Carta con respuesta

Curas con faldas

Muchas veces se ha repetido que la familia es el mejor antídoto contra toda clase de crisis personales, económicas, sociales y culturales, nuestros jóvenes lo reconocen en todas las encuestas que se les pasa. En los tiempos que corren de crisis económica, la familia se ve sometida a una doble presión causada por una injusticia de base: por un lado, en España las políticas familiares están a la cola de los países de la Unión Europea; por otro, los condicionamientos culturales han hecho que se debilite este núcleo básico de desarrollo de la persona, con lo que a la hora de afrontar momentos de crisis, se impide una correcta respuesta. Empieza a ser hora que todas las organizaciones, no sólo las eclesiásticas pongan manos a la obra.

ENRIC BARRULL CASALS GIRONA

Bueno, si yo fuera joven también mentiría en esas encuestas. ¿Que la familia ayuda a resolver las crisis? Sin duda, pero también las crea. Casi todas las "crisis económicas, sociales y culturales" son culpa de la familia y detrás cada desastre personal hay un oscuro, siniestro y oculto "roman familier". ¿Debilitada la familia? Yo no lo creo, al menos la mía, pero aceptemos pulpo como animal de compañía. Por mí que no quede, manos a la obra: le ofrezco un par propuestas para fortalecer la familia.

Lo más inmediato: que se casen todos los curas y obispos católicos, que tengan hijos, que les cambien pañales, que tengan suegra y que discutan con su señora. Una cosa es predicar y otra dar trigo, ¿verdad? A falta del modelo episcopal, la familia se debilita. Es la Iglesia, con su mal ejemplo, la que destruye la institución familiar. La única solución: que se case el Papa y se ponga a criar bisnietos. Sería, como usted indica, "el mejor antídoto" para esas incómodas crisis de la iglesia católica, por ejemplo: la pederastia y los abusos sexuales. Y, por supuesto, la consecuencia lógica: que la Iglesia católica ordene sacerdotes a las mujeres (y que también se casen, claro, y formen familias numerosas).

Los efectos secundarios de estas medidas serían beneficiosos para todos. ¡Cuánta tolerancia adquiriría la Iglesia si el Papa menstruara! O la Papisa, como quizá habrá que decir. Si esos curas mileuristas (según ellos) tuvieran cinco hijos, ¿no reflexionarían un poco más sobre su posición frente a los condones? Al fin y al cabo, según dicen, Dios hizo lo mismo que los millonarios americanos: obligó a su hijo a empezar desde abajo, como botones de su propio banco, le hizo hombre (que, desde el punto de vista divino debe de ser como empezar repartiendo periódicos). Pues los curas, ídem de lienzo: antes de defender la familia con tanto denuedo, que formen una, no te fastidia. Entonces ya hablaremos. De nada, Enric.

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