Carta con respuesta

Política de familia

En casa hemos decidido que este año cada uno hará y recibirá un solo regalo y en ningún caso gastaremos más de 50 €. Casi sin darnos cuenta habíamos ido aumentando cada Navidad los detalles, y últimamente resultaba difícil, además de acertar, quedar bien con todos. En la última reunión familiar tomamos esta decisión, ya que, como señaló mi cuñada, lo importante es que estemos juntos y que podamos celebrarlo. Los niños serán los encargados de poner el pesebre, pues ante todo no queremos olvidar que es Navidad.

MARGARITA DURÀ CORREDOR, Torredembarra (Tarragona)

Si lo ha dicho su cuñada, no hay más que hablar. Y qué razón lleva, parece que la estoy viendo: "Lo importante es que estemos juntos y que podamos celebrarlo". Como para llevarle la contraria, ¿a que sí? No quiero ni imaginarla de vuelta a casa: "¿Lo ves, cariño? ¿Era tan difícil? Es que en tu familia se despilfarra. Había que poner orden". Yo he pedido una estilográfica Parker (29 euros) y una libreta Moleskine (9 euros). Total: 38 euros. Su cuñada aplaudiría y eso me pone fuera de peligro. Su carta corrobora la inquietante sensación que ya tenía de que éste es un país dirigido por un Gobierno en la sombra: los cuñados. El poder real, el timón de la nave del Estado, el verdadero imperio sobre vidas y haciendas lo tiene entre nosotros la familia política, como su propio nombre indica.

¿Es concebible una comida al aire libre sin su correspondiente cuñado que cocine la paella? ¿Se puede contraer en España alguna enfermedad sin la inevitable cuñada que conoce al jefe de Servicio de un importante hospital? ¿Es verosímil adquirir algo y que no lo haya visto el consabido cuñado en otro sitio a mejor precio? ¿Quién no está en posesión de un cuñado que lo sabe todo sobre el cambio climático, la informática, el pleistoceno, la evasión fiscal o las únicas dietas que de verdad funcionan? Desengáñese, Margarita: si un buen día dejaran de existir las cuñadas, la vida tal y como la conocemos desaparecería sobre el planeta.

Su actividad es incesante, tenaz, abrasiva. Como los ríos, tienen períodos de estiaje, en los que apenas dan la lata; y otros en los que alcanzan su máximo caudal y un protagonismo casi insoportable. Por ejemplo, las pompas fúnebres y las herencias, las intervenciones quirúrgicas, las inversiones inmobiliarias y los cambios de empleo. Sin embargo, el cénit indiscutible de la cuñadía se halla en las Navidades. Por eso propongo crear unas simpáticas figuras de belén que representen a esta institución folclórica tan nuestra: el cuñado enterao y la cuñada diabólica, para ponerlos junto al caganer y el niño que hace pis. A los niños les divertirá, mientras siguen sin olvidar que es Navidad y el profundo sentido político de estas fiestas.

RAFAEL REIG

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