Los que provocaron la subida del petróleo y unos beneficios exorbitantes de unos pocos en detrimento del mundo entero; los que hicieron posible que, por su permisividad, otros pocos se hincharan irresponsablemente en las finanzas, hasta conseguir esta crisis que nos invade y afecta también al mundo entero, son, precisamente, los mismos que toman las medidas para atajar tanto despropósito. Ni tienen altura moral para afrontar lo que se nos viene encima y ellos mismos han provocado, ni se puede de ningún modo confiar que tengan la voluntad de cambiar nada. Se han de dar mañas para volver a sacar tajada de todo lo que ocurre, siempre con el sufrimiento de los ciudadanos del mundo que, en cualquier caso, jamás les importó un ápice.

vicente monje flores, madrid

Tras su carta me puse a leer lo que tenía que decir el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Parecía que su mujer le hubiera pillado en la cama con otra señora, lo negaba todo y solo repetía: no es lo que parece, cari, te lo puedo explicar, sin ofrecer la más mínima explicación (racional). Para el señor Díaz, el abaratamiento y la flexibilización en los contratos de trabajo "no significaría mayor número de despidos". No, qué va. Más aún, según contaba Público: "Los menores costes para rescindir contratos producen ¿a su juicio? el efecto contrario, ya que el elevado coste actual ‘impide a pequeños empresarios contratar a más trabajadores’ y, además, provoca que haya más temporalidad". Claro, son los costes para despedir los que impiden contratar. El despido libre, como sabe cualquiera, es lo que más fomenta el trabajo fijo. Etc. Supercalifragilístico. Si te puedo despedir con alegría y sin coste, tu trabajo está más seguro, tío, ¿es que no lo entiendes? ¡Si es por tu propio bien, cabezota! En fin, no es que uno espere que los empresarios razonen, pero tampoco es cuestión de que, en la cama con otra, todavía pretendan que no es lo que parece.

El amigo Díaz se propone llevar estas "ideas" (o llámalo equis) a la Mesa de Diálogo Social y "espera conseguir acuerdos con los sindicatos, ya que su objetivo es el mismo: crear empleo". Cuando un gran empresario sacrifica su tiempo para defender los intereses de los trabajadores en organizaciones filantrópicas patronales, échate a temblar. Cuando afirma que tiene los mismos objetivos que tú, llévate la mano a la cartera. Cuando, como Díaz, llega a decir que todos vamos en el mismo barco, ¡salta por la borda sin pérdida de tiempo!

No, Díaz, no: vamos en el mismo barco solo cuando es el Titanic y acaba de chocar con un iceberg. ¿Impedimos nosotros el naufragio para que luego nos mandes al sollado y tú vuelvas al camarote de primera clase? Pues va a ser que no.