Carta con respuesta

Los muñecos

Que no entiendo de leyes, es evidente, pero tengo una duda: ¿el argumento que emplea la Abogacía del Estado para evitar el referéndum en el País Vasco no es el mismo que se debería haber empleado en el referéndum de L'Estatut de Catalunya? ¿No está recurrido L' Estatut de Catalunya? ¿Por qué se ha permitido que se haya celebrado en esta comunidad la consulta?  Si hay artículos que se declaran inconstitucionales, ¿no se produce una incongruencia al haber sido aprobados por el ciudadano? No entiendo nada.

DANIEL GONZÁLEZ BARCELONA

 

¿Argumento? ¿Qué argumento? Yo no he escuchado ningún argumento, sólo el mezquino ruido del pánico del Gobierno a que los ciudadanos expresen su opinión. ¿Quiere oír ese crujido que es como un rechinar de dientes? Pues repita en voz alta: impediremos por todos los medios que los ciudadanos vascos puedan expresar su opinión. ¿Cómo suena? 

¿Argumentos? Es muy fácil: el PSOE necesita los votos de los catalanes y, por otro lado, quiere que Patxi López gane. Eso es todo. Según el abogado del Estado, el presidente Zapatero se propone contrarrestar el intento de "manipular o instrumentalizar" al electorado vasco. ¿No le parece un cinismo propio de Goebbels? Consultar al electorado es manipularlo. Impedir que los vascos puedan expresar su opinión, en cambio, es democrático. La directiva sobre inmigración es progresista. La flexiguridad esa protege a los trabajadores. Etc. Estos tíos y tías dan bastante miedo, la verdad.

Zapatero ha negociado con ETA, pero es incapaz de escuchar a los ciudadanos vascos. La opinión de los encapuchados se escucha, pero hay que impedir por todos los medios que se oiga la de los ciudadanos. ¿Por qué? ¿Tanto miedo le da el posible resultado? ¿Prefiere que el interlocutor político sea una banda armada en lugar del pueblo y las instituciones vascas? ¿O quizá lo único que en realidad le importa es que el próximo lehendakari sea por fin del PSOE? ¿Tiene que entrarles de una vez en la cabeza a los vascos, esos grandísimos testarudos, que nadie les va a hacer caso a no ser que el PSOE consiga el poder en el País Vasco? ¿O simplemente es que al PSOE le dan los siete males cuando oye hablar de democracia y de consultar a los ciudadanos?  O las dos cosas, que también puede ser, por supuesto: ganar poder a toda costa y una incurable y aguda aversión a la democracia. Ya sabe a qué atenerse, los ciudadanos somos muñecos de ventrílocuo: hablan en nuestro nombre,  nos sacan cada cuatro años un rato para que movamos los labios y, el resto del tiempo, lo único importante es que no nos salgamos de la caja. Luego, al final, ellos reciben los aplausos con fingida humildad y pasan a recoger la recaudación. Formidable, ¿a que sí?

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