Ruido de fondo

España cañí

He pasado unos días fuera de España, desconectado de la realidad, y al volver me encuentro con un tipo, cuyo apellido no me dice nada, pero que se ha convertido en protagonista de la vida política por haber hablado del ácido úrico en las vaginas rasuradas y de la carne prieta de las chicas jóvenes. El tipo se justifica diciendo que hablaba a micrófono cerrado. Pero eso no limpia sus modales y tampoco explica por qué los que dirigen las televisiones públicas prefieren para sus programas a plebeyos en vez de personas de cierta educación.

Me encuentro también con la infamia racial del supuesto izquierdista ("En Andalucía no paga impuestos ni Dios") y con su eterna queja contra Madrid. Pero ¿quién es Madrid? ¿Mi anciana abuela es Madrid? ¿Los rumanos que hacen la obra sin IVA en el baño son Madrid? ¿Los del Aleti son Madrid? ¿Los de la Penya Blaugrana Cercle Català de Madrid son Madrid? Cuando Puigcercós dice Madrid, ¿no querrá decir PSOE, que al fin y al cabo es el que manda? Sí, PSOE, el mismo PSOE con el que su partido ha gobernado durante cuatro años en Cataluña.

Y para rematar la bienvenida a la tierra, los incontinentes, esos chicos que no se pueden aguantar aunque lo intentan, esas jóvenes generaciones a las que se les afloja el esfínter en cuanto los mayores se descuidan. Brillante idea, chicos, la del videojuego para cazar inmigrantes e independentistas, pero que deja libres a los tipos que clasifican mujeres según el ph de su flujo vaginal.

Y lo peor de todo es que García Berlanga —también me he enterado al volver— se ha muerto y nunca más fotografiará a estos ridículos personajes del sainete nacional, parodias de sí mismos, representantes de la España más casposa, más intransigente y más cañí.

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