Rosas y espinas

Shylock contra Carmena

gonMientras Manuela Carmena inauguraba bastón de mando deteniendo un desahucio en Madrid, en Santander Francisco González, presidente del BBVA, inauguraba un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo diciéndonos que "los populismos pasan facturas muy altas y tienen las patas muy cortas".

El curso que inauguraba el popular banquero en la universidad pública se titulaba El nuevo modelo de económico. Lecciones de la crisis, lo que me ha dejado un tanto atónito, ya que también se podría haber titulado así el primer acto como alcaldesa de la jueza fuenteovejunesca de Madrid. Que Carmena, como populista, tiene las patas muy cortas, da noticia muy irrefutable el hecho de que acuda en Metro al ayuntamiento. Lo de que pasa facturas muy altas es más discutible, por mucho que el PP haya puesto el Metro de Madrid a precio de ubertaxi sideral.

Más misteriosa es la cortedad o largueza de las patas de Francisco González, pues nunca le hemos visto ir caminando a ningún sitio. Sin embargo, de todos los españoles es sabido que nunca un banquero nos ha pasado facturas demasiado altas a sus súbditos (no es un lapsus), salvo que consideremos factura, y no desinteresada dávida, los 1,34 billones inyectados por el Estado en las entidades financieras para sanear sus agujeros (con perdón). La cifra, no os asustéis, incluye descuentos fiscales y avales públicos.

Esos 1,34 billones, por seguir citando las verdades del banquero, no provienen de "promesas irrealizables y demagógicas que atentan contra el sistema institucional y las leyes que democráticamente nos hemos otorgado", que es lo que dice González que nos va a pasar ahora con las carmenas, las colaus y lo que te escracharé, morena. Esos 1,34 billones germinaron en gobiernos como dios manda que, como este del PP, ha logrado la hazaña de elevar la deuda pública de nuestro país del 70% de ZP hasta más del 100% de nuestro PIB en poco más de tres años marianos, que son igual de largos que los otros pero se te hacen más. Como las patitas de los banqueros.

También ha gustado mucho entre el gentío el paternalismo con que trata González a los sans culotte que han votado a la izquierda: "Las personas que más han padecido la crisis son las más vulnerables al populismo", nos ha contado el heredero de Shylock. Y lleva razón. No veo yo por qué las víctimas de la crisis, los cinco millones de parados, los niños hambrientos o los enfermos sin sanidad no acuden a votar contentos a las urnas. Lo que sucede es que el discurso populista les ha crispado. Por suerte el banquero nos instruye también en el hecho de que, para sacar el país adelante, "no hay atajos ni fórmulas mágicas, hay que atenerse a lo que hay. Lo demás son deseos y sueños de una noche de verano" (Shylock citando a Shakespeare: se me caen lágrimas de gozo).

Hay que reconocer a estos banqueros que hacen mejor las campañas electorales que los políticos, porque Mariano Rajoy hubiera sido incapaz de entender la letra con la que González enhebró su hermoso discurso. Y tiene razón cuando nos dice que no hay atajos. Hay hatajos. Y él forma parte de ellos.

Mientras, ya se ha dicho, Manuela Carmena detenía un desahucio en Madrid.

Populismos de pata corta contra millonarios de pata negra. Qué difícil nos están poniendo lo de ir a votar. Angelitos.

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