Pato confinado

Receta de mermelada de naranja casera

Mermelada naranja casera.
Mermeladas caseras. Foto: freepik / www.freepik.es.

Las mermeladas han hecho más gozosa a la humanidad. Los humanos, siempre amenazados por el conocimiento de su próxima muerte, las guerras, las injusticias, la banca, la burocracia, la irracionalidad... inventaron las mermeladas caseras como un salmo, una oración doméstica, un dulce apoyo en este valle de lágrimas. La mermelada casera de naranjas es esa caricia de invierno que se sirve sobre ricas tostadas.

Para prepararla tienes que tener azúcar, unos botes de cristal adecuados, y muchas naranjas. La tapa tiene que cerrar herméticamente (así la mermelada aguantará alrededor de un año en la despensa, a temperatura ambiente). Debes esterilizar los frascos con agua caliente. El proceso es laborioso pero merece la pena. Se cuecen los frutos, en su jugo, con el azúcar y con las medidas exactas (aunque, según la receta, se le echa más o menos azúcar). Puedes añadirle una ramita de canela, si quieres darle un punto más aromático. Una vez pasado el mejunje por el fuego, realizada la alquimia, verás que el resultado espesa, los olores se multiplican...

Dificultad de la receta: No es física cuántica, solo depende de tu paciencia.

Nivel de emoción al comerlo: Es el placer de esos pequeños actos cotidianos (o desayunos) que salvan tu vida.

Partículas elementales: Vitaminas y minerales y, tal vez, un exceso de azúcar.

Receta de mermelada de naranjas casera

Ingredientes (para varios botes):

  • 1 kilo de naranjas.
  • Azúcar (500 gr. por cada kilo de naranja pelada).

1. Esteriliza los tarros:

Pon a calentar una olla con abundante agua, con los tarros y sus tapas. Espera a que rompa a hervir,  que estén al fuego un par de minutos. Saca con unas pinzas los tarros y déjalos boca abajo en una fuente limpia, forrada con papel de cocina.

2. Lava las naranjas:

Tienes que lavar con agua muy bien las naranjas. Si dispones de un cepillo, ráspalas un poco. Sécalas y, con un pelador, quítales la piel (que no contenga, en la medida de lo posible, la parte blanca, solo la cáscara naranja). Trocea las pieles en finas tiritas y resérvalas en un bol.

3. Pela las naranjas:

Pela las naranjas con un cuchillo, con paciencia y con cuidado, retirando su parte blanca. Deben quedar las frutas solo con su carne naranja y sin el rabo verde. Pesa las naranjas (deberás añadir la mitad de su peso en azúcar).

4. Hierve las pieles y cuece las naranjas:

Pon las naranjas limpias, cortadas en gajos medianos, en una olla. Añade el azúcar. Mézclalo bien. En otra olla, pon abundante agua a hervir, y echa las pieles de naranja que tenías reservadas (así le quitarás el sabor amargo). Pasados varios minutos, las retiras y las pones en un recipiente con agua fría para cortar la cocción. Retira el agua que ha quedado impregnada con los jugos de la piel, limpia la olla, y vuelve a poner agua limpia. Llévala a ebullición y vuelve a añadir las pieles. Tenlas al fuego durante cinco minutos. Añade las pieles, ya sin su amargor, coladas, a la olla donde tienes los frutos y el azúcar. Remueve y llévalo a ebullición (fuego medio). Tenlo al fuego durante una hora, removiendo de vez en cuando. Tiene que ir reduciendo el jugo, vigila en la parte final para que no se agarre o queme (remueve). Cuando la naranja se haya desecho y espesado, estará lista.

5. Pon la mermelada en los tarros de cristal:

Una vez apagues el fuego, con un cazo, llena los botes de cristal con la mermelada de naranja aún caliente (no la llenes hasta arriba, deja un mínimo espacio libre). Cierra bien el tarro con la tapa. Deja el tarro boca abajo. Espera a que reposen al menos durante 24 horas. Pasado ese tiempo puedes guardarlas en la depensa, en posición normal, y a temperatura ambiente.

➥ Seguimos con una receta de pastel de queso sin horno.

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