Sobre el tapete

¿Ganará el poli malo las autonómicas del 26 de mayo?

Algunos medios oficialistas festejaron la victoria del PSOE en las generales del pasado mes de abril como el triunfo de la moderación y el diálogo. Y es que en realidad, desde el golpe del 23 de febrero de 1981, el poli malo (ahora con tres cabezas) no había asustado tanto, no se había desmelenado tanto, ni había proferido tantas amenazas reaccionarias dirigidas a tantos públicos diferentes como ahora; aunque, todo hay que decirlo, la gestión del atentado del 11 de marzo de 2004 tampoco estuvo mal.

El poli bueno del Régimen del 78 ya olía un poquito a Moncloa en las elecciones generales de 2015 y de 2016, cuando el poli malo quedó parcialmente perjudicado por la fuerte irrupción a nivel estatal de su segunda cabeza (Ciudadanos) y la subsiguiente pérdida de una parte de las primas electorales que el sistema constitucional del 78 regala generosamente a la derecha (dando más escaños con menos votos a las provincias más despobladas y conservadoras), a condición de que no se presente dividida.

El poli malo, en 2019 con tres cabezas, ha pagado un elevado precio en escaños por competir en bravura testicular entre ellas, pero no tanto en votos. Han reunido unos 11.170.000 votos, tan solo unos 40.000 votos menos que la suma de PSOE y Unidas Podemos con sus confluencias (según los datos provisionales con el 99,99% escrutado). Y estos datos no permiten demasiadas alegrías... porque el poli malo realmente ha crecido en unos 40.000 votantes (en 2016, casi 11.130.000 si contamos con los de VOX, aunque estos no obtuvieran ningún escaño). Lo que ha salvado a la izquierda no ha sido la transferencia de votantes de la derecha o del centro-derecha preocupados o arrepentidos por la deriva radical del poli malo, sino porque la izquierda ha logrado movilizar a casi 700.000 electores nuevos "estremecidos" ante el panorama que se avecinaba; de ellos, más de la mitad, 400.000, procedentes de Catalunya, con todo lo que ello supone. Estos electores pueden decepcionarse muy pronto. En definitiva y a tener muy presente, España tiene más de once millones de votantes a las órdenes del poli malo, dispuestos con más o menos énfasis a resolver, entre otras cosas, el problema catalán con más dureza y más represión. De los cuales, casi tres millones son puro neofascismo. No se equivoquen, no les llamen "populistas"...

Por cierto, si alguien espera que Pedro Sánchez lleve a cabo "la" perestroika territorial del Estado español, deberá conformarse con el éxito de esta estrategia de marketing electoral que, por el momento, le mantiene en la Moncloa, y con algunos gestos controlados pensados para la galería. "No es nada personal, solo es política y marketing", podrían decir los Corleone. Lo del toque "federalista", para entendernos...

Desde que a finales de enero (cuando todavía no se habían adelantado las elecciones generales que finalmente se celebraron el pasado 28 de abril) publiqué en estas páginas mis impresiones sobre los posibles resultados de las elecciones autonómicas del 26 de mayo, se han producido nuevos datos que hay que tener en cuenta.

Los resultados de las generales del 28 de abril nos proporcionan información reciente sobre las fuerzas políticas en cada circunscripción autónoma y también disponemos de la última encuesta del CIS conocida hace unos pocos días, aunque el trabajo de campo se inició antes del 28-A.

