Carta con respuesta

Da grima

El próximo 1 de septiembre voy a viajar en avión y creo que lo haré con la misma tranquilidad de siempre. Pero si se repitiera el fatal desenlace del vuelo de Spanair, no me gustaría acabar en una morgue habilitada en un recinto ferial y condenar a mis amigos y parientes al acoso de los medios, a tener que enfrentarse a preguntas tan peregrinas como: ¿y qué tal te sientes? ¿No se puede realizar el rescate de cadáveres, su identificación y devolución a la familia de otra manera más discreta y digna? ¿No se podrían repartir los cuerpos por los diferentes tanatorios de Madrid y respetar el duelo de los familiares sin tanto trajín de políticos, periodistas y demás necrófilos? A mí me parece una obscenidad lo que se está haciendo. Una morgue en un recinto ferial no es el lugar al que quiero que me lleven si me estrello el 1 de septiembre.

MARIO L. SELLÉS MADRID

Yo tampoco, ni de broma. Sin embargo, me imagino que habrá problemas de espacio o algo así. De todas formas, ¿no podían prohibir la entrada en general, salvo familiares y amigos, y muy en particular a periodistas y políticos? No se entiende bien con qué finalidad los políticos "interrumpen sus vacaciones", por ejemplo, puesto que nada útil pueden hacer. Ya suponemos que habrá muchas personas (personal sanitario, forenses, empleados de pompas fúnebres, investigadores, etc.) que hayan interrumpido sus vacaciones para hacer algo que no sea sólo gesticular. De los periodistas mejor ni hablemos. Las preguntas son memas, pero lo más grave es que tanta memez aturde e induce respuestas semejantes, como en el caso del extendido síndrome del testigo presencial.

El testigo intenta explicar a otros algo que ellos no han visto y él sí. ¿Qué hace? Recurre a la comparación con algo que ninguno de los dos haya visto jamás. Formidable, así queda todo mucho más claro. La prensa informó, por ejemplo, de que un guardia civil aseguraba que el accidente era "lo más parecido al infierno que he visto en mi vida". Así, ¡cómo no hacerse una idea! ¿Quién no conoce el infierno y todavía lo recuerda? ¿Quién no ha sido Orfeo más de una vez? Este hombre, sin ir más lejos, había visto otras situaciones parecidas al infierno tal y como lo recordaba, pero ninguna tanto como ésta. Al día siguiente, a su vez, los familiares aseguraron que "vivieron un infierno", a causa de la falta de información. Y así sucesivamente.

Y todo esto ¿para qué? Pues, por lo que parece, para llenar páginas o minutos de radio y tele, por no callar, para salir en la foto y participar en las olimpiadas de buenos sentimientos: a ver quién se conmueve más, a ver quién pone un gesto más desencajado, a ver quién encuentra un adjetivo más estremecedor. Da grima, sí.

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