Carta con respuesta

Un par de kinis

Hace décadas que Occidente ostenta orgulloso su libertad en todos los ámbitos: desde la sexual a la de expresión, pasando por la religiosa, aunque últimamente los crucifijos tiendan a caerse de las paredes. Pero los pujantes Emiratos Árabes, ajenos a la Alianza de las Civilizaciones, amonestan a los extranjeros que fornican en sus playas, hacen ‘topless’ o se exhiben medio desnudos en los centros comerciales. Y aunque ellos tampoco permiten la práctica de otras religiones, saben que la decadencia moral de Occidente ha comenzado por la mujer. Borradas en demasiadas de ellas la moral natural de sus conciencias, se han socavado irreversiblemente las estructuras sociales que tienen su fundamento en la familia: infidelidad, mentalidad antinatalista, aborto o divorcio imparables son algunos de sus amargos frutos. Y todo empezó por el bikini.

EVA N. FERRAZ BARCELONA

A ver si lo he entendido bien: hay una decadencia moral y la culpa es de la mujer. Más en concreto: de que las mujeres se pongan bikini. Ah, se me olvidaba: y el modelo de conducta moral son los Emiratos Árabes. ¿Es eso? Pues me parece un auténtico disparate.

En lo del bikini, en cambio, estoy de acuerdo. En 1946 Estados Unidos decidió utilizar el Atolón Bikini para sus pruebas de bombas atómicas. Desalojó a la población y se la llevó a otra isla. El comodoro Wyatt declaró que lo hacían "por el bien de toda la humanidad". ¡Cómo no! Luego explotaron más de veinte bombas atómicas y de hidrógeno. Se cargaron tres de las islas del atolón y, de todas formas, los habitantes jamás pudieron volver a las que quedaron, debido a la radiactividad. De acuerdo entonces: en esa exhibición de impunidad y cinismo, por el bien de toda la humanidad, comienza una rendición moral, la decadencia capitaneada por el imperio americano.

Una vez mi amigo Martín Casariego me corrigió un manuscrito. Donde yo ponía monobikini, Martín había tachado y escrito monokini. Ni hablar, tronco: no se llama bikini porque tenga dos kinis, el de arriba y el de abajo, sino por el famoso Atolón, así que monokini es una idiotez. El nuevo bañador, según decían entonces, iba a ser más "explosivo" que lo de Bikini, je, je. Martín recordó de inmediato y creo que a él sí le convencí (pagó las cañas), pero no al corrector automático de Word, que aún subraya como incorrecto monobikini y da por bueno monokini. Bill Gates no tiene tanta memoria como mi amigo. Ni tanta honestidad. En fin, el cura de mi pueblo decía: el bikini no es ni bueno ni malo, depende de la intención con la que una se lo ponga. Si es "por el bien de toda la humanidad", se puede ir in púribus. Lo que pasa es que yo no me creo ni una sola palabra del comodoro Ben Wyatt, ¿y usted?

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