Sobre el tapete

Los cazadores de osos en el pentágono catalán

No será ocioso sugerir a los avezados lectores que se adentren en este artículo que lo hagan con sigilo, habida cuenta que los pobladores de este segundo lado del pentágono catalán están que muerden. Por si acaso, el primero estaba dedicado a los independentistas (Público, 18 de enero de 2016).

Veamos el ejemplo de un intrépido cazador, feroz con la pluma y el verbo, con su artículo en la página 5 del ABC del sábado 9 de enero del año del señor de 2016, el mismo día que, por la tarde, alcanzarían su acuerdo las dos formaciones que impulsan la independencia y la república catalanas. No se aburrirá el lector que prosiga la lectura.

El "artista" es Salvador Sostres y Un cadáver tendido en el suelo, el título, sugestivo donde los haya, aunque escasamente profético por otra parte. Pronto entra en materia, sin andarse por las ramas: "El sueño de la mayoría independentista ha muerto, la superioridad moral, y democrática, del soberanismo ha demostrado ser falsa y la realidad se ha impuesto en Cataluña del modo más miserable y bajo, que es por la izquierda. ¡Y lo que te rondaré morena! Rajoy tenía razón y era mejor no hacer nada. Aznar tenía razón y Cataluña iba a romperse antes que España".

Persiste en la idea, por si no ha quedado clara: "La ensoñación soberanista no tiene para pagar el billete de autobús, y Mas insiste en su vanidad sin límites, en su arrogancia, en su instinto de poder inextinguible, pero la repetición de las elecciones parece ya inevitable".

Sin explicar la relación que puede haber entre los billetes de autobús y la vanidad sin límites, pasa a identificar las causas del naufragio: "Ha sido la debilidad mental de un pueblo que tiene más sueños que capacidad de sacrificio; han sido unos intelectuales de Convergència que ninguna idea portentosa han inspirado, y el sentimiento desorganizado de un pueblo demasiado caótico que parece haber olvidado que sin técnica no hay esperanza". Al margen de la felicidad que producirá en el independentismo comprobar que el articulista reconoce al "pueblo" catalán como ente unitario y asociado, como un todo, a la causa de la independencia, sus palabras proyectan luz sobre las insuficiencias de ese pueblo, razón que explica seguramente el empeño de los promotores de las Diadas multitudinarias en que fueran una demostración de orden, organización, civismo, tecnología y de aguante a pie firme... Dime de qué presumes y te diré de qué careces, debe pensar el autor. Quizá cabe criticarle porque no nos informa acerca de qué instrumentos y métricas emplea para medir la debilidad mental de todo un pueblo entero... A mí se me antoja una tarea ardua y complicada.

Pero aún quedaban argumentos en la recámara para lograr la plena comunión y el éxtasis con sus seguidores, adictos a la "abeceína": "No ha muerto la independencia, ha muerto el independentismo. No ha muerto la épica de los pueblos que quieren ser libres. Ha muerto Mas y su cortejo fúnebre. Ha muerto una arrogancia sin motivos para sostenerla, ha muerto una ideación basada en demasiados cobardías para ser viable. Y culmina: "Hay un cadáver muerto y sentenciado, que es el catalanismo creyéndose mejor y mayoritario, mientras el orden, la jerarquía y el progreso le han vencido derrotándole".

Concluyendo. Sostres, del que también pudiera decirse que los muertos que mata siguen gozando de buena salud, es uno más de los que representan a la perfección (con el plus de haber nacido en Catalunya) a nuestros cazadores de osos. Si en lugar de poner "pueblo catalán" (mentalmente débil,  cobarde, desorganizado, caótico, técnicamente insuficiente...), hubiera puesto "judío" tendríamos un escándalo y una causa judicial. Además de su coz a la izquierda (miserable), queda claro que para él (ellos) solo se merecen la libertad los pueblos que la emprenden a tiros para conseguirla. Es de la tropa que arregla los problemas a tortazos y bombazos. Es de temer que muchos políticos de la derecha española y algunos de la izquierda simpatizan con tan entrañable y secular tradición. ¿Lo volverán a hacer? Es difícil creer que de su mano vendrá la solución a los problemas territoriales de  España. Son el motor incansable de la fábrica de secesionistas.

