Carta con respuesta

Divino tesoro

Hace unos días leía en la primera página de un periódico gratuito: "Uno de cada cuatro jóvenes practica sexo sin métodos". Y continuaba diciendo: "El 25% de los jóvenes pasan totalmente del sexo seguro". Qué contradicción tan enorme, la de este Gobierno que se está esforzando por prohibir a los jóvenes el consumo de alcohol y de cocaína. ¿Por qué no hacemos también lo posible por persuadirles de que se abstengan de la experimentación sexual? Por desgracia, lo que se les ofrece es el sexo seguro y se les regalan, en los institutos ya, los paquetes de preservativos. Hay que enseñarles a que se diviertan sanamente, que estudien con ahínco, que se comporten y respeten a los demás, que aprovechen el tiempo al máximo y que hay muchas cosas buenas en las que ocupar el tiempo de ocio, como el deporte, la música o practicando la caridad (por ejemplo, visitando y acompañando a tantos mayores y enfermos que están solos).

PILAR MARISCAL, Málaga

¿Sexo sin métodos? ¿Qué quiere decir eso? ¿Que van improvisando en la cama? Pues mejor para ellos. En fin, Pilar, ¿dónde ve usted la contradicción? Salvo que dé por sentado que el sexo es perjudicial para la salud, como el consumo de drogas o de tabaco. Eso debe de ser, porque propone usted también que los jóvenes se "diviertan sanamente" (¡con la práctica de la caridad!): ¿es que acaso el sexo no es sano? El problema con el sexo, me parece a mí, lo tiene usted, no los jóvenes.

Me recuerda a mi abuela, que nos advertía que no aceptáramos regalos, porque ella sabía de buena tinta que repartían drogas gratis a la puerta de los colegios. "Ojalá, abuela", le decíamos, porque las drogas nos las teníamos que pagar siempre de nuestro bolsillo con enormes sacrificios. ¿Qué se imagina usted? ¿Que los jóvenes están todo el santo día copulando por los codos hasta que caen rendidos, agotados y felices, con la médula espinal reseca, los ojos en blanco y una sonrisa indeleble de satisfacción? ¿Que dedican todo su tiempo al coito terrorista, indiscriminado, venga de donde venga, injustificable y contra el que usted expresa su más enérgica repulsa y condena? Pues lamento desilusionarla: eso son fantasías libidinosas propias de célibes de avanzada edad. Los jóvenes de hoy son como hemos sido todos: más bien tímidos para irse a la cama. Cuando se les pase, ya no serán jóvenes: nos ha ocurrido a todos.

Deje a los jóvenes en paz. Hay que darles información y hay que asegurarse de que tengan conocimiento y condones, para que no corran riesgos. Deje que se toquen por encima y por debajo de la ropa y que se prometan a sí mismos no volverse nunca como nosotros, los mayores. A ver si estos jóvenes, por primera vez en la historia, lo consiguen.

RAFAEL REIG

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