La Universidad Juan Carlos I, institución pública de la Comunidad de Madrid, ofrecerá entre sus cursos de verano uno que ya ha conseguido publicidad gratuita en todos los medios de comunicación. Se titula Periodismo y corrupción política y está dirigido por el profesor Juan Luis López-Galiacho. Entre sus invitados y ponentes figuran el ex presidente de Cantabria, Juan Hormaechea, condenado en 1994 por un delito de malversación y otro de prevaricación, y que cobrará alrededor de 600 euros de nuestro dinero por ilustrar a los presentes con su experiencia; y el inefable José María Ruiz-Mateos, encarcelado por alzamiento de bienes. Iba a ir también también Julián Muñoz, procesado en el caso Malaya, pero a última hora la Universidad se ha echado atrás y casi me estropea la columna. Del curso se podrá decir cualquier cosa salvo que no esté impartido por gente preparada. Oigo en la tele al profesor López-Galiacho defender su programación, diciendo que la universidad no puede quedarse al margen de la sociedad. Claro que no: la universidad pública tiene que contribuir a la podredumbre social que han iniciado las cadenas de televisión con Antena 3 a la cabeza, tiene que blanquear con su respetabilidad académica la corrupción política y económica para que esa sociedad siga envidiando —en vez de repudiar— al que se enriquece por medios ilícitos. Pero el circo, señores, no ha hecho más que empezar. Todavía no hemos aplicado Bolonia y nuestras universidades más jóvenes ya están funcionando con criterios empresariales. Un curso tan indecente como este es el resultado de aplicar el liberalismo económico al competitivo mercado de los cursos de verano. Hay que atraer a la  gente como sea, y la mierda abre un mundo de infinitas posibilidades para todos aquellos que quieran saber.