Rosas y espinas

Cada loco con su tema

El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, da una rueda de prensa tras reunir este viernes a los presidentes autonómicos de su partido en Madrid. EFE/ J.P. Gandul
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, da una rueda de prensa tras reunir este viernes a los presidentes autonómicos de su partido en Madrid. EFE/ J.P. Gandul

Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy acaban de unir sus respectivas biografías ejemplares para solicitar a la Corte Penal Internacional que persiga y detenga al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y a todo el Gobierno chavista, por "terrorismo de Estado". Desde el otro confín de los océanos, Benjamin Netanyahu se debe estar partiendo el páncreas de la risa. Los creadores del GAL, la invasión criminal e ilegal de Irak, y la policía patriótica continúan quitándole trabajo a los caricaturizadores.

Yo no sé qué tendrán los venezolanos para inclinarnos tanto y tan contumazmente al ridículo. No hay que olvidar que, en 2019, nuestro amado líder Pedro Sánchez reconoció solemnemente a Juan Guaidó como presidente del país caribeño. Una injerencia en la soberanía de otro Estado que, es verdad, compartió con otros líderes europeos, y que obtuvo los contundentes resultados que hoy observamos. Tengo entendido que Guaidó vive plácidamente en Miami.

Volviendo a España, en esta divertida semana hemos asistido a la puesta en escena de Alberto Núñez Feijóo como inquilino de La Moncloa. O casi. Se hizo fotografiar con sus presidentes autonómicos en el madrileño Palacete de los Duques de Pastrana, romántico edificio cuyas columnas evocan las de la residencia presidencial, y se le veía tan contento que yo creo que Sánchez haría bien en prestarle la casa por un día para el próximo evento. Sería un acto de generosidad hacia aquel que no fue presidente con los nazis y los independentistas catalanes porque no quiso.

En redes, el despiporre ha sido generalizado. Varios tuiteros han coincidido en describir la foto como un "complejo [no consejo] de ministros". Y el periodista y compañero Gerardo Tecé, que es más malo que el hambre, asegura en X que "al acabar la rueda de prensa ha estirado los brazos en horizontal y se ha alejado poco a poco diciendo brun-brun en lo que podría tratarse de un viaje en Falcon".

Pero, como devoto ayuser desde que la lideresa madrileña era tan solo jefa de prensa del perro Pecas de Esperanza Aguirre, yo me quedo con mi Isabel. Ni Corte Penal Internacional ni moncloas de playmobil. Díaz Ayuso es más de Chenoa: cuando tú vas, yo vengo de allí.

Este jueves, Agustina de Chamberí se ha cansado de tanta democracia de los cojones y ha pedido a los barones regionales de su partido que le hagan la cobra a Pedro Sánchez y se nieguen a reunirse con él para tratar el tema de la financiación autonómica. Es una manera de volver a llamar a PS "presidente ilegítimo", pero en plan gore, que es el género que más le va a la responsable de los 7.291 ancianos muertos en las residencias durante la pandemia.

Todos nos hemos reído con Ayuso menos, al parecer, precisamente esos presidentes autonómicos interpelados, que quizá se la cogen con papel de fumar y no son tan amantes de un golpe de Estado en forma de huelga de silencio. ¿Qué democracia puede haber si nuestros líderes democráticos se niegan a dialogar con la segunda máxima autoridad del país? Sin duda la que ama IDA: ninguna.

Si hasta Pablo Iglesias, íncubo y súcubo del republicanismo más feroz y quemacuras, acudió amablemente a la Zarzuela a regalarle libros a un rey heredero de Franco. Se llama responsabilidad institucional. Hay líderes independentistas que se niegan a estrechar la mano de Felipe VI: es su manera de refrendar que no se sienten españoles. Están un su derecho. El vicepresidente Pablo Iglesias no podía permitirse tal desplante, a pesar que sabía que sus comilitones y votantes iban a observar la estampa con previsible desagrado. Incluso, podía arañarle un número indeterminado de votos.

Hace ya tiempo que numerosos columnistas y todólogos coincidimos al escribir que Ayuso se está volviendo más independentista que los puigdemontes y los otegis. Y yo no sé si en esta ocasión ya se ha pasado un par de pueblos. El dumping fiscal que practica Ayuso desde Madrid no solo está atrayendo riqueza a la capital. Se la está arrebatando al resto de comunidades, incluidas las gobernadas por el PP. Por una vez, dirigentes del PP y de otras formaciones, incluidos independentistas, están abiertos al diálogo y la busca de consenso, según se desprende de la negativa a seguir las instrucciones de IDA de despreciar no solo a PS, sino la misma gobernabilidad del país.

De la reunión convocada por Feijóo en la falsa Moncloa, han salido reproches más que directos a la ocurrencia ayusera: desde Moreno Bonilla al murciano López Miras. Una de las grandes fortalezas de IDA fue, hasta ahora, actuar desde una aparente soledad. Pero en esta ocasión quizá se ha quedado demasiado sola. Demasiado independentista. Demasiado Ayuso incluso para ella.

Más Noticias