Carta con respuesta

Caballos regalados

Sólo compro Público cinco días a la semana. No quiero pagar el doble de su precio el sábado y el domingo sin un aumento del contenido periodístico. La falacia de terminología de marketing que ‘regala’ un CD no es creíble. No regalan: cuesta 50 céntimos. Y a mí no me gusta la ópera; sólo su periódico. Creo que deberían estudiar un cambio de estrategia: tan sencillo como dejar que el cliente adquiera el CD o se lleve el diario ... por su valor habitual. Lo demás sabe a trampa. Van a perder 52 euros al año conmigo...

JUAN PABLO BARRENECHEA ÁLVAREZ, Santa Pola (Alicante)

Le doy toda la razón, Juan Pablo. Yo también detesto la ópera, la abomino, me espeluzna y me aburre hasta la pérdida del conocimiento. Y aún más detesto que me regalen (o vendan barato) cosas que maldita la falta que me hacen (aunque supongo que ésa es la esencia del marketing: inventar necesidades que no tenemos). Ahora bien, debemos de ser usted y yo unos estrafalarios, porque me dicen aquí que, cuando regalamos (vamos a llamarlo así) el CD, se vende mucho más. Lo creo: he visto a multitudes hacer cola durante horas para recibir una camiseta de regalo, se lo aseguro, una simple camiseta de algodón que es imposible que les apeteciera tanto. Y como usted sabe no somos (ni mucho menos) el único periódico que regala (digamos) algo: tazas, relojes, libros, discos, películas, fascículos... ¡hasta cruasanes han llegado a regalar con la prensa!

Lo que más me entristece, sin embargo, es la confesión de impotencia que implica. Ofrecer un periódico para leer no es suficiente, según parece: hay que dorar la píldora y engatusar al lector para que se decida a comprar la prensa. Como decía alguien, leer el periódico es la oración matutina de los laicos. Somos muchos los que leemos por gusto, pero al parecer no somos suficientes: hay más que leen sólo para conseguir un chirimbolo, a los Tres Tenores o un cruasán grasiento. Si seguimos por este camino, llegará el día en que vayas a comprar pan y, con la barra, te regalen un periódico, sólo por cinco céntimos más: a lo mejor la gente se aficiona a la lectura.

En fin, siento los 52 euros al año que deja de ganar Público, ¿en qué los piensa invertir usted? Por mi parte, lo único que puedo hacer es lo que hago: sugerirle a la autoridad competente que ofrezca otra clase de promociones. Hasta el momento he propuesto: botellitas miniatura de whisky y ginebra, condones, consoladores (las mujeres leen más que los hombres), el número de teléfono móvil de Nicole Kidman (sólo por 50 céntimos más), fichas válidas en todos los casinos, pastillas de Viagra (la tercera edad es muy lectora) y sujetadores descapotables. No me han hecho ni caso. Francamente, me pregunto por qué.

RAFAEL REIG

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