Rosas y espinas

La momia de Franco

Estoy seguro de que la momia de Franco se despierta inquieta cada noche, y vaga por el monasterio de Cuelgamuros hasta la alborada, aburrida porque en la muerte ya no hay nadie a quien matar. El único rato algo entretenido que tiene la momia de Franco cada noche es cuando, al salir la luna, levanta su lápida de tonelada y media con un solo brazo y yergue su metro y medio como un campeón. Después pasea un rato por la cripta, donde no hay nada nuevo que mirar. Todo sigue igual que en el día de su entierro. Y se aburre. La momia de Franco se aburre.

La momia de Franco, una vez momificada, pensaba que en el Más Allá iba a vivir experiencias nuevas e indescriptibles. La gloria eterna. La encarnación icónica del espíritu de la raza. Una operación de laringe para curar voz vicetiple. Pero no. Cada noche la momia se despierta, levanta con un solo huevo su mármol tonelado de eternidad, y solo ve la misma cripta. Pasea entorno a ella y se aburre.

Yo no dudo de que los españoles seamos capaces de sacar a Franco de su cripta. Lo que me parece más difícil es que seamos capaces de salir, algún día, de su cripta los españoles.

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