Ruido de fondo

Vivan las cadenas

Los socialistas de González hicieron un buen trabajo domesticando a los militares tras el 23-F. No era un trabajo fácil limpiar la mugre de aquel Ejército. Me acuerdo de mis superiores en la mili allá por el 81, y no se parecen en nada a los militares que ahora se marchan al extranjero en misiones de guerra encubierta. España ha cambiado mucho desde entonces. Tanto que hoy quienes dan miedo ya no son los generales, sino los jueces del Supremo y los miembros del CGPJ. Esa astracanada casposa de los Valera y Robles contra Garzón o el mercadeo de puestos judiciales indican que la transición todavía está por hacerse en la judicatura.

Los usos democráticos tampoco han calado en la CEOE, dirigida hoy por un presunto y sus secuaces. Proponer la esclavitud como medida para salir de la crisis revela su catadura moral, indica una alarmante indigencia intelectual y pone en evidencia una tosca preparación técnica que no ve más allá del beneficio a corto plazo. Pero, ojo, la zafiedad nunca ha estado reñida con la astucia. Estos tíos son unos zorros. Han conseguido convencernos de que los culpables de la crisis económica somos los asalariados de clase media. Han conseguido que veamos razonable la jubilación a los 67 y las nuevas reglas de cómputo para las pensiones. Y esto es sólo el principio. Lo del contrato basura para los jóvenes no ha sido ninguna ocurrencia. Ha sido una manera de señalar el terreno de juego. Lo sueltan y si cuela, cuela. Y sí no, dan un pasito para atrás. Pero la agenda queda marcada: reinvertir sus beneficios o reducir sus márgenes son temas que no están en el orden del día. En adelante aquí se hablará sólo de si conviene o no que los jóvenes esclavos lleven cadenas.

 

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