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Los 'anti' ahora son de derechas

Los 'anti' ahora son de derechas
Feijóo, este viernes en un acto en Lugo. EFE/ Eliseo Trigo

Uno ya no sabe quién marca la agenda de quién, y así es que se nos hacen las pichas y los coños un lío a los votantes de a pie. Que, paradójicamente, somos los únicos que votamos con la cabeza. Hace unos meses, observamos cómo Alberto Núñez Feijóo renunciaba a su intento de pactar la renovación del Consejo General del Poder Judicial acojonado por cuatro titulares. Hoy, el jefe de opinión de El Mundo titula su columna Por qué soy antisanchista, lamiendo los rescoldos de la única idea que maneja Feijóo salvo la de adscribir Badajoz a Andalucía por culpa de la presión de ETA: derogar el sanchismo.

Cuando hablo hoy del jefe de opinión de El Mundo me refiero a Jorge Bustos, un periodista que se hizo muy famoso hace años cuando resumió en La Sexta su pensamiento político: "Prefiero ser gobernado por un corrupto que por un comunista". Esa es mi España. La de toda la vida. La España de la guapa gente de derechas que tan bien glosó Francisco Umbral y ridiculizó Camilo José Cela en sus ángeles custodios. Dos escritores que acabaron siendo fachas, por cierto: uno ridículamente monárquico para que le dieran premios que nunca le dieron a pesar de que los merecía, y otro que andaba pidiendo votos para Manuel Fraga cuando le preguntabas sobre William Faulkner.

Preferir un corrupto sobre un comunista resume muy bien la línea deontológica de este nuevo y modernuqui periodismo facha (Jorge Bustos nació en 1982). El periodismo, cuya esencia es precisamente denunciar la corrupción y el abuso de poder, anda en manos hoy de un opiniólogo que prefiere ser gobernado por un delincuente que por un señor que tiene una idea. Porque un comunista es solo un señor que comparte una idea. No anda matando a nadie por ahí, como un corrupto.

Y lo de andar matando gente por ahí no lo digo con boca vana. El corrupto, por muy mínimamente corrupto que sea, anda todo el tiempo matando gente. Nadie puede acusar a Rodrigo Rato de haber disparado sobre nadie, pero es estúpido ignorar la cantidad de personas que se han suicidado por estafas bancarias, inmobiliarias, preferentes, salidas a bolsa, fusiones. Un corrupto es un asesino, porque la corrupción consiste en arrebatarle parte del derecho a su vida a alguien. No quiero decir con esto que el corrupto de Rodrigo Rato sea un asesino, pero no me disgustaría conocer el número de suicidios inspirados en su gran estafa. El asesinato diferido es una de las más bellas artes del sistema neoliberal.

Ser periodista y preferir a un corrupto que a un comunista es como muy oxímoron, o sea, Bustos. Porque un corrupto mata por definición, y un comunista puede ser solo un señor con gafas que ha leído a Marx y nunca ha querido hacer daño a nadie, cual es mi caso. No hay que ser estalinista para ser comunista, querido Bustos. Pero hay que ser muy hijo de puta o muy gilipollas para ensalzar al corrupto.

Pero a ver, que me disgrego. Andaba yo a contaros la columna de Jorge Bustos en El Mundo titulada Por qué soy antisanchista, y que resume la estrategia (esta vez marcada por Feijóo, y no viceversa) de nuestra derecha: como se hizo con Pablo Iglesias, van a intentar describirnos a Pedro Sánchez como demonio.

"Sánchez ha desagregado la comunidad nacional para enfrentar sus pedazos y reinar sobre la discordia. Desandar el camino de la reconciliación entre las dos Españas aliándose con los impugnadores del 78 y demonizando a sus coautores: esa ha sido su infame obra. Por eso combatimos al autor", escribe Bustos, en sonoro plural mayestático. ¿Quiénes sois vosotros? ¿Todos los redactores de El Mundo? ¿Los amantes del corrupto? ¿Y con qué combatís?

Está en combate la derecha mediática. Yo solo les falta uniformarse de camisa azul y meter los bolígrafos en cartucheras. Están en guerra, no en elecciones. No hay programa, solo hay antisanchismo. No me extraña que estén haciendo güijas para resucitar a la ETA. Y, aun así, pueden ganar las elecciones. País.

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