Carta con respuesta

'Tempus fugit'

Nuestros jóvenes no saben decir otra cosa en latín que no sea ‘carpem die’ y los únicos números que les son familiares son los que ellos mismos protagonizan en plazas, calles y alamedas a las horas en que sus patrocinadores intentan consagrar al sueño reparador, bálsamo necesario que tonifica el ánimo y permite sobrellevar las largas jornadas laborales que, finalmente, reportan el único capital con el que mantener a sus desinhibidos vástagos. Si todos fuéramos millonarios, no nos pasarían estas cosas; pero, para nuestra desgracia, la inmensa mayoría tenemos que madrugar, por muy juerguista que pueda ser nuestro corazoncito. O sea que, o hacemos la revolución y borramos de los textos sagrados el mal momento de la expulsión del paraíso o nos ponemos de acuerdo para que nadie se quede a dos velas.

MARIO L. SELLÉS MADRID

Usted disimule, don Mario, estoy seguro de que es una errata (¡esos duendes de imprenta, menudos cabrones!), pero no es "carpem die", sino carpe diem. Usted no ignora (ni muchos jóvenes) que es una cita de la primera oda de Horacio: "Dum loquimur, fugerit invida aetas: carpe diem, quam miminum credula postero" (más o menos: mientras hablamos, habrá huido impaciente el tiempo: así que aprovecha el día, cree lo menos posible en el mañana).

No sé las jóvenes que usted frecuenta, pero entre mis (escasas) amistades más íntimas de menor edad hay mucho más conocimiento del latín: cunnilingus, fellatio, coitus a tergo (o more ferarum) y hasta (pero no muy a menudo, faltaría más) ejaculatio praecox.

Tiene usted razón, me sumo a su protesta, pero la culpa no es sólo de los jóvenes. Si hay un partido de fútbol y los mayores se conceden el sagrado derecho a hacer el gamberro toda la noche, ¿qué se puede esperar de los más pequeños, que están en una edad tan vulnerable? Si cortan el tráfico para que pase un cagatintas ministerial, ¿por qué no van ellos a interrumpir nuestro sueño? Si les hacemos contratos basura, ¿por qué van a respetar ellos nuestro trabajo? Si en España (un país pequeño), como recordaba en Público Luis Dial, hay el mismo número de coches oficiales que en todo Estados Unidos, ¿quién va a ceder el paso o a esperar turno? ¿Educación para la Ciudadanía? Mire, con que nos enseñaran a todos simple buena educación ya me daba yo por satisfecho. Los jóvenes no son aerolitos procedentes del espacio exterior, forman parte de nuestra sociedad. La falta de respeto, la prepotencia, el desinterés por los demás no lo han traído los jóvenes, esos chiflados con sus locos cacharros: se lo hemos enseñado nosotros. Probemos a enseñarles otra cosa. Latín, por ejemplo. Nada ha cambiado desde que Solís proclamara su famosa consigna: "¡Menos latín y más deporte!"

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