Pato confinado

Receta de pizza casera con rúcula y tomates cherry

Receta de pizza casera con rúcula y tomate
Pizza casera con rúcula y tomate. Foto: Pixabay.

La pizza no necesita presentación. Invento probablemente napolitano (en su versión moderna), es seguramente uno de los platos más célebres del mundo. Hacerla en casa no solo es posible, sino que te permitirá tener un control total del proceso y de la materia prima. Tal vez necesites al principio un poco de práctica al momento de elaborar la masa. Pero una pizza solo necesita una buena base, salsa de tomate frito casero, y un queso mozzarella de cierta calidad.

Añadirle rúcula se ha puesto de moda últimamente. En muchas pizzerías gourmet aparece como seña. La rúcula le queda fenomenal a la pizza, le ofrece un matiz fresco, y el sabor de este vegetal, además, combina de maravilla con el tomate y el queso. Eso sí, no pases la rúcula por el horno, échasela una vez esté cocinada, todavía muy caliente, con el queso algo fundido. Puedes hacer la pizza solo vegetariana o añadirle -además de los tomates cherry- jamón de york o serrano. También acepta champiñones y salsa de pesto. Usa en la masa harina de fuerza (saldrá más esponjosa) y levadura fresca o seca (usa entonces tres veces menos cantidad que de levadura fresca).

Receta de pizza casera con rúcula y tomates cherry

Para la base (2 pizzas):

  • 400 gr. de harina de fuerza.
  • 200 ml. de agua.
  • 15 gr. de levadura fresca.
  • Aceite de oliva.
  • Sal.

Ingredientes:

  • Una bolsa de rúcula.
  • Varias cucharadas de tomate frito casero por pizza.
  • Tomates cherry (al gusto).
  • 2 bolas de mozzarella fresca.
  • Lascas de parmesano.
  • Aceitunas negras.
  • Orégano.
  • Unas gotas de aceite de oliva.
  • Sal.

1. Haz la masa con agua y harina:

En un bol disuelve bien la levadura fresca en agua tibia. Añade luego la harina, un poco de sal, y remueve bien con una cuchara. Añade un chorrito de aceite y sigue mezclando. Tápalo con un trapo limpio y deja que repose durante unos diez minutos. Luego amásalo con las manos sobre la encimera (unos cinco minutos sin parar); debes primero aplastarla sobre sí misma y formar después una bola que quede lisa, que no se enganche en los dedos. Si todavía se agarra, añade un poco más de harina. Deja que la bola repose durante una hora, tapada con el trapo (duplicará su volumen). Pasado ese tiempo, corta la bola en dos y aplana con un mortero cada parte, obteniendo de este modo dos pizzas finas.

2. Monta y hornea la pizza:

Dale a la masa forma de pizza, levantando un poco los bordes para contener la mozzarella en el momento de fundirse. Esparce salsa de tomate frito por su base, una capa fina. Añade la mozzarella, cortada en trocitos y bien repartida. Agrega lascas de parmesano. Añade los tomates cherry partidos por la mitad. Espolvorea abundante orégano por encima, un poco de sal y unas gotitas de aceite de oliva. Ten el horno precalentado a 200 grados. Cuece la pizza durante unos 15-20 minutos, o hasta que esté doradita y crujiente. Primero dale calor al horno por la parte de abajo y, cuando la base esté doradita, pasa el calor a la parte de arriba. Cuando esté hecha, sácala del horno y añade inmediatamente las aceitunas negras y las hojas de rúcula.

➥ Seguimos con una receta de ensalada de pasta con salsa de pesto verde.

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