También nos ayudará comparar la correlación de fuerzas entre la derecha y la izquierda en las anteriores autonómicas (2015) y las generales de 2016 en los 14 territorios que ahora votarán. En todas las Comunidades sin partidos regionalistas o soberanistas, los partidos de izquierda estatal lograron mejores resultados en autonómicas que en las generales.  Analizando con mayor detalle, se comprueba que en Castilla-La Mancha y Extremadura las izquierdas estatales perdieron en las generales pero ganaron en las autonómicas. En Aragón también es así, pese a la participación de formaciones regionalistas. En Castilla-León, Madrid y Murcia (sin regionalistas ni soberanistas) perdieron las izquierdas en generales y su mejor resultado en las autonómicas no sirvió para que las ganaran. En La Rioja pierden en ambas convocatorias, y aunque mejoran en autonómicas en el mejor de los casos no podrían gobernar sin apoyo de un partido regionalista. En Asturias vencen en generales y mejoran aún más en autonómicas. Por el contrario, hay seis territorios (Navarra, Canarias, Baleares, Cantabria, Ceuta y Melilla) en los que la izquierda estatal pierde terreno en las autonómicas comparando con las generales, por el fuerte ascenso de los partidos locales, regionales o soberanistas, que se convierten de este modo en actores principales para su gobernabilidad. En consecuencia, actualicemos la observación del panorama llevada a cabo en enero.

Comunidad Valenciana

El adelanto de las elecciones autonómicas valencianas (inicialmente previstas para el mes de mayo) haciéndolas coincidir con las generales, nos permite observar las transferencias electorales más relevantes entre partidos, entre unos y otros comicios y su evolución en el tiempo, y nos puede dar pistas sobre lo que sucederá el 26-M en otras autonomías.

Como anticipaba en enero, el pacto del Botànic ha sido revalidado en las urnas, pero con un margen sobre la derecha mucho más estrecho que hace cuatro años. En 2015 la diferencia fue de 270.000 votos, ahora se ha quedado reducida a 40.000. La derecha valenciana se está rehaciendo después de la Gürtel.

Otra enseñanza que se desprende de los resultados es la cuantificación del voto útil en la votación para el Congreso. En efecto, Compromís obtuvo el mismo día 444.000 votos en las autonómicas y tan solo 173.000 en las generales. Los 271.000 votos "útiles" para las generales (el 61% del total) fueron a parar: al PSOE alrededor de 100.000 y más de 160.000 a Podemos.

Es revelador, por otra parte, que el mismo día votaran unos 20.000 electores más en las generales que en las autonómicas, y más significativo aún que el poli malo ganara en votos sacando una ventaja en las generales de 4.000 sufragios sobre la izquierda, invirtiendo el signo de la correlación existente  en las autonómicas.

En el campo de la derecha, el PP ha visto su distancia sobre Cs de 38.000 en las generales reducida a 16.000 en las autonómicas. En definitiva, el PP ha sido más voto útil en las generales y Cs lo ha sido en las autonómicas, lo que podría  explicarse por los sonados casos de corrupción protagonizado por los populares valencianos. VOX ha sacado 40.000 más en las generales que en las autonómicas, lo que nos puede estar diciendo que una buena parte de sus votantes rechazan el sistema autonómico absteniéndose. Si esto también pasa en otros territorios, VOX se dará un buen trompazo.

Comunidad de Madrid

El notable éxito del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) con su encuesta preelectoral sobre las recientes generales, quizá no se repita en las autonómicas de Madrid. Según el CIS las tres formaciones de izquierda (con la plataforma de Errejón y Podemos ampliando por separado su cuota electoral de 2015, cuando iban juntos) aventajan a la derecha  (liderada por el PP) con una horquilla media de unos diez escaños; en la actual legislatura la derecha solo le llevaba un escaño de ventaja a la oposición.

El inconveniente que tiene esta estimación es que en las generales de abril, el poli malo se ha llevado dos millones de votos y la izquierda casi 375.000 menos; con 20 escaños frente 17, respectivamente. Podría pensarse, y puede que con razón, que no todos los 520.000 votantes madrileños de VOX votarán el 26-M siguiendo así el ejemplo de sus colegas valencianos. Incluso cabría esperar que, al igual que en ocasiones anteriores, los electores del PP y de Cs no estén tan motivados como la izquierda madrileña. Es posible que el CIS acierte, aunque 375.000 votos son muchos votos de ventaja inicial para el poli malo; y si la movilización no es extraordinaria en la izquierda, conquistar la Comunidad de Madrid seguirá siendo una misión tan imposible como en los últimos 24 años.

