Rosas y espinas

Feliz 1976

reyCada fin de año todos nos hacemos una lista de buenos propósitos. Pero esa moda ha terminado por siempre para mí. Yo no vuelvo a prometer eso de dejar de fumar, aparcar la bebida, no decir palabrotas o dejar de liarme con mujeres tabernícolas y agraces (por supuesto, esto último es una fantasmada: tampoco prometo dejar de decir fantasmadas). Para 2015 me he propuesto un objetivo mucho más frívolo: impedir que me vuelva a gobernar un idiota hijo de puta.

No se lea esto como descalificación a Mariano Rajoy y sus predecesores en Moncloa. La ejemplaridad de nuestros gobernantes y de sus cajas B no ha de ser jamás puesta en entredicho. Sería injusto, pues vivimos en esta España una, grande, libre y cobarde en la que el poder se elige ya de abajo a encima desde hace 35 años o así. El idiota hijo de puta que gobierna hoy en España somos nosotros mismos.

Leía ayer dos extrañas, por coincidentes, entrevistas con el ex rey Juan Carlos y con el ex bisagra Cayo Lara. Explicaba Juan Carlos a Fernando Ónega, con campechanía, en el XL Semanal, su cariño por los republicanos: "Yo era el rey de España, pero con todos los poderes de Franco [...]. Aunque no guste a todo el mundo, nunca podré olvidar el comportamiento del Partido Socialista y el Partido Comunista. Si, en aquellos momentos a la izquierda española, y concretamente a Santiago Carrillo, se le hubiera ocurrido sacar sus militantes a la calle, hoy ni tú ni yo estaríamos aquí".

En la misma línea, Cayo Lara le decía a El País que nuestra transición no fue una victoria más de golpistas contra golpeados, sino un picnic con hormigas: "Yo soy de los que defiende que se hizo lo que se podía [...]. Y fue un pacto no de elites [...]. Fue un pacto de elites que estaban en la cárcel y en el exilio y otros que estaban en el poder y en la dictadura".

epiDe la Monarquía a IU, nos intentan seguir convenciendo de que nuestro presente se cimenta sobre un pasado modélico, sobre un consenso de pitiminí, sobre la ejemplar convivencia entre Epi y Blas. Esto en la misma semana en la que nos enteramos de que, mientras nuestro gobierno persiste en dejar en las cunetas a los muertos de la guerra civil, se gasta los dineros en desenterrar y repatriar cadáveres de los fascistas españoles que murieron defendiendo el nazismo con la División Azul. A eso le llamo yo equidad y convivencia. O no.

Saco todo este asunto a colación porque en este 2015 nos vienen elecciones, y sigue siendo duda qué va a imponernos ese hijo de puta que nos gobierna. A veces, los partidos neonatos o idealistas nos hablan de la necesidad de una segunda transición. A mí la segunda transición me parecen bien, pero creo numerológicamente conveniente hacer antes la primera. Por no saltarse a nadie. Incluidos los de las cunetas.

Que Juan Carlos y Cayo Lara nos ofrezcan diagnósticos gemelos del pasado es para preocuparse. Esperaba más de la inteligencia de Lara y menos de la de Juan Carlos. Cuando la izquierda y la monarquía coinciden estornudando, uno debe colegir que ya no existe izquierda.

fr7Yo llevo décadas intentando celebrar el advenimiento del año 1976, primero de España sin la presencia de Francisco Franco. Pero no me deja el idiota hijo de puta que nos gobierna. O sea, el pueblo español. La transición española salió tan bien porque no la hicimos, y algo que no se hace nunca puede salir mal. Cayo Lara, miembro del Partido Comunista de España, dice que la Transición española se fundamentó en hacer "lo que se podía". Una mierda. Ser izquierda significa hacer más de lo te dicen que se puede. Yo creo que le deberían nombrar ya jefe de la Casa Real. Para que el mundo libre vea lo modélicos que somos los vencidos, los asesinados, los explotados, los preferentistas y los bellos durmientes de las cunetas.

Yo le deseo a Cayo Lara un feliz arranqué de 1976, pues considero que es un enero que todavía no ha vivido. Y, con mis peores augurios, le deseo también lo mismo al resto de los españoles. A mí, a ti, a él y a ella, a nosotros, a vosotros y a ellos. O sea, al idiota hijo de puta que nos gobierna.

Con esos mimbres, a mí, eso de la segunda transición me recuerda a aquel chiste de dos tipos que se quedan observando el cartel de una nave industrial que reza: "Aceros inoxidables".

En mi enfermiza mente esos dos tipos del chiste son Cayo Lara y Juan Carlos.

Detenidos en la calle, juntos, leyendo detenidamente esas dos palabras: "Aceros inoxidables".

Entonces, Cayo Lara lee en voz alta: "Aceros inoxidables".

Y Juan Carlos responde:

--Qué. ¿Nos hacemos?

El final del chiste os lo contaré cuando dejemos de hacerlos inoxidables.

O sea, cuando en España por fin entre el año 1976.

Más Noticias