Rosas y espinas

España balbucea

 

5697f24696c45Andan diciendo nuestras encuestas y nuestros más doctos tertulianos que unas elecciones inmediatas beneficiarían a PP y Podemos y serían fatales para PSOE y Ciudadanos. Eso demuestra que la gente anhela certidumbres, postulados claros, derecha o izquierda. El votante que le ha quedado al PP considera que el país solo puede sobrevivir bajo la tutela de los nietos del franquismo, con sus cajas b, su presidente con presunto sobresueldo en negro, sus ángeles de la guarda y sus toquillas, y sus otros infinitos choriceos diferidos. La solidez de este voto conservador siempre me hace recordar a mi amigo José Luis Sanchís, ex presidente mundial de los consultores políticos: "En México explican muy bien la razón por la que sobreviven los corruptos. Es casi un lema entre sus electores: roban pero hacen". La fortaleza del PP es que ya no engaña a nadie. Así que hay que asumir que existe en España un banco electoral dispuesto a ampararse bajo la seguridad de una organización mafiosa que deambula entre el congreso de los diputados, los salones de la Audiencia Nacional y las celdas de las cárceles españolas. Según las demoscopias, casi uno de cada tres electores españoles estaría hoy dispuesto a otorgarles de nuevo su confianza.

La fortaleza de Podemos es totalmente antónima. Su votante creciente y fiel (de momento) lo que desea es incertidumbre. Como en aquel viejo chiste en que un franquista se dirige a las masas: "O yo o el caos". Y la gente grita: "El caos, el caos". El gran valor de Podemos es su inexperiencia, su no saber robar ni gobernar, sus bebés diputados y su hoja de parra adánica como programa electoral.

En España crece un conflicto entre lo totalmente viejo y lo totalmente nuevo que deja en la cuneta a lo que no es ni lo uno ni lo otro: o sea, a Ciudadanos y al PSOE.

Albert Rivera se desinfla porque a nadie le queda bien un traje cuando tienes que llevar el bote de tres en uno en el bolsillo para que no te chirríen las bisagras. Y el PSOE se ahoga cada vez más en su funambulismo de pretenderse una derecha izquierdista, un centralismo periférico, y una rosa ecologista con espinas de plástico irreciclable.

La volatilidad de las encuestas, que ya corrigen los resultados electorales antes de que se haya formado gobierno, viene a refrendarnos a los españoles que todavía no sabemos quiénes somos ni quiénes queremos ser. España es hoy un pirandeliano personaje en busca de autor. La patria de los apátridas ideológicos.

Lo malo es que con estos disparejos mimbres ahora existe la urgencia de formar gobierno. Nadie quiere elecciones. El PP y P´s porque no se creen las encuestas y el PSOE y C´s porque se las creen demasiado. En el plano estético, el paisaje es encantador. El Congreso y el Senado hoy balbucean como el bebé de Carolina Bescansa, que se ha convertido en todo un símbolo de lo que somos, de lo que fuimos y de lo que queremos ser. Va a ser interesante presenciar cómo crece este enano llamado (la nueva) España.

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