Carta con respuesta

El Cartílago

Como que uno de los puntos clave en el congreso que el partido socialista celebró es el laicismo, me parece conveniente hacer una reflexión. ‘Exiliar a Dios es exiliar a la razón’, afirmó hace unos días el cardenal Cañizares. Para evitarlo dijo también que ‘la garantía de toda convivencia y acuerdo entre los hombres consiste en el actuar según la razón, lo que ocurre en la medida en que se actúa en conformidad a la naturaleza de Dios.’ Y es que un mundo que reconoce Dios como el centro de la historia y de la existencia no es un rebajamiento del hombre sino una actitud que lo conduce al nivel más alto de su condición humana y reclama el crecimiento de la razón. Pero un mundo secularizado, ‘más propenso a olvidar a Dios que a reconocerlo’, en el que Dios es reducido al silencio, es un mundo más propenso al pragmatismo que a la esperanza, al egoísmo más que al amor, al cálculo que a la generosidad. 

DOMINGO MARTÍNEZ MADRID OLOT GIRONA

 

Oiga, con el debido respeto, eso que dice el tal Cañizares no es una "reflexión" ni por el forro: como mucho será una genuflexión o una simple salida de pata de banco. ¿Qué tiene que ver Dios con la razón? Pues lo mismo que el culo con las témporas. La creencia en Dios es, por definición, algo que no se puede razonar, una cuestión de fe. Es como si yo dijera, así, por las buenas, que exiliar a Dios es exiliar a mi tía Conchita. De carcajada, ¿no le parece? Y en consecuencia, actuar según la razón es hacer lo que diga mi tía Conchita. Formidable, ¿a que sí? Ni Aristóteles lo habría mejorado. Cuando yo enseñaba Filosofía en bachillerato, a ese individuo Cañizares le habría suspendido sin contemplaciones. Que vuelva en septiembre.

Afirma usted que Dios se halla "reducido al silencio". Qué pintoresco. ¿Está el tal Dios intentando decirnos algo? ¿Y quién se lo impide? ¿Se ha negado alguien a que aparezca Dios por la tele o en la radio, a que publique un artículo en los periódicos o a que dé una conferencia o un concierto en un estadio de fútbol? Si es así, si al parecer existe una férrea censura que nos oculta las apariciones divinas (¡incluso en la COPE!), entonces me sumo a su protesta. Basta ya de silenciar a Dios: libertad de expresión para el Altísimo.

Por mi parte, sí que lamento la penosa situación de la iglesia católica. Discutidor como soy, yo sí he celebrado siempre que la Iglesia tuviera grandes teólogos, pensadores de fuste, intelectuales capaces de razonar. Da un poco de lástima que ahora se tenga que conformar con ese tipo, Cañizares, que al parecer tiene un pensamiento cartilaginoso: un poco de gelatina translúcida de cara a la galería y lo demás imposible de masticar, como para atragantar cualquier cerebro, a poco que funcione.

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