Carta con respuesta

‘In Nomine Patris’

¿Dónde se encuentra el derecho del nacido por donación de semen a conocer a su padre? Katrina Clark es una de las miles de personas nacidas en EEUU por inseminación artificial. Ella dice que se siente degradada a poco más que una ampolla de semen congelado y que ahora recapacita acerca de la privación del derecho básico a saber de dónde viene, de conocer su historia y quién es su padre. Esta situación, ¿debe ser también objeto de risa? La dignidad humana se basa en todo lo que esté bien hecho.

 

VICENTE FRANCO GIL ZARAGOZA

No sé si yo quiero saber todo (¡todo!) de mi padre y desde luego respeto su derecho a no contarme lo que prefiera ocultar: incluso a sí mismo. Reconocer derechos sale gratis, el problema es cuando colisionan entre sí. ¿Prevalece el derecho del padre a callar o el del hijo a enterarse? No lo tengo tan claro como usted. Si mis padres hubieran decidido, de común acuerdo, no contarme que en realidad soy hijo del butanero, ¿qué derecho tengo a exigirles nada? Mi padre lo es por haberme criado, con independencia de quién se acostara con mi madre una noche de diciembre de 1962, en Alicante. No digamos ya en un caso de inseminación artificial, puesto que no hablamos de obligaciones patrimoniales (herencias, manutención, etc.), sino tan sólo de satisfacer o no la curiosidad del hijo.

Según publicó este periódico (24-3-2008), en España, uno de cada cuatro padres que realizan una prueba de ADN confirma sus sospechas: no son padres de los que creían sus hijos. Recuerdo el anuncio de un laboratorio alemán en el que salía un niño sonriente y la pregunta: "Mein... oder nicht mein?" ¿Será hijo mío o no? Se calcula que entre un 5% y un 10% de los niños no son hijos del señor al que llaman papá. Serán (o seremos) hijos del inevitable butanero, de ese amigo de mamá al que llamamos tío Vicente o del vecino del segundo izquierda, vaya usted a saber. En Francia, hace más de dos siglos, el código napoleónico cortó por la sano y decretó que "l’ enfant conçu pendant le mariage, a pour père le mari" (art.312): todo niño nacido durante el matrimonio es hijo del marido. Problema resuelto.

A mi parecer es suficiente: padres son quienes actúan in loco parentis (en el lugar de los padres). El resto no es más que biología, que no tiene mucho interés. Para mí, la paternidad no es un hecho biológico, sino cultural: es el resultado de la responsabilidad, del amor y de la compañía; no depende del ADN.

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