Ruido de fondo

El clero unido jamás será vencido

Mientras escribo no se sabe si el espabilado pastor de Florida va a quemar Coranes o no. Lo único seguro es que sus 50 feligreses y las correspondientes cuotas mensuales se elevarán al cuadrado, si es que no se han multiplicado ya.

Pero al margen de su habilidad para hacer dinero con el fanatismo, este asunto es un indicio más de que la razón ha cedido un terreno irrecuperable en su vieja pugna contra el poder de las religiones. Porque lo de Florida no es un conflicto entre moros y cristianos. Ni siquiera es un acto de quema de libros. O lo es, pero en solo en la superficie. En el fondo de esta payasada y de sus tragicómicas consecuencias lo que se dirime es la influencia del clero en la vida civil.

No sé si habéis visto la foto corporativa de todos los líderes religiosos de Estados Unidos, encabezados por un clérigo católico, rogándole al listillo de Florida que no ofenda a ninguna religión. Más que curas, parecen ejecutivos del sector defendiendo su modelo de negocio: no se puede permitir que los Libros dejen de ser sagrados, vienen a decir, es la base de nuestro tinglado; hoy es el Corán, sí, pero mañana puede ser la Torah y pasado mañana la Biblia.

Lo que está sucediendo se veía venir cuando muchos periódicos occidentales se negaron a reproducir aquellas caricaturas de Mahoma. No querían ofender al Islam, dijeron. Pero en realidad era miedo. Un miedo comprensible, pero devastador. Un miedo del que se benefician a la chita callando las llamadas religiones pacíficas. Todas ellas se están convirtiendo junto al Islam en sistemas ideológicos intocables. Pase lo que pase en Florida, han vencido los curas.

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