Carta con respuesta

Hágase la bondad

El ayuntamiento de la capital de mi tierra (Gerona) quiere sancionar hasta con 400 euros de multa a quien no saque a pasear a su perro al menos durante 20 minutos al día, con lo que, como demógrafo, preveo que la adopción de canes descenderá a cifras infinitesimales. Que nadie me malinterprete: soy ecologista de carné y defensor, por escrito y en manifestaciones, de sus derechos, como ahora sigo haciendo contra ese exceso contraproducente. De esta forma critico a los promotores de esa antológica alcaldada y ellos, sin duda, dirán que es a mí a quien le falta sentido común. ¡Pobres perros, tan injustamente calificados por nosotros como irracionales! Hay cariños que matan.

JAVIER COBO ANTÓN SEVILLA

La adopción de perros no sé, pero preveo, como filólogo y bebedor de Bushmills, que descenderá a ras de suelo el sentido común. ¿Van a poner agentes con cronómetro vigilando lo que duran los paseos? El seguimiento, además, tendrá que ser permanente, porque ¿cómo demuestran que no le has paseado ya tres veces antes y ahora sólo bajabas un momentín a por tabaco? ¿Promoverán mediante recompensas la delación de vecinos?

A un alcalde se le ocurre multar a los que rebusquen en los cubos de basura; a otro, a los que no paseen veinte minutos al perro. ¿Están todos como una regadera o de verdad nos merecemos a estos arbitristas descalabrados? En tanto despotismo hay la credulidad rudimentaria y hasta bíblica del que piensa que basta una ordenanza municipal para cambiar la realidad. El alcalde ve que no se hace bastante caso a los perros, y eso a él no le gusta, así que dice: hágase el cariño al animal. Y va el cariño y se hace, más faltaba. Y vio el alcalde que el cariño a las mascotas era bueno.

Ya puestos, ¿por qué no legislan estos pomposos orates cosas de más sustancia? Multa de mil euros a todo matrimonio que no dedique al menos dos sesiones de una hora semanal a acariciarse sin ropa. Al que no lea un libro de poesía al mes, multa al canto. Y así todo en el mundo ideal, mientras le entregan la ciudad real a los mafiosos filantrópicos del ladrillo, la banca y el tres por ciento en un maletín. Formidable.

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