Una comparación nos puede ayudar a esclarecer la situación: la izquierda tuvo mejores datos en las autonómicas de 2015 (48%) que en las generales de 2016 (41%) y recortó la ventaja de la derecha en casi medio millón de votantes. Si algo así se repitiera, la izquierda podría superar a la derecha en unos 100.000 votos y en dos o tres escaños; no muchos más, pero suficientes para gobernar.

Hay que hacer notar que en las generales de abril, C’s ha adelantado al Partido Popular en 90.000 votantes, lo que supondría que si gana la derecha y mantienen el liderazgo, los de Rivera y Arrimadas ocuparían la sede del gobierno madrileño en el mismo edificio que albergó durante la dictadura a la Dirección General de Seguridad y a su temible banda de torturadores, jamás juzgada pero sí premiada con honores y dineros (algunos entregados por el poli bueno). Claro que, en su caso, Cs necesitaría casi con toda seguridad el apoyo no solo del PP sino también el de VOX. ¿Veremos a VOX en los despachos ocupados antes por los jefes de la Brigada político-social?

En cualquier caso y salvo que tanto el PSOE por un lado como Cs por el otro, obtengan unos resultados extraordinarios que justifiquen una alianza entre ambos, veremos un tripartito de derechas o uno de izquierdas. Me inclino por este último, por los pelos. El escrutinio durante la noche electoral promete suspense.

Castilla-León

Siguiendo con las comunidades ahora gobernadas por el PP, toca el turno a una donde la derecha ha barrido en las pasadas generales con el 57% de los votos contra un 40%, y 19 y 12 escaños respectivamente. El CIS concede la victoria en estas autonómicas a la derecha, incluso prescindiendo de VOX para formar un gobierno de coalición encabezado por el PP y con los "naranjas", por poco que los populares mantengan al menos una parte de su ventaja sobre Cs en las generales (más de 100.000 votos). Habrá que ver si VOX, que consiguió un 12% de votantes el 28-A (2% por encima de la media estatal), mejorará, habida cuenta que pudo quedar afectado negativamente por el voto útil (que ahora tendría una menor importancia estratégica). Si sucede, VOX meterá la cabeza en el gobierno castellano-leonés; y si no, se quedarán con un palmo de narices.

La Rioja

Otro territorio que controla el Partido Popular. Lo viene haciendo desde las autonómicas de 1995, pero en estas generales se ha tenido que conformar con un 27% de los sufragios mientras que hace apenas tres años obtuvo el 43%. La sangría ha alimentado a Cs (18%) y a VOX, que ha logrado un 9% pese a la dificultad de obtener escaño en una circunscripción que solo elige 4 parlamentarios. Los mapas que ha presentado la prensa teñidas casi todas las provincias españolas de rojo por ser el PSOE el partido más votado en las generales, ha podido confundir a más de uno al interpretar que se trataban de mayorías absolutas, cosa muy lejana a la realidad como es en el caso de La Rioja, donde la derecha ha totalizado un 54%.

El CIS sitúa al PSOE como el primer partido en las autonómicas con una horquilla de entre 12 y 14 escaños (de un total de 33), que sumados a 2 ó 3 de Podemos daría un total de 14/17, los mismos que asigna a la suma de PP y Cs, conformando dos mayorías posibles. Si la derecha alcanza los 17, la presidencia será para el Partido Popular; si no es así, el PSOE necesitará de Podemos y de los 2 ó 3 escaños que el CIS adjudica al Partido Riojano, una fuerza política de centro progresista, irrelevante en comicios generales pero que ha venido logrando sistemáticamente dos parlamentarios regionales, a excepción del 2015 porque no alcanzó el 5% de los votos. El CIS  no contempla ningún escaño para VOX, a pesar de que tuvieron un 9% hace un mes; habría que asumir la hipótesis de que ahora puede incluso mejorar sus resultados; con un 12% podría llegar a cuatro escaños, con el 9%, tres escaños,  y con un 6%, un par de escaños. Si con VOX sumaran los 17, habría otro tripartito en La Rioja al estilo sevillano. En cualquier caso, si el Partido Riojano obtiene lo habitual en su historia, sus dos escaños (más probable que tres) servirían para apoyar a un presidente socialista; siempre que el poli malo no tenga mayoría absoluta. Si me obligan, apostaría por la derecha.

