Carta con respuesta

Salario, precio, beneficio

El Gobierno implantará el sistema de ‘doble etiquetado’ en los productos alimenticios para informar a los consumidores de la diferencia entre el precio de origen y de venta de los mismos. Se exhorta al Gobierno a ‘intensificar el control de las importaciones’ e impedir la comercialización de productos prohibidos en la UE, con el fin de garantizar la seguridad de los consumidores. Esperemos que esto compense el esfuerzo que deben hacer nuestros productores para responder a las exigencias a las que se les está sometiendo.

DOMINGO MARTÍNEZ MADRID, Baños de Valdearados (Burgos)

No sé si le entiendo bien: ¿habrá una etiqueta en la que diga a cuánto ha vendido el tomate el cultivador y a cuánto lo está pagando el consumidor, por ejemplo? Si es así, me parece bien, aunque insuficiente: ¿por qué limitarse a los tomates y otros productos alimenticios? ¿Por qué no extenderlo a todo? Tenemos el mismo derecho a saber cuánto cuesta en origen el tabaco y a cuánto nos lo venden. ¿Y por qué no los bienes manufacturados? Reclamemos también información de cuánto cuesta producir un libro, un coche o unas botas, y a qué precio nos lo están vendiendo. ¿Y los servicios? ¿Cuánto le cuesta a una compañía telefónica la llamada y a cuánto nos la cobran? ¿Cuánto le cuesta al bar el barril de cerveza y a cuánto pagamos la caña? ¿Cuánto le paga al empleado ese banco que nos impone comisiones hasta por ingresar un cheque? ¿Cuánto les paga, en cambio, a directivos?

Podríamos seguir por ese camino y reclamar información sobre cuánto gana el jefe y por qué su hora de trabajo vale diez, doce o cien veces más que la de un empleado. O cuál es la diferencia entre el salario de los trabajadores y el beneficio empresarial. Nos gustaría saber quién, dónde y a cuánto la hora fabrica nuestras camisas o los relojes que compramos. ¿Cuántas horas de trabajo pagadas a salario mínimo vale el coche que utiliza un director general, en lugar de ir en transporte público?

Si seguimos por ese camino, exigiendo respuestas, puede que algún día llegáramos a entender de verdad cómo funciona nuestro sistema económico, cómo se reparte la riqueza, cuánto sufrimiento humano cuesta que tengamos un móvil aún más pequeño o cuáles son los verdaderos derechos y libertades de los que disfruta la mayoría (es decir, las libertades que se puede permitir con su sueldo). Ahora bien, seamos serios: ¿a quién cree usted que le interesa poner a nuestro alcance toda esa información? ¿No cree que tendría consecuencias? Yo pienso igual, por eso no nos dicen nada, pero baja el precio de las televisiones y de los ordenadores cada año, no se nos vaya a ocurrir ponernos a hablar entre nosotros. Siempre será preferible tenernos conectados que informados, ¿no?

RAFAEL REIG

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