Rosas y espinas

Lagrimitas de Soraya

 

sorayaLa vicepresidenta casi se echó a llorar ayer al presentar el plan del gobierno que ofrece 6.000 viviendas a las víctimas de la crisis. Las lágrimas reprimidas de Soraya Sáenz de Santamaría hicieron reír a los periodistas. Hay seis millones de casas vacías en España que también están llorando. Llorar es humano, pero menos cuando llevas un año practicando políticas inhumanas. Las lágrimas de Soraya no consuelan a nadie.

Unas horas más tarde de que la vice nos demostrara que es una consumada actriz del método, un montón de gente rodeaba la sede madrileña del PP gritando "Gobierno dimisión por corrupto y ladrón".

El postureo político está dejando de ser convincente, y eso dice bastante a favor de nuestra democracia. Lo triste es que hayamos tenido que desvirtuar esa misma democracia de forma letal e irreversible para darnos cuenta de que la necesitamos. Y la culpa no es de la clase política. Es de los votantes. No hemos exigido a los dos grandes partidos que se regeneren antes de volver a votarlos. No hemos castigado el viejo GAL, y ahí sigue el no más joven Rubalcaba. No hemos renegado de la guerra de Irak, y ahora tenemos de presidente del gobierno a uno de sus promotores.

Las lágrimas de Soraya me ofenden. Gimotear mientras se ofrece como limosna a los españoles 6.000 viviendas de alquiler barato está bastante feo. Sobre todo si a esos mismos españoles les has obligado previamente a pagar una deuda bancaria que no tenía que ver con ellos, y que es la que les ha dejado sin vivienda. La ecuación podría haber sido más sencilla y más acorde con la economía liberal: expropiar esos pisos a los bancos a cambio de su deuda y recuperar el concepto de viviendas sociales. Las lágrimas de Soraya eran de risa. Soraya, lo que hizo ayer, fue volver a reírse de nosotros. No me gusta que se rían de mí, pero me parece hasta insultante que se atrevan a llorarme los mismos que me han destruido.

rubalCon los socialistas, teníamos un gobierno algo funambulista que no se daba cuenta de que la cuerda se había roto y seguía haciendo equilibrios en el vacío. Ahora tenemos a un hatajo de enterradores que lloran en nuestro sepelio mientras se forran cobrándonos el ataúd a precios muy vivos.

Yo no sé qué ha ocurrido para que, en un proceso muy veloz, nuestra democracia se haya convertido en la casa de los mediocres, de los vasallos, de los vendedores ambulantes, de los llorones falaces como Soraya.

La gente se está echando a la calle contra la corrupción y la mendacidad demasiado tarde. Los españoles hemos convivido con la corrupción y la mendacidad con una naturalidad pasmosa hasta ahora, dejándonos hacer, asqueándonos solo lo justito, riéndoles las gracias a los nuestros y votando con las inercias acríticas del hooligan.

rajoyLo cual que ahora ya no solo se ríen de nosotros, sino que además se atreven a llorarnos. Y yo desearía que Soraya soltara por fin la falsa lágrima que colmará este vaso. Pero no me caerá esa breva. Seguiremos aguantando, me temo, con manifestaciones inanes en Génova. Continuaremos regocijándonos en la ridícula victoria de detener uno de cada 10.000 desahucios. Nos pondremos camisetas de todos los colores para defender a punta de turuta lo que ya nos han arrebatado. Discutiremos interminablemente en asambleas hasta que definamos diez puntos de pasividad bienpensante. Y después volveremos a votar a los que se ríen y a los que lloran sobre nosotros. Te quedó de lujo, Soraya. Igual de convincente que el "que se jodan" de la ínclita. Llora como mujer lo que no has sabido defender como ciudadana.

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