Murcia

Diríase que hay poco que decir en una Comunidad en la que la derecha ha casi doblado los votos de la izquierda en las pasadas generales y con un CIS que estima que la derecha cuenta con una horquilla de 23/27 frente a 19/24 de la izquierda. La encuesta prevé una pugna notable entre el Partido Popular, con alguna ventaja, y Ciudadanos y VOX, muy próximos entre sí. En las generales de abril, el PP tuvo un 23% de votos, Cs un 20% y VOX un 19%; estuvieron en un pañuelo. Muy pocas diferencias para que no se puedan producir novedades. Si VOX no pierde votos y sigue captando votantes del PP, erosionando aún más el malherido liderazgo de los populares, veremos a un neo-fascista ganando las elecciones en Murcia. Ha sido en la autonomía de Murcia donde VOX ha tenido el mejor resultado en abril (si exceptuamos Ceuta, con un 24%, con una significativa y numerosa presencia de militares). ¿Obtendría VOX el beneplácito del resto de la derecha para ocupar la presidencia del gobierno regional? ¿Habría alternativamente una coalición gubernamental o alianza parlamentaria PSOE-C’s? Aviso para navegantes.

Ceuta

Ha sido Ceuta un feudo del PP, un partido que en las generales de 2016 llegó al 52% de los votos y que en las del mes pasado se ha fundido al quedar con mucho menos de la mitad (21%). La fuga de votantes hacia VOX (con el 24%) les ha convertido en el principal referente de la derecha ceutí.

En el actual ayuntamiento-asamblea autonómica, el PP tiene una mayoría de 13 puestos sobre 25. Una reciente encuesta online pronostica que VOX obtendrá 12 escaños  y las otras dos cabezas del poli malo, otros 5. Toda la oposición no sumaría más de 8 concejales, incluyendo a los partidos musulmanes. Si se cumplen mínimamente estas previsiones, el neofascismo gobernará Ceuta y el "choque de civilizaciones" estará servido en esta explaza de soberanía...

Melilla

Otro feudo tradicional del Partido Popular, pero su batacazo ha sido menos sonado porque partiendo del 50% del 2016 en estas últimas generales y a pesar de quedar en la mitad (24%), no ha sido superado por VOX (17%). Si añadimos el 13% de Cs comprobaremos que la derecha goza de una amplia mayoría (54%).

Los populares han mantenido en esta legislatura autonómica el control absoluto en el ayuntamiento de Melilla gracias a la incorporación del concejal de PPL a su grupo, sumando en total 13 escaños sobre 25.

No parece que se pueda poner en duda la victoria del poli malo (con sus tres cabezas) en estas elecciones del próximo 26. La duda razonable es si VOX tomará el relevo (o no) y gobernará también Melilla. A mi juicio, si VOX triunfa en las dos ciudades autónomas del norte de África la dinámica subsiguiente puede llevar a un "choque de civilizaciones" bestial. Veremos.

Extremadura

En las recientes generales la derecha ha superado con un 50% de los votos a la izquierda (48%), algo muy parecido a lo que pasó en las anteriores generales (51% y 48%, respectivamente). Sin embargo, en las autonómicas de 2015 la izquierda se impuso por 54% a 42%.

