Carta con respuesta

Banderas al viento

Busco como un loco la noticia de que un ciudadano español camina por las calles de España con su pasaporte o documento nacional de identidad. No doy con ella. Se deberá a que lo usual no es noticia. Por este motivo no entiendo por qué en titulares y crónicas periodísticas de manifestaciones y convocatorias sociales o políticas se hace alusión a que algunos ciudadanos portan la bandera de España. Si es la recogida reglamentariamente en el artículo 4 de la Constitución y no es ultrajada en el uso, no es noticia. Así es como se logra que los símbolos institucionales estipulados que a todos nos pertenecen y representan se identifiquen maliciosamente sólo con una de esas dos Españas que nos ha de helar el corazón.

ULISES BELLÓN, Madrid

Sólo por curiosidad, ¿cuántos años tiene usted? Mi hija tiene ocho y hace esa clase de bobadas. Cierra el puño, salvo dos dedos (índice y meñique) y, cuando le digo que eso está muy feo, me endosa una parodia de razonamiento semejante a la suya: eso no significa nada, sólo pongo los dedos así porque quiero, ¿quién dice que eso signifique cabrón? Me río mucho con ella.

Será legal ir con banderas, pero no me diga que no es raro y, por tanto, noticia. La gente normal vamos con paquetes, bolsas de plástico o niños de la mano, pero nunca sacamos banderas. También está permitido ir con un orinal en la cabeza, pero seguiría siendo noticia. Imagine que mañana empieza a cruzarse por la calle con personas que llevan una deposición de perro en la frente. "¿Y eso?". "¿El qué?". "La mierda de perro". "Ah, esto, ¿qué pasa? ¿Es que acaso no es legal? No significa nada, la llevo porque me gusta". Usted, sin duda, diría: claro, la lleva por gusto, es legal, mientras no la ultraje: ultrajar excrementos caninos está muy castigado. Mire, todos sabemos quién y por qué lleva las banderas españolas, no sea crío. Como usted sabe, ultrajar es ofender o humillar a personas. La bandera es una cosa y se la ultraja ajándola o estropeándola, nada más: (de momento) las cosas no tienen capacidad para sentirse ni humilladas ni ofendidas. Consulte el María Moliner (vol. II, p. 1.333). Sin embargo, si yo escupo en una bandera y le digo que en realidad lo hago con todo respeto, para limpiarla mejor, ¿usted qué pensaría? Pues lo mismo pienso yo de usted.

Lo lamento, pero, si tiene usted más de diez años, a mí ya me hace muy poca gracia. Comer aceitunas está bien, por sí mismo no es indicio de locura. Si alguien come aceitunas siguiendo instrucciones telepáticas de los marcianos, en cambio, está majareta perdido. Yo creo que cualquiera que se pasee con una bandera por la calle es porque recibe consignas de los marcianos: está para que lo encierren. Y es noticia.

RAFAEL REIG

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