Carta con respuesta

Todo por la causa

Treinta y un años después de aprobada la Constitución democrática española, el mayor de sus tribunales de justicia atiende la acusación de un grupo de ultraderecha y llama a declarar al juez que clama contra los crímenes cometidos durante la dictadura por la ultraderecha. Un titular así parecería surrealista, pero no. Es real. 

ENRIQUE CHICOTE SERNA. ARGANDA DEL REY (MADRID) 

¿No daría mucho más miedo que un tribunal no atendiera una demanda sólo porque la formulara un grupo de ultraderecha? Un tío de la ETA, un criminal, un comunista, un ultraderechista ¿no debe ser atendido por los tribunales? ¿Una prostituta no puede denunciar una violación? ¡Córcholis, qué sentido de la justicia! Un tribunal tiene que atender igual una demanda la ponga quien la ponga, aunque la ponga un delincuente. Si ve indicios racionales de delito, la atiende, aunque la demanda venga de un malvado, un asesino o un rojo peligroso. Para mí esa es la base de la justicia e imagino que de la dichosa Constitución.  

Que yo sepa, la demanda no es por investigar los crímenes de Franco (como dice la prensa, no sé si con prisa o por pura demagogia): es por prevaricar. La causa en que se le acuse a un juez de prevaricación no tiene la más mínima importancia. Un juez puede prevaricar en una causa por una estafa de poca monta o en los juicios de Nuremberg. Qué más da. Si la causa es noble y justa, ¿el juez ya no puede ser acusado de prevaricación? ¿El fin justifica los medios? Por desgracia, se puede prevaricar en defensa de las causas más nobles. Si el tribunal ve indicios, debe llamar a declarar al juez, por supuesto, aunque el juez esté encausando a la cúpula nazi.  

A mí lo que me parecería escandaloso y alarmante (o surrealista) es que no se admitiera una denuncia según de quién venga; y que un juez, en función de la causa que instruya, no pueda ser acusado de prevaricación. Quizá yo no le he entendido bien o usted ha escrito de prisa y con un enfado, que por otra parte (y por otras razones) comparto, pero a mí ese titular, precisamente, me inspira confianza en la justicia. La única garantía es que también atienda a los "malos" y procese a los "buenos".

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