Ruido de fondo

¡Viva Fernando Pastor!

Si yo fuera empresario, querría que Rouco, Camino y Cañizares (RC&C) estuvieran en el consejo de administración. Son competentes y fieles a la empresa. Hay quien dice que son ellos, con su obsesión por las células y los condones, los culpables de que el catolicismo esté de capa caída, pero no es verdad. Ellos son ortodoxos. Si hay culpa, será del jefe o quizás de la propia doctrina, que tiene dificultades para bajarse la última actualización. RC&C hacen su trabajo admirablemente. Una prueba: con Zapatero han conseguido lo que la Iglesia católica jamás logró con Suárez, Calvo-Sotelo, González y Aznar: que no haya fecha para la autofinanciación de los católicos. Hasta el Concordato contempla la conveniencia de que la Iglesia católica se busque la vida antes o después. De la Vega no solo les ha dado más dinero; se lo ha dado indefinidamente. "No os fallaré", dijo Zapatero cuando ganó la primera vez. ¿Se lo decía a los católicos? Miro boquiabierto a RC&C cuando defienden la necesidad de olvidar solamente a los mártires de la fe republicana, cuando sostienen que el crucifijo es el símbolo de la libertad, y cuando aseguran que esta sociedad está podrida. Basta ya de hacerles escarnio. Si conquistan influencia y dinero público es porque hacen bien su trabajo. Somos nosotros, los laicos, los católicos con sentido común, los ateos, los agnósticos, los republicanos, quienes merecemos una colleja por indolentes y perezosos, por no ser capaces de organizar un movimiento civil que plante cara a los clérigos y les diga hasta aquí hemos llegado. Por eso: viva Fernando Pastor, el padre que ha llevado a los tribunales el crucifijo. Que Dios lo bendiga.

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