Carta con respuesta

Amor verdadero

La prostitución es una trama perversa donde se comercializa con una mercancía que no se ve y tampoco se toca y mucho menos se puede pagar, que es el humanismo. Hay sociedades que han protegido a las prostitutas legal y sanitariamente, pero no han sido capaces de devolverles la dignidad como personas. Es insostenible que, bajo ningún aspecto, se incluya hipócritamente la prostitución como una transacción comercial y se anuncie como una mercancía más. En aras de la libertad personal.

PEDRO TARACENA GIL MADRID

El proxenetismo, el tráfico de personas, la explotación, etc. ya son delito y deben ser perseguidos. Nadie discute eso. Por otra parte, ¿es que no hay nadie que intercambie relaciones sexuales por dinero, sin que le obliguen a ello por la fuerza? Suponga que alguien razona así: podría trabajar de albañil o de limpiadora, pero con un par de polvos gano lo mismo y me quedo tan campante, con mi dignidad intacta. Me voy a acostar con este señor todos los jueves y me ayuda a pagar la hipoteca y la boda con mi novia. Me voy a la cama con esta persona y así tengo la oportunidad de mi vida, mi papel en la serie, mi novela publicada, mi disco grabado. ¿Es capaz de imaginar esas situaciones? Vale, ¿y qué le parece? ¿Hay que impedirlo? ¿Por qué? ¿Y cómo narices va a impedirlo? ¿Usted sabe siempre a cambio de qué nos acostamos unos con otros? No juraré yo no haberme acostado nunca con nadie por precio, no necesariamente en metálico. Tampoco podría jurar no haber recibido jamás un estipendio, acaso sin saberlo incluso. ¿Cómo va a evitar que el ambicioso joven pobre seduzca a la viuda rica y cada uno obtenga lo que busca?

Es digno que alquile mi cuerpo para picar piedra o para fregar los lavabos de una discoteca. Es digno que alquile mi sensibilidad para redactar un anuncio de yogures laxantes. En cambio, usted necesita garantías de que, si me voy a la cama con alguien, lo haga desinteresadamente. ¿Por qué? ¿Qué le da miedo o qué quiere proteger así? ¿O sólo lo hace por mi bien y en nombre de mi dignidad?

"Pueden ser objeto de contrato todas las cosas que no están fuera del comercio de los hombres, aun las futuras" y "todos los servicios que no sean contrarios a las leyes o a las buenas costumbres", afirma muy serio nuestro Código Civil (art. 1271), para intentar convencernos de que el libre mercado también tiene su corazoncito, ese reducto de dignidad que mantiene a salvo, fuera del comercio, ese relicario donde están protegidos el humanismo, la dignidad y las "buenas costumbres". ¿Usted se lo cree? ¿Qué es aquello que no se compra ni se vende? ¿El cariño verdadero? ¿El honor? ¿Lo que no tiene precio? ¿La dignidad? ¿La intimidad? ¿Un orgasmo?

Más Noticias