De la estimación del CIS se deduce  que en un parlamento con 65 escaños, la derecha no superará los 27, muy lejos de la mayoría absoluta. Tampoco le bastarían al PSOE los 32 que como máximo le corresponderían según la encuesta. Necesitaría a Podemos (7-8 parlamentarios). Pronóstico fijo, gobernará la izquierda, salvo sorpresa mayúscula.

Castilla-La Mancha

En las generales de abril los socialistas de Pedro Sánchez han sido los primeros, pero la derecha se ha llevado la mayor parte de la cosecha: 56% de los votos y 12 escaños al Congreso frente al 43% y 9 escaños de la izquierda. Todo muy igual a lo ocurrido en 2016.

En las autonómicas que determinaron la composición de la actual asamblea castellano-manchega,  la izquierda se llevó el gato al agua por tan solo un escaño (17 contra 16). La derecha tuvo casi 10 puntos de porcentaje de votos que en las generales.

Según el CIS, la horquilla de la derecha, que podría incluir a VOX, estaría entre los 13 y los 18 escaños. La de la izquierda se iría a entre  17 y 21. En cualquier caso, el PSOE necesitaría a Podemos. Mi impresión es que a pesar de que los resultados estarán muy ajustados, el poli malo perderá.  Pero recuerden lo que pasó con la Cospedal...

Aragón

La derecha acaba de ganar en Aragón (52% de votos y 7 diputados a Cortes españolas) a la izquierda (45% y 6 escaños). Todo igualito que en 2016.

Sin embargo, las cosas cambian y mucho con la dimensión autonómica y dos partidos más en la competición. En el actual parlamento, el Partido Aragonés (autodefinido como regionalista de centro) tiene 6 escaños con un respaldo electoral del 7%. También está presente la Chunta Aragonesista (CHA) que se considera nacionalista y socialdemócrata y que dispone de dos escaños con un 4,6% de votos ciudadanos. El balance autonómico actual entre derecha e izquierda, incorporados estos dos partidos, es favorable a la izquierda en una proporción de 51% contra 44% y 35 escaños frente a 32. Respecto a las generales de 2016, la derecha fue penalizada con 8 puntos de porcentaje, que es, más o menos, lo que ganó la izquierda. Si se repitiera ahora el mismo desplazamiento de votos de derecha a izquierda, ésta revalidaría su victoria y la presidencia de Aragón seguiría en manos del PSOE.

El CIS confirma la hipótesis: la derecha (sin noticias de VOX en la encuesta) con una horquilla de 30/33 escaños y la izquierda dividida en cuatro candidaturas con una de 33/38 parlamentarios. Esta encuesta sitúa al Partido Popular muy por delante de Ciudadanos, una estimación que ha sido superada en las generales de abril cuando Cs consiguió dos puntos de porcentaje más que los populares. Esta será muy probablemente otra Comunidad con el protagonismo del poli malo en manos de Rivera. Y ojo con VOX (12% de los votos en generales), que puede acabar colocando algún representante en las Cortes de Aragón, pese a lo que diga el CIS (porque simplemente con un 4% se logra uno o dos escaños).

Asturias

Una de las pocas comunidades que en las generales de 2016 ganó la izquierda, por décimas. En 2019 la ventaja se ha ampliado a cuatro puntos de porcentaje. En las Autonómicas de 2015 la diferencia llegó al 19% con respecto a las generales del 2016.

La encuesta del CIS estima una victoria de los socialistas con 15/18 escaños, pero insuficiente  sin los diputados de  la otra izquierda (que podría aportar entre 11 y 14), para llegar a la mayoría absoluta (23). Todo apunta a una victoria muy amplia de la izquierda, que podría superar a la derecha en más de un 20% de votantes.

