Carta con respuesta

El cuerpo piensa

Soy español, circunstancia que considero bastante poco importante a la hora de conformar mis opiniones y actitudes, porque lo que me interesa es el destino de una Humanidad, que considero una gran familia. Me siento mucho más cercano a los pueblos condenados a la miseria que a la clase media de mi país, y no digamos a la élite y a sus intereses empresariales. Los intereses de Endesa no son los míos, y me ha parecido una vergüenza que ante las justas denuncias de los dirigentes latinoamericanos, los gobernantes españoles se hayan ofendido.

PEDRO LÓPEZ LÓPEZ, Madrid

A mi modo de ver, le sobra razón, Pedro. Sin embargo, como me gusta discutir por discutir (quizá ya lo habrá notado), le diré que no estoy de acuerdo en que las circunstancias no tengan relevancia para "conformar mis opiniones y actitudes". Puede que usted sea un hombre-Ikea, hecho a sí mismo, que ha ensamblado en su propio domicilio sus opiniones y actitudes con una llave Allen y muchísima paciencia, en plena y soberana autarquía mental. No me tome por seguidor de Ortega, pero "yo soy yo y mi circunstancia" es una idea que comparto, en contra del bricolaje intelectual. Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar (lo cuenta Borges, que añade: "El tiempo ha sido mi Demócrito"). La paloma de Kant creía lo mismo: que volaría mejor en el vacío, sin necesidad de vencer la resistencia del aire. Lo cierto es que pensamos con los ojos, igual que la paloma vuela gracias a la resistencia del aire. En el pensamiento, en esas "opiniones y actitudes", también interviene el cuerpo, lo material, dónde vivo y en qué trabajo, cuánto gano, con quién me tomo las cañas y a quién le debo dinero. Desde este punto de vista, ser español es una circunstancia que, bien pensado, sí debe de tener cierta influencia, ¿no le parece?

El pensamiento puro, en el vacío, sin ojos ni circunstancias materiales, no me parece ni siquiera pensamiento. ¿Usted se ha enamorado de alguien sin que se le cruce ni un mal pensamiento? Y viceversa, ¿se ha acostado usted con alguien sin que intervenga un sentimiento humano? Yo nunca, por eso creo que la separación entre el cuerpo y el espíritu, o el divorcio entre el individuo y sus circunstancias, no son más que otra máscara del idealismo filosófico, esa visión interesada y religiosa en la que el espíritu siempre es libre y, en cambio, nuestra manera de vivir, y madrugar, y obedecer, y pedir prestado, nuestra circunstancia, es algo a lo que nunca hay que prestar demasiada atención.

Dicho esto, Pedro, (en lo que quizá también estemos de acuerdo), pienso lo mismo que usted: yo también me considero más compatriota de los trabajadores bolivianos que de los consejeros españoles de Repsol.

RAFAEL REIG

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