es información y que lo que hay que preguntarse es para qué nos cuelan semejante encuesta majadera precisamente ahora.

¿Usted qué cree? A mí me parece que la judicatura está quedando a la altura del betún: se dejan manipular por cualquier poder y por los intereses más espurios (CGPJ, Constitucional, Fiscal General, etc.), son incapaces de la menor muestra de actividad laboral y casi cerebral (ni se renuevan, ni llegan a acuerdos, tienen sentencias sin ejecutar para aburrir, los procesos se eternizan, etc.), cometen chapuzas de consecuencias ridículas (condenan a una por llevar minifalda y cosas así) o terribles (un pederasta en la calle que asesina, un inocente que permanece en la cárcel porque no les sale de las narices ordenar la puesta en libertad, etc.)... En fin, para qué seguir.

Es lo de siempre: los ciudadanos tenemos una imagen deplorable de la Justicia. ¿Es quizá el momento de cambiar y mejorar la Justicia, para que así cambie la percepción que tenemos de ella? Ni hablar. Ya tienen demasiado trabajo. Lo que hay que hacer es una campaña. ¿Para qué modificar la realidad, si basta con cambiar un poco el espejo que la refleja? Así que ahora nos toca aguantar con paciencia un diluvio de fotos del ministro sonriente, de encuestas ad hoc que nos hagan sentir lástima de los abnegados jueces, de anuncios de medidas retumbantes que se quedarán en nada, etc. Tenemos tragaderas: si admitimos que eso es una noticia, nos pueden colar cualquier cosa, ¿no le parece?

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