Cantabria

Una Comunidad de suyo muy conservadora pero que en las últimas legislaturas regionales ha vivido gobiernos de coalición del PSOE bajo el liderazgo del Partido Regionalista de Cantabria.  La derecha dominó ampliamente  en las generales de 2016, con el 56% de votos, contra el 41% de la izquierda. En abril del 2019 la derecha estatal ha descendido al 48%, pero si se le suma el 15% del PRC, de centro derecha, muy crítico con el Partido Popular y que esta vez sí se ha presentado, totaliza el 63%. La izquierda se ha quedado con un escuálido 36%.

Tras las elecciones autonómicas de 2015 el pacto regionalista-socialista que gobierna Cantabria dispone de 17 escaños de un total de 35 que tiene la cámara regional. El resto corresponde a tres de Podemos y a 15 de la derecha estatal.

La historia electoral reciente no apunta a una próxima mayoría absoluta de izquierda. El sondeo electoral del CIS confirma esta hipótesis: entre 11 y 15 escaños a la derecha estatal (con alguno para VOX), 5/7 para  el PSOE, 2/3 para Podemos y 12/13 para un PRC destacado y en primer lugar. La izquierda no suma y el candidato regionalista Miguel Ángel Revilla podría elegir socio; con el PP no parece muy probable por su historial de desencuentros; con Cs no podría salvo que Ciudadanos subiera espectacularmente; lo más verosímil es que repita acuerdo con los socialistas.

Islas Baleares

Otra Comunidad en la que los partidos de obediencia estrictamente regional modifican sustancialmente la relación de fuerzas entre bloques según se trate de uno u otro tipo de comicios.  En las generales de 2016 la derecha sumó un 50% de los votos, por un 46% de la izquierda, incluyendo la confluencia balear de Podemos. Ahora, en abril, la derecha estatal se ha reducido hasta un 46% (cuatro puntos menos) y la izquierda estatal ha bajado dos puntos, hasta un 44%. Deshecha la confluencia de Podemos (que ha mantenido sus dos diputados), la izquierda balear (ARA-MÉS-Esquerra) ha obtenido un 5%, pero se ha quedado sin escaño. La entrada de VOX en la competición le ha proporcionado un parlamentario, pero la derecha en su conjunto, con más votos que la izquierda, ha quedado con menos diputados (3 y 5, respectivamente). La división les ha pasado factura. Y la izquierda globalmente considerada ha resultado beneficiada reduciendo su desventaja en votantes hasta solo dos puntos (eran cuatro en 2016) y  con los dos bloque empatados a 4 escaños.

En las autonómicas de 2015 el voto de la izquierda estatal (34% y un rédito de 25 escaños) había sido inferior al logrado en las generales de 2016, pero fue compensado con creces por la aportación de MÉS y MpM (15% y 9 parlamentarios). Entre unos y otros un 49% y 34 diputados para un total de 59. Por el contrario, la derecha estatal (34%), ni siquiera con el 8% del regionalista PI (8%), podía aspirar a gobernar en Baleares. El PSOE ha desempeñado la Presidencia Y MÉS la vicepresidencia, con el consiguiente reparto de carteras entre los dos grupos.

El Centro de Investigaciones Sociológicas estima en su encuesta una holgada victoria del pacto que ahora gobierna en las Islas Baleares. La izquierda (PSIB-PSOE, Podemos y MÉS) disfrutan de una horquilla de entre 31 y 35 escaños, mientras la derecha estatal debería conformarse con 23/27 (uno de VOX) y el regionalista PI repetiría los resultados de hace cuatro años (2/3 diputados). Todo como antes o parecido... si Podemos está de acuerdo y si al PSOE no le da por pactar con Ciudadanos en caso de que mejore sus actuales expectativas a costa del PP, porque entonces entre los dos podrían tener suficientes escaños para gobernar (hipótesis ésta última poco probable habida cuenta el repelús de Cs a la normalización lingüística del catalán promovida hasta ahora por los socialistas de Baleares).

