Pato confinado

La mejor receta de buñuelos de viento para hacer en casa

Buñuelos de viento.
Buñuelos de viento, postre típico del Día de Todos los Santos.

Postre por excelencia del Día de Todos los Santos, dulce que alegra cualquier cementerio, los buñuelos de viento son fabulosos, una de nuestras recetas más populares. Se trata de unas bolas elaboradas con harina, huevos y mantequilla. Están fritas y rebozadas en azúcar, y pueden llevar algún tipo de relleno, como crema pastelera o nata montada.

Parecen laboriosos, pero así es la vida: no hay nada gratis, es la primera ley surgida tras el Big Bang, y sirve tanto para los átomos (lo llaman entropía) como para comerse un dulce.

Se les denomina buñuelos de viento porque si se hacen bien terminan hinchados (este hueco es el que se aprovecha para añadir la crema). Se cree que estos dulces, como ocurre con otros platos tradicionales, provienen de las fórmulas de los árabes o judíos hispánicos, recetas que después serían cristianizadas.

El buñuelo tiene que ser pequeño y también se toma en la Cuaresma. Su secreto está en la fritura, en la cantidad de aceite y la temperatura justa, es entonces cuando flota en el jugo vegetal, gracioso momento que nos indica que el gasto de tiempo y energía ha merecido la pena. Y luego, a dejarse llevar por la dulce entropía...

Receta de buñuelos de viento caseros

Ingredientes 4 personas:

  • 75 gr. de harina de trigo tamizada.
  • 125 ml. de agua (medio vaso) o leche.
  • 50 gr. de mantequilla sin sal.
  • 2 huevos.
  • 1 cucharada de azúcar blanco.
  • 1/2 cucharadita de sal.
  • 1/2 cucharadita de esencia de vainilla.
  • Mezcla de azúcar glas y canela en polvo para el rebozado.
  • Aceite de oliva de girasol o suave.

1. Crea la masa:

Calienta en una olla el agua a fuego bajo. Añade la mantequilla, el azúcar, la sal y la esencia de vainilla. Espera a que se derrita la mantequilla. Agrega la harina. Remueve hasta que no queden grumos y se forme la masa. Debe salir espesa y consistente, que no se enganche en las manos ni las paredes. Deja reposar la masa en un bol (un cuarto de hora, hasta que se temple).

2. Añade el huevo y fríe los buñuelos de viento:

Echa un huevo cascado en la masa. Remueve con una espátula o varillas hasta que quede integrado. Agrega otro huevo y sigue removiendo. La mezcla será más elástica y cremosa. Déjala reposar una hora en la nevera. Pon a calentar una sartén amplia con abundante aceite, debe estar a temperatura alta pero no excesivamente caliente. Haz primero una tanda de prueba: los buñuelos, al entrar en contacto con el aceite, deben quedar a flote, rodeados de burbujas, sin que se doren en exceso con el primer golpe. Tienen que hincharse mientras se hacen, en caso contrario, tendrás la temperatura demasiado baja o alta. Ve formando con la ayuda de dos cucharitas bolas a partir de la masa (piensa que luego crecen). Fríe los buñuelos. Dales la vuelta para que se doren por ambos lados.

3. Reboza con canela y azúcar y rellénalos:

Saca los buñuelos del aceite una vez estén hinchados y algo dorados. Rebózalos en la mezcla de canela y azúcar. Pon las bolas en una fuente con papel de cocina absorbente. Una vez templados, hazles un pequeño hueco con una tijera y añade con una manga crema pastelera, nata montada o chocolate. Aprovecha el hueco que tienen dentro, hasta que el relleno aparezca en la superficie.

Cómo hacer la crema pastelera casera:

Ingredientes:

  • 4 yemas de huevo.
  • 50 gr. de maicena.
  • 120 gr. de azúcar blanco.
  • 1/2 litro de leche entera.
  • Raspadura de medio limón o naranja (solo la parte de la piel, no la blanca).
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla.

Elaboración:

En un bol mezcla el azúcar con la maicena. Añade las yemas de huevo y la esencia de vainilla. Aromatiza la leche con la raspadura de limón (ponla en un cazo que hierva, después la cuelas). Añade la leche al resto de ingredientes. Mézclalo con unas varillas, que quede bien integrado. Lleva la mezcla a una olla y ponla al fuego (temperatura baja). Remueve mientras se va formando la crema (gracias al calor irá espesando). Cuando empiece a compactarse, quítalo del fuego y sigue removiendo con las varillas hasta obtener la textura cremosa.

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