Pero no se trata solo de furtivos o de francotiradores que hacen la guerra por su cuenta. Más allá de los partidos, están organizados. Frente a los cientos de miles de manifestantes de las Diadas, decidieron movilizar a sus bases y nació Societat Civil Catalana. Un libro, muy recomendable, de Jordi Borràs (Desmuntant Societat Civil Catalana) explica quiénes son y qué ocultan. Se podría mentar a Josep Ramon Bosch, su presidente hasta septiembre de 2015,  pocos días después de presentarse una denuncia contra él por injurias y amenazas a diferentes personalidades catalanas (a través de un perfil B suyo en Facebook con apologías nazi-fascistas incluidas). Para el periodista Borràs, después de una larga y documentada investigación, SCC "representa el caso paradigmático de entidad gestionada, impulsada y codirigida por organizaciones y miembros ultraderechistas". La lista de nombres con acreditados historiales y las pruebas de esta vinculación es esclarecedora (y estremecedora). Que en esta garita de SCC también hagan guardia políticos "constitucionalistas", sobre todo del Partido Popular y del PSC (algo menos los de Ciudadanos) es bastante más que preocupante; porque no pueden alegar ignorancia acerca de quiénes son los que están detrás de esta operación y de sus múltiples tentáculos. Cuidado con las alianzas de la extrema derecha con el resto de nacionalistas españoles recalcitrantes. Pueden ser explosivas.

Otro que presume de catalán, el director de La Razón, Francisco Marhuenda (el que asegura que no es ningún "piernas"), confesó no hace mucho en un programa de La Sexta que "los catalanes nos hemos forrado durante dos siglos" a costa del resto de España. Tratándose de un  empleado de una de las más notables familias de la oligarquía catalana y más opuesta a la secesión (los Lara del grupo Planeta, del grupo Antena 3, etcétera, etcétera) debe saber de qué habla, aunque sea razonable dudar de que el "forraje" haya llegado en la misma medida a todos los catalanes.

Pese a que los naturales de Catalunya den mucho juego en el territorio de los cazadores de osos, sus colegas en las esferas centrales del poder en España son los que cortan el bacalao al por mayor. Al respecto, es sobradamente conocida la querencia del Partido Popular por la Constitución del 78 y por su defensa de las Autonomías. Aquella que no votaron cuando eran AP y los demás sí la votaron. Ahora, tanto es su amor por la Constitución, que no pueden reformarla ni en una coma. Pero también hay socialistas de pelo en pecho dispuestos a todo. Basta con oír a Corcuera y a Leguina, que tan gustosa como frecuentemente acuden invitados a los canales de televisión más reaccionarios, para hablar de Cataluña. La nómina de los cazadores es extensa y a los más mediáticos no es necesario citarlos expresa e individualmente porque están en la mente de todos. Sin olvidar la información que proporciona en sus libros y artículos el exteniente Luis Gonzalo Segura.

En España tenemos a los que no quieren conocer, ni entender, ni escuchar; intransigentes, nada admiten que ayude a mejorar su análisis y sus conclusiones sobre la cuestión catalana. No les hace falta. Están cerrados en banda y están seguros de que impondrán su voluntad a su tradicional manera. Seréis españoles, por las buenas o las malas. Como si de una maldición se tratara. Luego la solución será hacerla valer a mamporros. Creen que bastará con  amenazar con liarse a tortazos. Si pueden imponer tan fácilmente su voluntad, argumentan, es porque el otro es débil y suficientemente prudente o cobarde para reconocer su derrota antes de que los daños sean mayores. Razonablemente, se apresuran a cantar victoria. Son cazadores de osos. Van sobrados. Han sido vanos los ejercicios y los esfuerzos pedagógicos para propiciar el diálogo. No es No. El británico Cameron nada tiene que ver con ellos. Estos cazadores han vendido ya la piel del oso independentista catalán en los últimos años hasta tres veces, al menos; y el bicho sigue suelto.

No obstante y por fortuna, nuestro paisanaje no se agota con esos personajes. En la próxima parada, visitaremos a los hechiceros en su tercer lado del pentágono catalán. Después, los ingenieros y el rey.

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