Canarias

En las generales de 2016 la derecha estatal obtuvo mayor respaldo electoral (46% y 8 diputados) que la izquierda estatal (43% y 6 escaños), con la salvedad de que un partido canario nacionalista (Nueva Canarias) iba en las listas socialistas. La moderada Coalición Canaria consiguió el 8% de los sufragios y 1 escaño. Tres años después el panorama ha cambiado notablemente. La izquierda estatal se ha impuesto con claridad en escaños (8), pero sin ganar muchos más votos (44%), respecto a la derecha estatal (5 escaños con un 37% de votos; una pérdida del 9%). El crecimiento corrió a cargo, sobre todo, de las dos formaciones canarias; entre ambas un 16% y dos escaños (los de Coalición Canaria), doblando los  resultados de tres años atrás.

Como acabamos de ver, es la canaria una Comunidad con un peso político significativo de las formaciones regionalistas y nacionalistas, incluso cuando la votación afecta a las Cortes Españolas, aunque donde su incidencia es definitiva es cuando se trata de comicios autonómicos: Coalición Canaria lleva desempeñando la Presidencia del Gobierno de Canarias desde 1993, gobernando a veces con el PP y otras con el PSOE. En las votaciones autonómicas de 2015, pese a ser más votado el PSOE (19,9% con 15 escaños), el reparto de escaños favoreció a CC (18,2% de votos y 18 parlamentarios). En total, la izquierda estatal sumó el  34% de sufragios (9 puntos menos que en las generales de 2016) y la derecha estatal consiguió el 25% (21 puntos menos que entonces). Las formaciones canarias alcanzaron un 35%; como bloque, el más numeroso. El trasvase de voto estatal a voto canario será una de las claves de estas elecciones de mayo.

Todo apunta a que vamos por el mismo camino. Y el CIS lo certifica. La horquilla de la derecha estatal: 15/20 escaños, muy lejana respecto a los 31 que supone la mayoría absoluta. La izquierda estatal se movería según esta estimación entre las 26 y las 31 actas electorales. Coalición Canaria andaría por los 12/15 o por 14/18 si se añaden otros partidos afines (un resultado algo inferior a los de 2015). La encuesta sitúa Nueva Canarias en un intervalo de 4/7 escaños (tuvo 5 cuatro años atrás). En mi opinión, este sondeo es muy generoso con los socialistas (una horquilla de 20/23 diputados). De acertar, Coalición Canaria perdería la presidencia del gobierno a favor del PSOE, catapultado por el éxito electoral de Pedro Sánchez en las generales. Me parece más probable que las cosas sigan igual, con la Coalición Canaria  mandando.

Navarra

En Navarra cabe destacar que la derecha que en otras latitudes españolas sería "estatal" aquí le gusta presentarse como "foralista" (a diferencia de los que sucede con el PP en Euskadi, que no esconde la etiqueta "estatal", sino todo lo contrario).

En las elecciones generales de 2016, UPN-PP (una combinación oportunista de vectores regionalistas y estatales, pero que no escondía su obediencia al Partido Popular) obtuvo el 32% de los votos y 2 escaños. C’s, partido que no quiere saber nada de fueros ni conciertos económicos, se limitó a un 6% y ningún diputado (cuando su media estatal fue del 16%). Entre ambos, 38%. La confluencia de Podemos consiguió el 28% de votos y 2 escaños, superando el 17% y al único escaño de los socialistas. Entre ambos, fueron el primer bloque con el 46% de votantes y tres parlamentarios. Los nacionalistas de GeroaBai y Bildu sumaron un 14% sin premio en escaños.

