Carta con respuesta

Va a ser eso

La violencia de género es una de las lacras más terribles de la sociedad del siglo XXI. Ahora parece que las campañas preventivas y de sensibilización empiezan a tener un cierto efecto. Las causas de la violencia de género son múltiples, pero hay un punto que no se tiene demasiado en cuenta y que, desde mi punto de vista, considero que contribuye a incentivar esta agresividad tan execrable. Por todo lo dicho, la movilidad insostenible (la falta de transporte público), la cultura errática y banal de adoración del automóvil privado y la articulación de un urbanismo salvaje (la ciudad dispersa), favorece, sin ningún tipo de dudas, la violencia de género. Ya es hora de que nuestras autoridades se dieran cuenta de que esta también es una cuestión de voluntad política y que, en consecuencia, hay que impulsar –más y mejor– la movilidad sostenible para evitar la violencia de género.

 

JOSEP M. LOSTE ROMERO PORTBOU (GIRONA)

No sé si lo he entendido: usted afirma que una de las causas de la violencia contra las mujeres es la dificultad para los desplazamientos en las grandes ciudades, ¿correcto? Los atascos, el autobús que no llega, el metro que se estropea, una rueda que se pincha, etc. Todo esto hace que algunos individuos pierdan la paciencia y decidan zurrarle a su señora. Como había atasco, te vas a llevar una mano de hostias. Ah, se me olvidaba: y el urbanismo. Si ponen un puente de Calatrava, le voy a dar a la parienta su merecido. ¿Es eso? Pues qué quiere que le diga: ¿hay, proporcionalmente, más violencia en las grandes ciudades que en las poblaciones pequeñas?

Parece ser también que, cuando sube la temperatura, aumentan las conductas violentas. De forma parecida, podríamos postular que uno de los factores de la violencia contra las mujeres es el cambio climático y que, en consecuencia, hay que limitar las emisiones. De paso, podríamos acusar a Rajoy: su escepticismo ante el cambio climático es una burda añagaza para promover el maltrato a las mujeres.

Tocante a la violencia contra las mujeres, ya se puede decir casi cualquier cosa. Hay una ministra del PSOE que acusa al franquismo, sin pararse a pensar que hay más violencia en Finlandia, donde Franco no mandaba tanto. Si toda una ministra razona como un pingüino que acabara de sufrir un electroshock, ¿qué se puede esperar de nosotros, simples mortales? Serán los atascos. O la calor (esto sí es violencia de género). O vaya usted saber.

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