mayo 3, 2014mayo 3, 2014

La Generalitat catalana va a obligar a los bancos a pagar entre 500 y 1.650 euros anuales por cada piso que mantienen vacío. Con eso calculan recaudar entre 8 y 25 millones que se destinarán a vivienda de alquiler social. Resulta ridículo que nos intenten apaciguar la rabia con este tipo de anuncietes cuando el rescate a la banca, que hemos pagado y seguiremos pagando los españoles, alcanza cifras que ni siquiera los economistas son capaces de alumbrar. Se calcula que unos 250.000 millones de euros se nos han escapado con el timo de las estampitas preferentes y las pérdidas bancarias que hemos asumido entre todos. Una cantidad que recuperaríamos, si se cumplen las más optimistas previsiones de la Generalitat con esta robinhoodiana medida, en el año 12.014, fecha en que quizá celebremos en la fuente de Neptuno el diez mil aniversario de la primera Copa de Europa ganada por el Atlético de Madrid.
Mantener un piso vacío le va a costar a los bancos (y solo en Cataluña) más o menos lo que muchos trabajadores pagan de luz en el mismo periodo. A muchos estudiantes les acaban de privar de becas que no igualan esa cantidad. Y ayer el Gobierno reconoció que va a recortar a los pensionistas 3.000 millones de euros de aquí a 2017. Esta sí que me parece una buena cifra. Y no tan larga me fiáis la fecha.
Ya sé que todos estos argumentos se han aportado mil veces y han sido analizados por economistas y sabios de mucha más presteza intelectual que el gallego tabernícola que esto suscribe, pero es que somos como niños. A los niños hay que decirles veinte veces al día que no metan los dedos en los enchufes, y parece ser que a los europeos modernos hay que repetírnoslo también. Que no es bueno que nos roben, coño.

Me aterra ver en las encuestas que PP y PSOE siguen manteniendo unas intenciones de voto que podrían permitirles seguir gobernando en plan gran coalición, como está pasando en Alemania. O sea, que aun quedan suficientes españoles que no se enteran o que les pone cachondos que les estafen. Estoy por dejar aquí mi número de teléfono, pues mis estafas son más dulces, menos caras y más amorosas, o eso intento.
El pequeño castigo que va a imponer la Generalitat (en solo 70 municipios) a los bancos que no alquilen baratillos los pisos vacíos con los que especulan, y que les hemos regalado los contribuyentes, vuelve a ser otro insulto a nuestra inteligencia. No sé si es que nos gustan los insultos o nos falta la inteligencia. Pon tú la equis en la casilla correcta, por favor.
Los más optimistas me replicarán que las encuestas que mantienen vivos a PP y PSOE no introducen apenas el factor quizá desestabilizante de los nuevos partidos surgidos a raíz del 15-M y los pacifismos ciudadanos. De acuerdo, coleguitas. Pero es que ese tren viene llegando como demasiado tarde, y cuando los desheredados alcancemos el poder no podremos recuperar nuestra riqueza sino es a través de la violencia, como se ha hecho siempre, pues, por muchas elecciones que ganemos, el Estado se habrá convertido en un rey tan desnudo que no lograremos cambiar nada con él.
La enorme siesta que se ha echado la izquierda durante estos casi 40 años de democracia es incluso más grave que la que se durmió durante 40 años de franquismo. Y eso es más que triste. Nos dieron el voto y se lo devolvimos –quizá con algún matiz—a los mismos que nos lo habían arrebatado en 1936 y sucesivos. Con mansedumbre. Con desinformación. Con idiotez. Con inacción. Con vasallaje. A veces me pregunto si es que el pueblo lo que anhela es seguir siendo siempre esclavo. Ya se sabe que una masa encierra menos inteligencia que una sola persona. Que la multitud estupidiza, barbariza, resta. A mí el último rasgo de inteligencia que me queda anida en el sueño de que pueda estar equivocado. Pero sufro tanto insomnio buscando la pasta con la que financiar a mis banqueros que ya ni tengo sueños. No sé si los pocos que estáis aun despiertos me entendéis.