Pensando en las últimas generales, las de hace un mes, y siguiendo con su estrategia de camuflaje, Unión del Pueblo Navarro (UPN) ha configurado una plataforma electoral con el PP y Ciudadanos (que se repetirá en las autonómicas y las municipales). Su nombre Navarra Suma (NA+) y su resultado ha sido: 29,3% de los votos y 2 escaños de los 5 que corresponden a Navarra en el Congreso. O sea, ha logrado ser el partido más votado pero con menos votos (tres puntos menos) e idéntico número de diputados que en 2016. Si se les añade el 4,8% de VOX, la derecha en su conjunto habrá ganado alrededor de un 2% de votantes; no obstante, siguen en clara minoría (34%). Los dos partidos de izquierda estatal (con Batzarre en la lista de Podemos) alcanzan en abril un 44,4% de votos (un par de puntos menos que hace tres años) y tres diputados (el mismo número). Su reparto es de 26% para el PSOE y un 19% para Podemos. Las dos fuerzas nacionalistas EH Bildu (13%) y GBAI (6%) suman 19% pero no sacan escaño alguno.

Pasemos a las autonómicas de 2015. La derecha se quedó en un 31% de votos (1% menos que en las generales de 2016) y 17 diputados. El PSOE, que quedó fuera del acuerdo cuatripartito que alumbró al actual gobierno de Navarra con Uxue Barkos a la cabeza, consiguió el 13,4% de votos y 7 escaños, mientras el cuatripartito gobernante (Geroa Bai, Izquierda-Ezkerra, Bildu y Podemos, que no ha entrado en el gobierno) llegó hasta el 47,6% y 26 escaños de los 50 que hay en el Parlamento Foral.

Las expectativas del CIS parecen un tanto optimistas para los socialistas, que pasarían de los 7 escaños actuales a 11/12. Geroa Bai, superada por el PSOE, se quedaría en 7/9 escaños y el conjunto del cuatripartito pasaría de los actuales 26 a un intervalo de 21/25, sin revalidar la mayoría que tiene actualmente. La derecha con su nueva etiqueta se quedaría en 16/17 escaños, poco más o menos lo mismo que hace cuatro años. En definitiva, el único avance (y sería decisivo) lo protagonizan en el sondeo los socialistas a costa del cuatripartito. Sin embargo no sería necesario un crecimiento socialista tan espectacular como el estimado por la encuesta para crearle problemas al cuatripartito; bastaría con restarle un escaño... El PSOE, con menos escaños que los otros dos bloques, no tendría posibilidad alguna de reunir una mayoría suficiente para gobernar; pero podría demostrar que en realidad es un poli del 78 y votar a favor del candidato de NA+ (porque abstenerse no bastaría). No lo veo claro.

Resumiendo

En mi opinión, el poli malo del Régimen del 78 gobernará después del 26 de mayo en Murcia, Ceuta y Melilla, quizá con liderazgo neofascista. También lo hará en Castilla-León con el Partido Popular.

El pronóstico se me antoja más incierto en Madrid, La Rioja, Castilla-La Mancha y Navarra. En Madrid, la izquierda parece tener una oportunidad, pero si finalmente ganan las derechas, la Presidencia sería probablemente para Ciudadanos. En La Rioja podría gobernar PSOE con el Partido Riojano, pero si gana la derecha, podría ser con el auxilio de VOX y con una presidencia en manos de los populares; es lo esperable. En Castilla-La Mancha es más probable una victoria de la izquierda por un margen estrecho; pero con el Partido Popular por delante de Ciudadanos. En Navarra o se repite el cuatripartito con liderazgo nacionalista o habrá poli malo con uniforme foralista ayudado por el poli bueno. Me inclino por la primera alternativa, pero con dudas.

No gobernará el poli malo en Extremadura, Baleares, Asturias, Cantabria y Canarias. Salvo sorpresa.

El poli malo tampoco ganará en Aragón, por poco. En ningún territorio  del Antiguo Reino de Aragón (con Baleares, Catalunya y Valencia) reinará la derecha, por ahora.

Y una conclusión más, si los votantes de las derechas estatales votaran en las autonómicas con el mismo entusiasmo que lo hacen en las generales (tasa de participación)... la izquierda lo pasaría peor.

El 27 vamos a saberlo todo.

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